Seguramente, la fiesta alemana que más conocen ustedes sea el Oktoberfest, que, como su nombre indica, se celebra en octubre, y en la que los buenos bávaros se clavan una cerveza tras otra hasta que les estalla la vejiga. Para ello, visten sus tradicionales vestidos regionales, los pantalones cortos de tirantes y el sombrero tirolés los chicos, y el corpiño sexy con blusa blanca de encaje para las chicas. Se juntan, pues, en el Oktoberfest un montón de hombres y mujeres alrededor de unas largas mesas con salchichas y jarras de a litro de Paulaner, y empiezan a cantar las canciones sentimentales que los alemanes gastan para estos casos. Sin embargo, atentos al dato, una nueva tradición parece imponerse en el país germánico, tradición de la que surgen otras nuevas formas de diversión. ¿Cuáles son? Pues lo vemos en el siguiente párrafo.

La primera es la fliegende syrische, o fiesta del sirio volador, y que consiste en que un sirio se pone al volante de un vehículo, cuanto más grande y más masivo mejor (el conductor sirio da igual el tamaño que tenga, con un sirio modelo estándar nos vale), y se sitúa en una calle en la que haya un festival popular (si se trata de un festival religioso cristiano, todavía más divertido), para a continuación arrollar a todos los transeúntes. Lo bueno que tiene el fliegende syrische es que se puede celebrar en cualquier momento del año, y de hecho, casi todos los meses hay alguna buena función. Digo más, se está exportando a otros países, y en España ya tuvimos una en Cataluña de gran calidad.

Otra novedosa fiesta de Alemania es la Afgana Messerfest, o fiesta del cuchillo afgano. ¿En qué consiste la Afgana Messerfest? Huy, pues es tan divertida que casi no puedo explicarla sin reírme. Verán ustedes, qué gracia, se trata de que un afgano (si es paquistaní también nos vale) coja un cuchillo con hoja de treinta centímetros y empiece  a pinchar a personas, preferentemente a MESIs (o Menores Sí Acompañados), con dos grandes tendencias, la de pinchar a MESIs que viajan en un tren o la de pinchar a MESIs que van por la calle. Tanto esta como la fliegende syrische tienen otra ventaja que no he mencionado, y es que no hay que gastarse dinero en un caro traje regional: con un chándal falso de Adidas vale.

Nos queda una tercera fiesta alemana la arabisch vogeln también llamada en algunos sitios Scheiße maurisch, que podemos traducir como folleteo arábigo o trincamiento moruno. ¿Cómo se juega al arabisch vogeln? Pues muy sencillo. Se junta una buena tropa de arabischen o de maurischen, pillan a una o a varias mujeres alemanas, y luego le dan una buena sesión de jincamiento no consentido. Su mejor momento fue el Año Nuevo de 2015, donde varios miles de mujeres alemanas participaron en una sola noche en tan típica diversión, que sigue prácticandose bastante aunque no concentradada en una sola fecha, sino durante todo el año. Tengo entendido que el arabisch vogeln se está extendiendo mucho en Euskadi, pero que allí (ya sabemos que los vascos son muy particulares) le llaman arabiarra izorratu.

En fin, son las nuevas tradiciones europeas. (La semana que viene hablaremos de los juegos del Trump, esto es del europeans fucked, del mexican-canadian fucked, del ucranian fucked, del palestinian fucked, del golfo de Méjico fucked y del Bellinghan’s fuck off. Quien no se divierte es porque no quiere).