Contra el perroflautismo
SCH’MA ISRAEL
por Balsa Cirrito
Reconozco que soy proisraelí, y ya el hecho de comenzar la frase diciendo “reconozco” es una anomalía, porque implica cierto grado de culpa, lo cual no tiene sentido.
Por supuesto, ser proisraelí en España es una irregularidad. La prensa española es propalestina hasta la campanilla, y la desinformación (voluntaria) sobre el eterno conflicto árabe israelí llega a veces a resultar estúpida. Y digo estúpida porque cuesta trabajo creer como los medios españoles asienten a todos y cada uno de los dislates que emana el bando palestino. Un ejemplo. Las cifras de muertos árabes de este último asalto del eterno combate son falsas. Los periodistas son conscientes de la mentira, pero les da igual. Y digo que son falsas porque en todos y cada uno de los enfrentamientos producidos a lo largo de la historia los palestinos han inflado los números entre un 30 y un 50%. Pero eso no es lo peor. Vamos a suponer que los datos sean ciertos. En las cifras de víctimas palestinas (y da igual cuándo leamos esto) los niños siempre son una mayoría abrumadora. Casi la mitad. Y llama la atención como el racional Occidente no pone reparos a una circunstancia espeluznante.
En todas las guerras del mundo se trata siempre de proteger a los niños sobre todas las cosas. Pongamos por ejemplo la guerra de Ucrania, bastante más larga que esta última ocupación de Gaza y bastante más mortífera. Pues bien, en Ucrania, entre cientos de miles de muertos ucranianos, los niños no llegan a mil. Sin embargo, en Palestina hablamos de decenas de miles de bajas infantiles. ¿No hay ningún periodista occidental de los que hacen propaganda para Hamas que se pregunte por la razón? ¿O, más bien, la saben pero prefieren callar la boca? Y la razón es que los palestinos colocan a sus niños en lugares donde puedan morir. Escudos humanos, los llaman. Pero, total, se dicen los lame kufiyas, ¿para qué vamos a criticar a los pobres palestinos con todo lo que sufren? Pues, hombre, a quienes colocan a sus propios niños para que los liquiden, bien se les puede echar una crítica, aunque sea pequeñita, digo yo. Para no discutir, en Youtube hay vídeos donde los responsables de Hamas reconocen que lo hacen, que colocan a niños como human shields. Ante esto, ¿qué dice Occidente? Pues Occidente dice “¡Hijos de puta judíos!” No deja de ser chirriante.
La izquierda-izquierda, ya saben sumarianos, podemitas e hinchas del Rayo Vallecano, odian especialmente a Israel. A Yolanda Díaz (bueno, y a Ione Belarra, a Irenita, a Iglesias…) se le ha escapado en alguna ocasión algún grito pidiendo el exterminio de los israelitas, como el famoso “Desde el río hasta el mar”. Y es extraño. Lo digo porque, en teoría, deberían apoyar como locos a Israel. ¿Por qué? Ahora lo cuento.
Para empezar, Israel fue fundado por izquierdistas judíos que huían de las persecuciones. De hecho, las únicas propuestas comunistas de la historia que no han sido un fracaso económico absoluto son israelíes: los kibbutz y los moshav. La diferencia entre el trato que se le da a los gais en Israel y en Palestina (o en cualquier tierra de turbantes) se mide en parsecs por lo enorme que es. De hecho, Tel Aviv es el paraíso gay de Oriente Medio, donde todos los homosexuales del mundo 0.0 en alcohol y antijalufo se sienten libres como para soltar todas las plumas que esconden en sus respectivas tierras desérticas. Sobre la condición de la mujer casi mejor no hablar. O igual sí, porque, precisamente, la libertad de las mujeres judías fue uno de los motivos iniciales del foso entre árabes e israelíes. Recordemos que el primer país del mundo que incluyó a las mujeres en el ejército en pie de igualdad con los hombres fue Arabia Saudí… ¿He dicho Arabia Saudí? Era una broma, hombre, quería decir Israel. Además, el uniforme militar de las mujeres judías en aquellas calurosísimas tierras irritaba profundamente a la morisma. Imagínense que llevaban pantalones cortos; sí, pantalones cortos que mostraban indecentemente sus redondos muslos. Intolerable para los buenos hajs. Una curiosa paradoja es que la única población árabe que vive en democracia es la de… ¡Israel! Más de dos millones de árabes son israelíes.
Podría seguir. Hablando por ejemplo de los premios Nobel de ciencia israelíes comparados con todos los de la totalidad del mundo árabe (ganan los israelíes por goleada). O podría mencionar que los judíos se encontraron en la primera aliá (u ola migratoria) una tierra prácticamente deshabitada y abandonada de la mano de Dios, fuera cual fuera el Dios al que imploráramos. Podría añadir que los judíos convirtieron en un vergel lo que antes era un desierto, siendo en la actualidad una potencia agrícola. Podría… Pero no sigo por ahí.
Algo terrible (y en lo que no voy a entrar a fondo por no extenderme) es cómo se cuenta la historia en los medios occidentales, y, en general, la idea que tienen los ciudadanos europeos, que viene a ser la siguiente. En Palestina vivían unos felices y pacíficos árabes que, repentinamente, se vieron invadidos por riadas de inmigrantes judíos, que, apoyados por el vil imperialismo estadounidense, expulsaron a los buenos palestinos nativos, quienes, desde entonces, se ven oprimidos por un insoportable yugo lijudi. Lo curioso es que ni una sola de estas afirmaciones es cierta. En realidad, y por paradójico que parezca, la mayoría de los palestinos llegó después de los judíos, atraídos por la prosperidad económica. Y esto es comprobable incluso matemáticamente.
Vayamos a ello. Cuando comenzaron a llegar judíos a Palestina, en la primera aliá, en 1880, esta era una tierra bajo dominio turco, con una escasísima población. Había menos de 10.000 seguidores de la ley mosaica por aproximadamente medio millón de mahometanos. Quédense con los números. En la actualidad, sumando los árabes de Cisjordania, Gaza e Israel son más de siete millones, es decir, catorce veces el número inicial. Y eso sin contar a los emigrados a otros lugares. Catorce veces es un número disparatado. Para ponerlo en perspectiva podemos decir que si la población española hubiera crecido al mismo ritmo que la palestina, hoy seríamos 250 millones de españoles. Preciso es confesar que si se está cometiendo un genocidio sobre los palestinos, es una mierda de genocidio.
Los atentados de Hamas del 7 de octubre de 2023 generaron una curiosa indiferencia en España. Imagínense que un grupo de portugueses invade Huelva asesina a casi dos mil personas, torturándolas y violándolas, en el caso de ser mujeres, y que se llevan unos cientos de rehenes que no les da la gana soltar. Por supuesto, los portugueses nunca harían eso, porque son europeos y racionales, pero los hamasitas, sí. Y no es que Israel tuviera algo que ver. Llaman a Gaza territorio ocupado, pero hacía casi veinte años que ni un solo soldado judío pisaba su suelo. Pues así vive Israel, con la perenne amenaza de unos vecinos que quieren exterminarlos. Repitámoslo. Quieren exterminarlos, y así lo han proclamado muchas veces. No sé, a mí no me parece que la situación israelí sea muy chachi, la verdad, y si me pongo en su lugar, entiendo muchas cosas.
Por supuesto, y voy terminando, no creo que todo lo que hace Israel esté bien. Hay cosas que me parecen ventajistas e inmorales, pero también entiendo que al estado hebreo se la pela todo a estas alturas. Están tan acostumbrados a la censura europea, hagan lo correcto o no, que ya no le ven la gracia.
Hay quien presenta a los palestinos como un pueblo inocente. No estoy muy seguro. Han tenido decenas de oportunidades de lograr la paz. Hoy podían ser un territorio como Singapur en vez de la mierda que padecen. Y Hamas no llegó al poder por obra de Allah, sino por voto de los gazatíes. Cuando hablan de la inocencia palestina me acuerdo de una chica alemana judía secuestrada el 7 de octubre en el fatídico concierto por la paz que celebraban los judíos. Días después – igual vieron las imágenes – un grupo de milicianos llevaba su cadáver a un pueblo de Gaza. El cuerpo de la joven era un guiñapo. Le habían roto todos los huesos. La habían violado infinitas ocasiones. Pues bien, cuando los milicianos llegaron al pueblo gazatí, cientos de personas, incluyendo mujeres, se abalanzaron sobre el cadáver, escupiéndolo y vejándolo incluso después de torturada. Cientos. De personas. Escupiendo. Al cadáver. No sé, tío, eso no se lo he visto hacer a los israelíes.
Evidentemente, los palestinos son unos desgraciados. Sin ser conscientes, se han prestado siempre, durante su corta historia (Palestina nunca ha sido un país), a servir a los intereses de otros. Siempre he sostenido la idea de que si los palestinos dejaran de tener “amigos”, sus problemas hace mucho que se habrían solucionado. No se verían obligados a mostrar esa intransigencia suicida que les lleva donde les lleva. Dicho de otra manera: han renunciado a vivir buenas vidas por intereses que no son los suyos. Una pena.

































Juanjo | Sábado, 15 de Febrero de 2025 a las 15:54:16 horas
Que si fachoide que tú te lavas con ariel, como franco el culo, para no dejar huellas.
PD: hoy Israel libera a 369 rehenes y palestina a 3 presos. Aunque lo definan al revés las cifras son claras
Hasta luego Sionistas
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