‘Día Internacional de la Mujer’. Desde el punto de vista calendario, este ocho de marzo es el 67º (sexagésimo séptimo) día del año en el vigente calendario gregoriano o el sexagésimo octavo (68.º) si el año es bisiesto, quedando en cualquier caso 298 días para finalizarlo. Y poco más que decirle del día que resulte significativo a este respecto, salvo el hecho de que cierto ministro “logsero” del siglo pasado, más que sexagésimo séptimo hubiera dicho sesenta y sieteavo; que no es que no sea significativo desde el punto de vista gramatical, claro que lo es, solo que apenas es relevante desde el punto de vista humano pues al fin y al cabo solo era un ministro. Otra cosa es si lo vemos desde el punto de vista social, ya que el ocho de marzo resulta ser un día cargado de significado pues desde hace casi medio siglo, 1977, el día está reconocido oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como ‘Día Internacional de la Mujer’, originalmente ‘Día Internacional de la Mujer Trabajadora’.

Ley de la economía. Es decir, ya no es de la mujer trabajadora, ¿me quiere decir qué sentido tiene el calificativo laboral?, estamos ante una matización, ésta de trabajadora, que no sólo es innecesaria sino, quizás, discriminatoria así que bien quitada está. Siempre la inevitable y universal ley de la economía. Como saben es un día en el que se conmemora la lucha de la mujer por su participación en la sociedad y desarrollo integro como persona, pero eso sí, en pie de igualdad con el hombre, no de cualquier otra forma, lo que está muy bien, o mejor dicho, lo que debe ser. Lo que no está tan bien y no debiera ser, es que haya que dedicar un día para ello, una mala señal ésta, tener que dedicar un día para recordar lo que está mal. Ojalá que no hubiera que dedicarle una fecha, no ya a este asunto sino a cualquier otro problema del ser humano pues sería una prueba de que no existe. Una celebración por cierto bastante más reciente de lo que algunos pueden pensar, si bien la idea no es nueva, no, ni mucho menos. ‘El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres’.

‘Lisístrata’ de Aristófanes. Le decía que la idea no era nueva porque, aunque echando cuentas desde 1977 la celebración tiene sólo cuarenta y ocho (48) años, resulta que hay antecedentes literarios que se remontan a cuatro siglos antes de Cristo. Es decir, en la antigua Grecia, dónde si no; está visto que siempre tendremos que beber de los clásicos. Y nos llega de la mano del dramaturgo griego Aristófanes, en concreto de una de sus obras principales, ‘Lisístrata’, representada por primera vez en el 411 a. C. Así que la obra ha cumplido más de veinticinco (25) siglos, que se dice pronto, y sin embargo ahí está, como si no hubiera pasado el tiempo por ella, es lo que tienen los clásicos, que nunca pasan y su temática es de plena actualidad. Estamos ante una obra que se ha convertido con el tiempo en un símbolo del esfuerzo organizado y pacífico a favor de la paz, un esfuerzo eso sí algo peculiar porque en esta obra las mujeres griegas, con la ateniense Lisístrata al frente, se negaron a mantener relaciones sexuales con sus maridos si no deponían las armas. Qué me dice, una huelga sexual contra los hombres, para que pongan fin a una guerra física; lo que no sepan y puedan las mujeres, por cierto, Lisístrata significa en griego “la que disuelve el ejército”.

Revolución Francesa. Liberté, Égalité, Fraternité. Pero no es el de Lisístrata el único antecedente histórico, si bien tuvieron que transcurrir veintitrés siglos desde los clásicos para poder encontrar el siguiente Fue durante la Revolución Francesa, ya sabe, ese conflicto social y político con fuertes periodos de violencia que convulsionó el vecino país gabacho, y por extensión otras naciones de Europa durante toda una década, la que transcurrió desde 1789 hasta 1799. Fueron en esas duras circunstancias cuando las mujeres parisinas pidieron, marchando hacia Versalles y bajo el lema de libertad, igualdad y fraternidad, el sufragio o voto femenino, como un elemento esencial del sufragio universal y la democracia. El mismo que hace referencia no solo al derecho a votar y ser elegidas para desempeñar cargos públicos, sistema electoral para la provisión de cargos, sino también a la lucha por su reconocimiento como derecho político y constitucional, conocido también como sufragismo. Uno femenino que, bien es cierto, no llegaría a hacerse efectivo hasta el siglo XX, sabido es que las cosas de palacio van despacio y que la mujer tiene un solo camino para superar al hombre: ser cada día más mujer.

Revolución Francesa. Ciencia y técnica. Es probable que hace casi dos siglos y medio se viviera la mayor transformación social en la historia humana, en dos etapas consecutivas y relacionadas: la ya citada Revolución Francesa de 1789 y la posterior Revolución Industrial Británica de 1848, que trajeron una más que notable aportación al desarrollo de la ciencia y la técnica. Sirva de botón de muestra la introducción de un nuevo sistema métrico, del que derivaría nuestro actual sistema métrico decimal, y que tan definitivamente influyó en lo que es el mundo en la actualidad y hacia dónde va. Una ciencia en la que la mujer representa ni más ni menos que su cincuenta por ciento, una igualdad que servirá para crear una mejor ciencia y en la que debe ocupar el puesto que le corresponda, de acuerdo con su capacidad, sin necesidad de cuotas ni nada por el estilo.

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FUENTE: Enroque de ciencia