Contra el perroflautismo
Dos cosas buenas de Trump y una que me mosquea
por Balsa Cirrito
Pues he encontrado un par de cosas buenas de Donald Trump, que no todo van a ser aranceles, amenazas y comida grasienta. De hecho, una buena, y la otra, muy buena. Y otra más que… Pero vayamos por partes.
La primera, es que ha prometido desclasificar todos los documentos secretos relativos a los asesinatos de los hermanos Kennedy y de Martin Luther King. Un servidor, igual que todos ustedes, se ha mamado unas cuantas películas, encabezadas por la excelente JFK, sobre el asunto, y un número no menor de documentales. Confieso humildemente que todo el rollo ese de quién mató a JFK me fascina, y que he leído una buena decena de libros sobre el asunto. Por supuesto, no creo que haya grandes revelaciones en los documentos que se van a dar a conocer, pero seguro que surgen nuevas incógnitas, y eso es lo que más me gusta. Lo bonito no es saber exactamente cómo ocurrieron los hechos, sino fantasear con fundamento sobre cómo pudieron ocurrir. Los misterios resueltos, como todos sabemos, carecen de encanto.
En España, en nuestra historia reciente, no tenemos tantos enigmas. Puestos a decir, solo se me ocurren dos. El primero, quién mató a Carrero Blanco. Hay una serie española que se puede ver en RTVE Play sobre el asunto, muy, muy buena (y una película italiana, de Gillo Pontecorvo, más bien flojita). La serie a la que me refiero, en su tramo final, acaba teniendo un estupendo aroma a la mencionada JFK. El segundo misterio reciente es el golpe de estado del 23 F, sobre el que hay películas, series y bastantes libros, pero me temo que es demasiado cercano como para que se desclasifiquen documentos especiales.
Pero he dicho que Trump ha prometido dos cosas buenas. Esa era la primera. La otra, la mejor, es reanudar la carrera espacial. Ha asegurado que EEUU llegará a Marte, lo cual me parece extraordinariamente importante y positivo. Como asimoviano (de Asimov) confeso que soy, experimento una enorme atracción por los viajes espaciales. Y no se trata solo de atracción estética, sino que pienso que estos viajes son la esperanza de la humanidad. El gran problema psicológico al que se enfrenta el ser humano terrícola desde hace unas décadas es la ausencia absoluta de Terra incógnita. No hay un centímetro del planeta que no haya sido escrutado por los satélites, lo cual nos causa, como especie, una visible ansiedad. No existe nada por descubrir. Ningún lugar a donde huir. Recordemos que muchos de los mayores descubrimientos geográficos de la historia se han producido precisamente por personas que huían de su tierra. Plantearnos de nuevo la conquista del universo es, lisa y llanamente, la empresa más noble y excitante a la que nos podemos dedicar. Y si hubiera una competición entre EEUU y China, como la hubo entre la URSS y los americanos en el siglo XX, la evolución y los adelantos serían rapidísimos. De hecho, si aquella competencia entre rusos y americanos no se hubiera detenido, hace mucho tiempo que habríamos visitado otros planetas del Sistema Solar. Igual tendríamos hasta colonias en otros mundos. Estoy por decir que solo por eso merece la pena soportar que el pelirrojo haya llegado a la Casa Blanca y tener que aguantar todas sus chulerías y desplantes. Me hace, pues ilusión, mucha ilusión. Expandirnos por el universo, iniciar la conquista del espacio. Es el destino de la raza humana.
Lo último que dije que iba a mencionar no es algo que haya hecho o prometido Trump, pero el hecho de que no lo haya mencionado o prometido es precisamente lo que mosquea. Me pongo en plan conspiranoico. Y la cuestión es que Trump no ha prometido abrir los archivos relativos a los ovnis. Conociendo al personaje y el punto destroyer con el que ha entrado en la Casa Blanca, el hecho de que no lo haya ofrecido significa precisamente que hay algo que ocultar. No flipo, esto es de primero de Lógica Trumpiana. Y además tiene que ser bastante gordo lo que esconde, porque si fuera chiquito lo diría. Aunque, es otra posibilidad, puede que se guarde la carta para cuando las cosas les vayan mal (que en algún momento le irán, como a todos).
Pero cabe que sea supersticioso. John F. Kennedy, de quien hablábamos al principio, pidió diez días antes de que lo asesinaran en Dallas todos los informes disponibles del ejercito americano relativos a los ovnis. No llegó a recibirlos porque palmó. En fin, tantas teorías sobre su muerte, que acusaron a Fidel Castro, a los rusos, a la CIA, a la Mafia o a conglomerado industrial y militar, y a nadie se le ha ocurrido mencionar a los extraterrestres. Puede que Trump se haya acojonado.

































Dario | Viernes, 07 de Febrero de 2025 a las 15:16:01 horas
Si se me permite opinar el ogro naranja no tiene absolutamente nada de weno y lo poco que tuviese lo malo que es más, lo neutraliza con creces.Gobernantes asi lo único que traen es mucho sufrimiento a las gentes sencillas. En cuanto a lo de la carrera espacial si es que es cierto que la reanuda coincido con el comentarista, pero la verdad es que como mucho de lo que dice, luego no lo cumple y se quedará en otro cuento chino con su correspondiente arancel.
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