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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 02 de Noviembre de 2024

De los lenguajes taurómaco y popular

[Img #238879]‘Al hilo’. Aunque ve la luz hoy, va ya para algo más de un mes que concebí la idea de esta mi primera Opinión novembrina pues fue pergeñada durante la presentación del libro 'Historia de la tauromaquia en la villa de Rota' de Don Enrique Gómez, allá en las postrimerías del pasado verano, justo dos días antes del equinoccio de septiembre y la consiguiente llegada del otoño; es lo que tienen en común todas las estaciones astronómicas, que duran solo lo que tarda en llegar la siguiente. Pues bien, por cómo se dijeron algunas cosas en dicho acto y conversaciones posteriores, tomé conciencia del asunto que le traigo y que no es en absoluto menor, ya que trata de la influencia del lenguaje taurino en el habla de la calle. De cómo determinados vocablos y frases, que son propias de la jerga del mundo del toro, han terminado por introducirse en el español coloquial, hablado y escrito, de manera que no siempre resulta fácil determinar ni el origen ni el significado de las mismas, tal es el grado de interiorización que han alcanzado. Por cierto, el subtítulo que precede guarda relación con la forma de unir un tema con otro y, como ya se imagina, tiene su origen en el mundo taurino donde se dice que ‘un toro hace hilo’ cuando en la realización de un lance se fija tanto en el torero que le persigue sin tregua poniendo en riesgo su vida, de aquí la importancia de ‘estar al quite’.

 

De la tauromaquia a la calle. En España la fiesta taurina, tal y como la conocemos en la actualidad, tiene ya un par de siglos de existencia y a lo largo de su historia ha generado, a partir de su propia liturgia y las diversas suertes de las que consta este arte, toda una cultura en torno a la lidia que tiene su vocabulario propio y terminología específica. Un proceso natural y lógico no diferente por cierto a lo que ocurre en otras artes como la música, la pintura, la arquitectura o el cine y en diversas profesiones. Todos somos conscientes del lenguaje que se gastan abogados, médicos o economistas, una jerga solo para entendidos o al menos iniciados con la que se reconocen y conforman su seña de identidad, y cuyo desconocimiento implica la exclusión del profano en una conversación o la limitación en su comprensión. Una circunstancia que se agrava en nuestro caso pues se trata de palabras y expresiones que han pasado en gran profusión al lenguaje común, de modo que conocer su significado se hace del todo necesario para cualquiera que aspire a mantener una conversación en castellano. Una tauromaquia entendida en sentido amplio, como conjunto de conocimientos y actividades artísticas, creativas y productivas, incluyendo la crianza y selección del toro de lidia, que confluyen en la corrida de toros moderna y el arte de lidiar, y que desde 2013 está declarado Patrimonio cultural español, digno de protección en todo el territorio nacional (Ley 18/2013 de 12 de noviembre).

 

‘Cartucho de pescao’. Entre las muchas expresiones taurinas presentes en el habla coloquial le traigo un par de “cartuchos” y no precisamente de “pescaíto frito”. Abierto el primero nos encontramos con ‘ponerse el mundo por montera’, ‘estar para el arrastre’, ‘echar un capote’, ‘coger al toro por los cuernos’, ‘estar al quite’, ‘atarse los machos’, ‘caerse del cartel’, ‘cortarse la coleta’, ‘un lleno hasta la bandera’, ‘pinchar en hueso’, ‘rematar la faena’, ‘vergüenza torera’, ‘tener mano izquierda’, ‘dar una larga cambiada’ o ‘hacer una faena de aliño’. Y en el segundo ‘ser un marrajo’, ‘hasta el rabo todo es toro’, ‘no hay quinto malo’, ‘estocada hasta la bola’, ‘pegar la ‘espantá’, ‘ver los toros desde la barrera’, ‘dar pases de castigo’, ‘pasar en falso’, ‘tomar el olivo’, ‘no tener ni un pase’, ‘salir por pies’, ‘crecerse en la faena’, ‘para desmonterarse’, ‘capear el temporal’, ‘cambiar de tercio’, ‘estar hecho un toro’, ‘dar una larga cambiada’, ‘un brindis al sol’, ‘entrar al trapo’, ‘crecerse en el castigo’ y tantas, tantas, otras.

 

El toreo es poesía en movimiento’. Muchas de las cuales han calado en diferentes ámbitos de la sociedad adaptando su significado taurino lo que viene a suponer, no ya una forma de enriquecer el castellano, que también, sino una muestra del arraigo que tiene el toro en la cultura popular española. En este sentido valga la frase que intitula más arriba, del polifacético capitalino Octavio Paz galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1990 y el Premio Cervantes en 1981, donde se evidencia al toreo como protagonista de una manera de entender la belleza, un modo de sentir conmovedor y una fuente de inspiración que afecta al espíritu. Algo inexplicado tal vez, pero ¿inexplicable? Por motivos que no hacen al caso, hace unos días me llegaron al correo estas líneas: “Estoy para el arrastre, y como no me eches un capote, me va a pillar el toro; me gustaría ponerme el mundo por montera y coger el toro por los cuernos, pero doy la espantá, me caigo del cartel y me corto la coleta”. Cómo se queda, le dejo aquí pero no olvide que ‘hasta el rabo todo es toro’, vamos que marchando otra de metáforas.

 

CONTACTO: [email protected] 

FUENTE: Enroque de ciencia

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