Memorias políticas de un concejal (VI)
Retomo el relato de mis memorias políticas. Recogí en el presente capítulo una mera anécdota de las muchas que viví como concejal. Si hubiese redactado tantas, en lugar de unas memorias se trataría de un anecdotario. Y no era esa mi intención.
Todos los capítulos, o apartados, de estas Memorias las comienzo con una frase, a modo de entradilla. En esta ocasión elegí una sentencia de un filósofo y escritor francés del siglo XVII.
"Hay situaciones en la vida en que la verdad y la sencillez forman la mejor pareja"(Jean de la Bruyere).
UN NOVATO POLÍTICO
Llegué a la primera línea de la política ya mayor. Cuando digo primera línea me refiero a la obtención del acta de concejal. Había pasado de los cincuenta cuando logré ser concejal. Era un concejal novato con las sienes plateadas.
Al participar en la política en “primera línea” se aprende bastante. Me di cuenta de que la Política no es más que un reflejo de la sociedad en cuanto a comportamientos humanos. Es una actividad noble, pero puede tener diversas vertientes según cada persona.
Descubrí que hay personas que eran concejales porque en realidad no tenían empleo. La concejalía era para éstos un trabajo. Habían hecho de la Política una forma de ganarse la vida, de obtener un sueldo. Me di cuenta de que éstos eran, en general, los menos preparados. Actuaban sólo como peones en el tablero. No podían tomar decisiones sin consultar con las figuras predominantes. Algunos no tenían ni siquiera criterios políticos y, por lo tanto, eran incapaces de defender los valores de la ideología política de sus respectivos partidos basándose en la razón.
Los más preparados tenían empleo. Algunos eran funcionarios en excedencia que habían decidido, en un momento de sus vidas, hacer un paréntesis y dedicarse a la Política. Aunque tengo que decir que para muchos el paréntesis resulta demasiado extenso. También estaban quienes, empezando con intenciones loables, cambiaban al alcanzar el poder, transformando su personalidad , hasta llegar a ser verdaderos desconocidos. O tal vez, siempre subyació ese carácter en ellos. Son los que habían hecho, de su vocación política, una profesión.
En cuanto a los concejales de Izquierda Unida, y no por quedar bien, tengo que admitir que éramos los más “pardillos”. Llevados por el fin de “pelear” desde los local por lograr un mundo mejor para todos, renunciábamos a todo el sueldo (como el caso de mi amigo Manolo Vilela que era profesor y el tiempo que fue concejal donaba todo sus ingresos como tal al partido) o a una buena parte de él para el mantenimiento de los gastos del partido. Nuestras propuestas eran siempre positivas. Nuestras críticas políticas iban en el sentido de que los gobernantes “se pusiesen las pilas”. Eramos cautos, pero insistentes. La gente de Rota, si lo supieran, se sorprendería de los logros que conseguimos sólo con nuestra labor de oposición.
Sí, eramos sencillos. No teníamos “maldad” política. Si denunciamos las horas extras fue porque alguien depositó aquellos documentos en el buzón de correos de nuestra sede. Y, aún así, dimos oportunidades a los gobernantes antes de poner el caso en conocimiento de la Fiscalía.
Tengo que reconocer que cuando nosotros “aún íbamos”, los demás “estaban ya de vuelta”. Esto lo descubrí cuando formamos parte del equipo de gobierno. Me di cuenta de la documentación que exigía los partidos de la oposición cada día para llevar a cabo su labor. A nosotros no se nos “pasaba por la cabeza” semejante papeleo. Es verdad que hacíamos peticiones, pero no “afinábamos” tanto como la derecha ideológica en la oposición.
Recuerdo una anécdota que confirma la bisoñez que me caracterizaba.
Habían pasado sólo unos meses desde que se constituyera el nuevo gobierno de la legislatura 2011-2015. Tengo que empezar diciendo que el PP ganó aquellas elecciones por una diferencia de votos, que apenas llegaba a la centena respecto al que había sido su socio de gobierno durante las dos legislaturas anteriores, Roteños Unidos. Ambos partidos de la derecha roteña habían obtenido el mismo número de concejales, siete cada uno. La suma de ambas fuerzas políticas se mantenían. Seguían sumando catorce concejales entre ambos, pero el reparto en esta ocasión era más favorable al PP local. Habían pasado de una suma de diez concejales ( de Roteños Unidos) y cuatro (del PP), a una de siete más siete, con una ligera ventaja para el PP como he mencionado.
Las declaraciones de la candidata del PP que venía a manifestar, más o menos, que ahora sería alcaldesa por voluntad popular, no gustaron a su socio de gobierno, que decidió dejar gobernar al PP con sus siete concejales, mientras que ellos se mantendrían en la oposición. Se refería así a que antes había sido alcaldesa por la renuncia a la alcaldía del líder del partido ganador. Hay que recordar que Roteños Unidos había obtenido diez concejales y el PP sólo cuatro en la legislatura anterior. El líder del partido independiente, sólo él sabe por qué, renunció a su cargo de alcalde y pasó a ser concejal en un momento de la legislatura (no recuerdo el tiempo transcurrido) y en lugar de designar alcalde al segundo concejal de su lista electoral nombró a la candidata del PP. Aquello (y otros asuntos, estoy convencido) creó un malestar en el partido independiente de tal modo que, con el paso del tiempo, algunas figuras dominantes del partido se marcharon. Alguno pasó a engrosar la lista del Partido Andalucista, y otros, sencillamente, dejaron la política activa.
El gesto de dejar gobernar solo al PP, todos lo sabíamos, iba a durar poco tiempo. Entre otras razones porque Roteños Unidos llevaba en sus filas a personas que dependían de sus emolumentos como concejal para “ganarse la vida” y su posicionamiento en la oposición no les garantizaba las mismas asignaciones económicas que formando parte del gobierno. De todas formas, el líder del partido independiente de la derecha roteña, “puso en cuarentena” a su socia, y durante algunos meses el PP anduvo desorientado intentando gobernar la ciudad con tan sólo siete concejales.
Los partidos de la oposición esperábamos que el pacto se produjese más pronto que tarde, como finalmente ocurrió.
Recuerdo que en una reunión a la que habíamos sido convocados los concejales municipales, entré en conversación con uno de los de de Roteños Unidos. En medio de la charla que manteníamos, alguien avisó a todos los presentes que la reunión iba a comenzar y se pusieron en marcha. Y yo con ellos. Allí estaban todos los concejales del PP y todos los de Roteños Unidos. Como he dicho, me sumé a la comitiva y nos adentramos en el salón donde se celebraban las Juntas de Gobierno local. Una vez dentro hice un comentario en voz alta: “¿Aquí vamos a caber todos?” y añadí: “¡Faltan los concejales del PSOE!”
Sentí la mirada de un concejal del PP y una mueca que valía por toda una explicación. Se me “invitaba” a salir del lugar, porque se habían reunido para concertar el pacto de gobierno. Mi respuesta fue en los términos de, “lo he captado”.
Sin ninguna intención me había introducido en la reunión que iba a restablecer el pacto de la derecha roteña para seguir gobernando juntos.
José Luis Pineda Acosta | Jueves, 19 de Diciembre de 2024 a las 14:29:14 horas
¿Cómo sienten algunos simpatía por Aznar y su gobierno? Con las armas de destrucción masiva asesinó a 500 mil niños, un millón quinientos mil muertos en Irak. Todos pidieron perdón, el se siente orgulloso. Las bombas de los trenes en Madrid fue la Eta. Y la Boda de su hija asistieron la peor mafia de Europa.La derecha cristiana debería ser más sensible.
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