Dani Güiza, a sus 44 años, sigue jugando al fútbol como si no hubiera pasado un día desde sus días en la cima. El delantero, que una vez alcanzó la gloria con la Selección Española en la Eurocopa 2008, aún se calza las botas para jugar en la Primera Andaluza con la U.D. Roteña. Su historia es de esas que nos recuerdan que la pasión por el deporte no se apaga fácilmente. Vamos a repasar su vida futbolística y entender por qué sigue jugando mientras tantos de su generación ya se han retirado.
 

Un sueño que empezó en Jerez

La historia de Dani Güiza empieza en Jerez de la Frontera, su tierra natal, donde comenzó su carrera profesional. Se inició en el Xerez C.D., un modesto club local, pero su habilidad en el campo lo llevó rápidamente a equipos más grandes.

En 2003, se unió al Real Mallorca, donde su carrera tuvo un comienzo discreto, pero todo cambió cuando volvió al equipo en 2007. Esa segunda etapa fue de película, hasta las bet deportivas estaban de su parte: Güiza se coronó como el máximo goleador de La Liga en la temporada 2007-2008 con nada menos que 27 goles, lo que le hizo ganar el Trofeo Pichichi y le aseguró un lugar en la Selección Española.

Y ahí fue donde su vida cambió. Al unirse a la Selección, tuvo la oportunidad de hacer historia al ganar la Eurocopa de 2008. Se codeó con jugadores de la talla de Xavi e Iniesta y fue dirigido por Luis Aragonés, que se convirtió en una figura fundamental en su vida.

Una aventura internacional y el regreso a casa

Después de la Eurocopa, Güiza voló a Turquía, donde firmó con el Fenerbahçe, uno de los equipos más importantes de ese país. A pesar de algunas lesiones y altibajos, dejó una buena impresión gracias a su olfato goleador. Pero como pasa a veces en el fútbol, los caminos pueden ser impredecibles. La carrera de Güiza lo llevó a otros clubes en España y el extranjero, donde también despertó el interés de los aficionados a las apuestas deportivas. Finalmente decidió volver a sus raíces en Andalucía, optando por seguir jugando en el fútbol regional.

Actualmente, juega en la U.D. Roteña, un equipo de la Primera Andaluza, y aquí ha encontrado una nueva versión del fútbol, una que le permite disfrutar sin la presión de las ligas profesionales.

Mirando al presente

En todos estos años, Güiza ha tomado decisiones que lo llevaron a jugar en clubes y países muy distintos, pero si algo tiene claro es que no se arrepiente de nada. "Siempre jugué por amor al fútbol, no por dinero," comenta con una sinceridad que sorprende en un mundo tan profesionalizado. A lo largo de su carrera, las oportunidades para cambiar de equipo y mudarse de país fueron constantes, pero él siempre supo que lo hacía para vivir el fútbol en sus distintas formas y culturas, no solo para incrementar sus ingresos.

Hoy, en la U.D. Roteña, disfruta de una libertad que las ligas mayores no siempre permiten. Aquí, los partidos son menos demandantes, pero el respeto y la camaradería en el vestuario valen más que cualquier trofeo. Dani sabe que sus días en el fútbol de alto nivel han quedado atrás, pero eso no le quita la emoción de pisar el campo y de entregarse al juego, como si fuera la primera vez.