Contra el perroflautismo
El sueño de la razón produce perroflautas
por Balsa Cirrito
Me viene a la cabeza la película Arriba Hazaña, en la que salían, entre otros, Fernando Fernán Gómez, Hector Alterio, José Sacristán y Quique San Francisco. La película se basaba en una novela de Vaz de Soto. El argumento venía a ser algo como lo que en seguida cuento:
La acción se sitúa en el internado de un colegio religioso, en los años cincuenta o sesenta del siglo pasado, y donde los alumnos están hasta las narices del régimen severísimo que rige allí. Los curas son terribles, y los muchachos sufren una intensa opresión político religiosa. Pero los chicos encuentran algo que molesta a los curas. Los curas estaban siempre hablando mal de los rojos y de los ateos, y maldecían a Voltaire y a Manuel Azaña. Los muchachos deciden entonces instaurar una especie de resistencia, y para ello utilizan la figura del que fuera presidente de la II República Española, Manuel Azaña. Pero como quiera que nunca habían visto escrito el nombre del político republicano, sus pintadas decían: “¡Arriba Hazaña!”, con h, que es como creían que se escribía. Por supuesto, los alumnos no tenían ni puta idea de quién era el líder republicano, pero lo utilizaban para luchar contra la opresión. Por absurdo que parezca, ocurre lo mismo en la España actual.
Dicen las encuestas que el partido preferido de los jóvenes entre 18 y 24 años es Vox y, a la vez, muchas voces de la izquierda denuncian el auge entre ese mismo sector de la población de la figura de Franco. ¿Saben los jóvenes quién fue Franco? Lo dudo mucho. Pero sí que saben lo que hay ahora. Y saben que se encuentran un mundo – al menos ellos lo perciben así - donde la dictadura del perroflautismo acogota cualquier deseo de libertad. Es acojonante, pero a la vez es lógico. Imagínense. Los jóvenes pasan por el colegio, por el instituto y por la universidad, y en todos lados reciben un adoctrinamiento perroflauta que no hay más que pedir. Si es grave lo de escuelas e institutos, lo de las universidades casi no puedo describirlo, ya que se supone que estas deben ser los templos del saber, y se han convertido en las cuevas del dogmatismo.
Sé de lo que hablo. Soy lo suficientemente veterano como para haber conocido los estertores de la escuela franquista, y puedo decir que el adoctrinamiento actual es igual o superior al de entonces. Es cierto, ya digo, que lo que yo viví en la escuela fue el final del régimen, pero prácticamente no recuerdo que me hablaran de política o de Franco. En el aspecto religioso si que nos sorbían el seso con una pajita (y con la pajita no me estoy refiriendo a un legendario e infausto director de los Salesianos), pero, después de todo, los colegios a los que fui eran religiosos, así que mis padres sabían donde me metían.
El movimiento perroflauta es esencialmente totalitario. Pero totalitario a lo bestia, como si se tratara de una religión estricta e implacable (igual por eso le tienen tanto cariño al Islam). Si no sigues al pie de la letra las revelaciones del politburó ultrafeminista o del gran Klan LGTBI+, eres un machista machirulo o un homófobo. Si alguien dice que aceptar menas mayores de edad procedentes de un país como Marruecos, que no está en guerra y que tampoco está en situación crítica ni mucho menos es un sinsentido, se le cataloga de racista asqueroso. No hay matices. El problema, el gravísimo problema, es que los perroflautas creen estar en posesión de la verdad, y quienes se creen en posesión de la misma siempre son dictatoriales. No les interesa discutir, porque entienden que ya han alcanzado el estado de sabiduría absoluta, y cualquier corrección les parece que es igual que poner tachaduras sobre las tablas de Moisés. Pero como gran parte de la población, yo diría que la mayoría de la población, pasa de ellos, el método elegido para convencer a los ciudadanos es el de las leyes represivas, que disfrutamos de un montón de esas.
Y las que vienen. He leído – no sé si se aprobado – que hay prevista una norma para impedir el consumo de alcohol donde haya niños presentes (las ferias de primavera de Andalucía van a ser divertidísimas, y el Tío Pepe no va a llegar ni al primo Basilio). También que se van a prohibir los desplazamientos en vehículos con una sola persona, y la DGT ha amenazado con tal medida. Ya he hablado alguna vez de la petición de algunos grupos LGTBIeros para que no se permita a los ginecólogos decir a los padres cuál va a ser el sexo de los hijos, ya que esto, dicen, puede provocar que se les predisponga hacia un género u otro (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡).
No dudo que las intenciones iniciales de los perroflautas fueran buenas. De hecho, creo que son buenas. Pero igual les pasaba a los bolcheviques, y terminaron creando una monstruosa dictadura. Ya lo dijo Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”. Y el perroflautismo es eso, un sueño. La historia crea muchas paradojas, pero una de las más cachondas es la que he mencionado al principio: Franco se reivindica como símbolo de libertad. Si a cualquier español de 1978 le hubieran dicho que iba plantearse una situación semejante, se habría reído como un loco, pero, sin embargo, tiene sentido. Hay algo que la juventud odia: la matraca. La gota malaya ideológica que un día y otro día golpea con los mismos dogmas.
Por supuesto, la dictadura perrofláutica no será eterna, pero el miedo, mi miedo, es que cuando caiga sea sustituida por un monstruo igual de feo. En EEUU, hartos de perroflautas (allí lo llaman cultura woke) han puesto de mascarón de proa a un botarate cósmico como Trump. Por eso, un servidor, que no se considera fanático de nada, es fanático de una cosa: de la moderación.






























Rafael | Viernes, 18 de Abril de 2025 a las 13:27:22 horas
Debería a usted darle vergüenza decir tantas sandeces en un mismo artículo. No sólo ha cometido usted varios delitos de odio seguidos, sino que ha vomitado una mentira tras otra sin despeinarse. Ni están en proyecto esas leyes que usted dice, ni existe ningún tipo de adoctrinamiento en ninguna parte, pues estamos en la era de la información y el conocimiento mundial está ahí, al alcance de la mano de cualquiera. La moderación que usted dice tener no se aprecia por ninguna parte de este artículo, más propio de otras épocas y de otros regímenes con menos libertades.
Lea, amigo, y aprenda a respetar sin insultar ni tachar de dictadores a los que no piensan como usted. Vaya a la universidad, o regrese (si es que alguna vez se dignó a pisarla) y verá que no son acertadas sus afirmaciones.
Un saludo
Accede para votar (0) (0) Accede para responder