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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 08 de Febrero de 2025

Terraplanismo en el siglo XXI

[Img #246955](Continuación) «¿Sigues defendiendo que la Tierra es plana?» Como se suele decir en términos futbolísticos el periodista, con toda la intención del mundo, “se la dejó botando”, forma coloquial para describir una situación en la que se tiene una oportunidad muy clara que no se puede desaprovechar. Y vaya si pudo. «¿Que si sigo defendiendo que la Tierra es plana? Yo hasta que no me demuestren la esfericidad o la curvatura en el horizonte, es imposible ... o hasta que me enseñen cómo se curva el agua en los océanos, es imposible». «A lo mejor me podéis decir que estoy 'chalao' ... pero estoy seguro de que pasarán años y años y al final la verdad sale a la luz ... os llevan engañando desde que habéis venido al mundo, sois un poco unos ‘pringaos’ ... La Tierra es plana, sin ningún tipo de dudas». Unas asertivas, inconexas y casi ofensivas afirmaciones de Poves, tras la cual le inquirieron con lo siguiente.

 

«¿Si la Tierra es plana, tiene un final?» Una pregunta cargada de lógica que el terraplanista se apresuró a responder que ; como seguro sabe, según la no ciencia del terraplanismo nuestro planeta es una superficie circular plana, rodeada por una pared de hielo y cubierta con una cúpula en la que “sale” y se “pone” el Sol todos los días. Y la prueba de que tiene un final y que ese muro existe (para que no se caiga el agua, debe ser) es que no dejan llegar a nadie a la Antártida, no está permitido un viaje con ese destino, como lo lee; según él, es algo que todo el mundo sabe, si intentas llegar allá, a medio camino te hacen volver, vamos que «No me han dejado ir con los pingüinitos». Ése fue su peregrino y del todo ridículo argumento, como si no existiera una infinidad de evidencias, pruebas, documentos, expediciones y testimonios de miles y miles de personas que la han visitado y siguen visitando cada año.

 

‘Obras son amores y no buenas razones’. Sin embargo, él hace oídos sordos a dicho argumentario y sigue afirmando que se cree que no dejan llegar hasta ella, y dice “se cree” porque, curiosamente, él no lo ha intentado nunca, por lo que no lo ha visto en primera persona, y eso que afirmó que «... cuando me retiré del futbol [lo hizo con solo 24 años] viajé por el mundo, por 50-60 países...». «Podía estar en Chiapas, ... conocí una rusa y me fui tres meses a Cuba, acabé en Río de Janeiro ... Yo llevaba una hamaca y he dormido muchas veces en la calle. Ahora vivo de una manera austera» ¿Y durante esos años de viaje por tantos países del mundo, no se le ocurrió ir a la Antártida en busca de su imprescindible y según él inexistente prueba de la “redondez terráquea?, pregunto. No sé, pero me barrunto que quizás estemos ante otro caso, más frecuente de lo aconsejable, de hablar mucho pero no hacer nada, o sea que, a lo peor, no va a ser cierto lo de los pingüinos.

 

¿Mira que si la razón de no dejarnos llegar hasta allí es para que no veamos cómo, de vez en cuando, se cae un pingüino, uno de las seis especies que allí viven, por cualquiera de los bordes del precipicio del continente más austral de la Tierra, allá en el hemisferio sur del planeta? ¿Deberíamos entonces hablar de terraplatismo o de terrapalanganismo, quizás? Bromas aparte, estamos ante una crédula y paradójica conducta protagonizada por una supuesta persona “escéptica”, que necesita sin embargo ver la curvatura del planeta con sus propios ojos, para creerlo, curioso argumentario el suyo ¿Credulidad selectiva? ¿Ignorancia absoluta? Ad absurdum. Por ir terminando con de darle una visión algo completa de nuestro terraplanista del esférico, ¿oxímoron pseudocientífico?, sepa que sus credulidades y ocurrencias no quedan en el mundo deportivo o en la forma de nuestro planeta, no. Se extienden hasta el infinito y más allá -vaya por Dios hoy estoy de derivas oximorónicas-, unos límites del conocimiento humano que él defiende con el mismo fervor y viveza, sin ambages alguno.

 

Otros exabruptos conspiranoicos. Entre otras ideas descabelladas, Javi también se ha hecho famoso en redes sociales y programas de televisión por expandir populismos relacionados con la no existencia de las dos Guerras Mundiales del pasado siglo, la falsedad de la pandemia de la COVID-19 o afirmaciones del tipo «El Vaticano es el dueño de la tierra», una especie de antañón latifundismo que viene desde el imperio romano. Ya, lo sé, son afirmaciones algo bruscas, pero es que Javi, quien asegura haberse matriculado en Historia y tener que abandonar los estudios ante las mentiras que estaba escuchando, también dijo «Empecé a estudiar historia en la universidad y lo dejé porque creo que es lo peor que puedes hacer. Lo peor es ceñirte a una visión ...». «... No me creo nada; yo sé que en España los votos los trabaja Indra... No me creo las votaciones. Todo está manipulado», y en esas está. Todo es una farsa menos lo que él cree que no lo es, sólo por el mero hecho de que así lo quiere creer, y en ese caso no necesita de prueba alguna, ya ve cómo funciona su mente. Después y en un terreno más personal manifiesta «Tuve familia que era bastante franquista y bastante republicana, al punto de coger las armas... La historia depende de lo que te cuenten». Ah, también está lo del hombre en la Luna, ya sabe, la estupidez insiste siempre.

 

CONTACTO: [email protected] 

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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