La memoria nos hace libres
Mientras leía la novela de Antonio Fuentes, “Los leones de Rota”, la memoria me transportó a otra obra que nada tiene que ver, ni en la temática ni en el periodo en que transcurre la trama, con la obra del escritor roteño. Me refiero a “El arpista ciego” de Terenci Moix.
Se preguntarán por qué recordé al autor catalán mientras me adentraba en las páginas de “Los leones de Rota”. Escribió Terenci Moix en aquella ficción ambientada en la Cultura egipcia: “El olvido es la negación total. Cuando mueren los recuerdos empieza un espacio parecido a la NADA. No dejamos sólo de existir para nosotros mismos, sino también para los demás. Por eso, el olvido puede convertirse en el gran señor de la venganza, porque mata lo que ni siquiera la muerte consiguió matar”.
Recuperar episodios de personajes y acciones de nuestro pasado más reciente como ha hecho Antonio Fuentes es algo que tiene mucho valor. Lo contrario, sepultarlos para siempre con la pesada loza de la amnesia, es condicionar la Historia, es como si nada hubiese ocurrido.
Es lo que consigue Antonio Fuentes en su obra, abrir en canal esa parte de la Historia de nuestro pueblo que muy pocos se han atrevido a destapar y que todavía algunos prefieren que no se hable de ello.
El autor narra los actos de aquella pandilla de saqueadores y asesinos que sembraron el terror en los pueblos de la sierra de Cádiz y Málaga. Expone de un modo objetivo los crímenes de ambos bandos de la contienda, aunque se centra en esa banda de falangistas de la que aún hoy, los más mayores, tienen miedo de relatar.
No se le puede negar el gran trabajo de investigación llevado a cabo antes de atreverse a iniciar su relato.
En él aparecen personas que, los que somos “adultos mayores” o “ancianos jóvenes” según se sienta cada uno, hemos llegado a conocer.
A través de sus páginas descubrimos que aquellos falangistas que formaron la Centuria de Los leones de Rota, no estaban bien mirado ni siquiera entre los militares franquistas y la Guardia Civil que se había unido a los que se levantaron contra el Gobierno de la República debido a su extrema crueldad. ¡Ya tendrían que ser sanguinarios para que, a otros que fusilaban y perseguían sin miramientos, les escandalizase sus acciones!
En aquella pandilla de terroristas (hoy lo denominaríamos con ese término) no sólo había falangistas, también presos comunes que cumplían condenas en el penal de El Puerto de Santa María y personas de ideología de izquierda que tuvieron que elegir entre perder sus vidas o alistarse en la Centuria de Fernando Zamacola.
Antonio Fuentes nos recuerda que el miedo se instaló en Rota una vez empezada la Guerra Civil. Aquí no se sufrió la guerra. Las ciudades de la Bahía de Cádiz fueron las primeras que el bando golpista consiguió adherir. Aquí la sangre derramada fue sólo la de los republicanos roteños. Han transcurrido ya casi noventa años del apresamiento de sindicalistas y concejales roteños y todavía sus descendientes no tienen un lugar donde llevar flores a sus difuntos. Algo está claro: lo habían asesinado sólo por la ideología que defendían. Estas personas no habían matado a nadie.
La memoria mantiene viva los recuerdos, También, en cierto modo, es una forma de sentirnos libres.
rebelderota | Viernes, 21 de Marzo de 2025 a las 10:27:53 horas
Sinónimos de fascismo/falangismo: autoritarismo, totalitarismo, dictadura.
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