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Redacción 5
Miércoles, 23 de Octubre de 2024

Contra el Perroflautismo

La madre de todas las perroflautadas

por Balsa Cirrito

[Img #237954]Conozco a una joven roteña que se ha quedado embarazada hace poco. Cuando acudió a la ginecóloga, en su segunda o tercera visita, la doctora le preguntó si quería saber el sexo del nasciturus.  La madre dijo que desde luego, así que la ginecóloga le anunció lo que venía: “Será un niño”, dijo. “¡Estupendo! Fíjate que yo quería un varón”, respondió muy contenta la joven embarazada. Y entonces la doctora le contó lo mejor del asunto.

 

                - Has tenido suerte – dijo la ginecóloga -, porque dentro de no mucho estará prohibido.

                - ¿Prohibido? ¿Qué va a estar prohibido? ¿Tener varones?

                - No, eso no, aunque tampoco lo descarto. Lo que van a prohibir de aquí a pocos años es informar sobre el sexo del bebé antes de nacer – viendo la sorpresa de la joven, la doctora terminó de explicarle -. Los grupos que defienden la ideología de género están en contra de que se diga a los padres el sexo biológico, porque entienden que coacciona al niño futuro para elegir género, y defienden que la persona deber ser libre para decidir si va a ser cisgénero, o no binario, o lo que sea… Si los padres ya lo consideran niño o niña, creen que distorsionarán su camino.

               

La chica embarazada se quedó muy sorprendida, aunque yo, cuando me lo contó, lo vi   consistente dentro de la lógica becerra de quienes se autodenominan progresistas. Piensen un instante. Si a alguien que tiene pito le decimos que es un niño, resulta que lo estamos llevando por mal camino. Y si no lo tiene y le sugerimos que es una mujer estaremos cometiendo una especie de delito sexual. Todo perfecto, ¿no? Porque, ¿habrá algo más absurdo que llamar mujer a una persona solo porque tenga vagina, útero, diferentes patrones cerebrales, cromosomas distintos, le salgan tetas pero no barba, sufra menstruaciones, pueda quedarse embarazada y odie el fútbol, eh? ¿habrá algo más discriminatorio y heteropatriarcal y antiinclusivo y poco sostenible?

               

En realidad, lo que me sorprende no es que se proclamen estas insensateces, sino que tras oírlas no salgamos durante la noche a la calle para aullarle a la luna y convertirnos en hombres lobo, que así por lo menos no vamos a tener problemas de identidad.

              

Comenté antes que, pese a todo, veo lógico que se digan estas cosas, porque el camino que llevamos recorrido es el que es. No se gana Zamora en una hora ni nos lavan el cerebro en un día. Hace quince años estas payasadas nos hubieran hecho reír. Hace diez un poco menos. Hace cinco  parecerían discutibles. Y ahora hay mucha gente que las considera razonables. Porque primero nos sueltan una ración y dicen que solo van a llegar hasta ahí. Luego añaden que no, que se habían equivocado y nos dan un poquito más. Más tarde se arrepienten de lo dicho y añaden que esta es la última, pero nos lanzan unas cuantas cucharadas de propina. Al final, nos obligan a todos a llevar faldas. En fin, lo que viene siendo el muy reputado método Goebbels que tantas glorias dio a Alemania.

               

Lo que sí me sorprende es esa obsesión por triturar la sociedad, por desquiciar – que no mejorar – los modelos en los que, al fin y al cabo, nos hemos criado absolutamente todos. Hay grupos con auténtica neurosis destructiva, que solo disfrutan con la desunión universal. Y no es algo que diga yo, lo dice, por ejemplo, la Federación Andaluza LGTB, que en su página web nos enseña cosas como esta hablando del concepto de cisgénero: “Es posible que, con la cantidad de términos que existen dentro del colectivo LGTBIQA+, a veces puedas sentirte un poco perdide en cuanto a significados. Debido a que estamos en continua construcción y que seguimos buscando etiquetas que puedan dar nombre a todas las realidades que vivimos, es normal que algunos significados se escapen de nuestro control”. Traduzco: no tenemos ni puta idea de lo que somos, pero vamos soltando por nuestra boca todo lo que se nos ocurre, y cuidadito con llevarnos la contraria, que como nos chinches vamos a ir diciendo por ahí que no reciclas la basura y que nunca has ido a un restaurante de comida palestina.

               

Aunque la palabra clave del texto que he copiado es la de etiquetas. No creo que haya nada más desagradable que esa furia por etiquetar a todo el mundo. Parece mentira que un colectivo como el de los gais, que tanto y tan injustamente ha sufrido precisamente por llevar una etiqueta, se empeñe ahora en etiquetar a todo lo que se menea (lo de menea no lleva ninguna connotación, cuidado). Esta manía por catalogar a todo el mundo me parece propia de sociedades autoritarias y hace que nos venga a la cabeza lo que practicaban los nazis, casi de modo literal, y que, además, no solo nos viene del mundo perroflauta, sino que la taxonomización a la que estamos sometidos nos llega en todos los aspectos de la vida.

               

Pero no me quiero perder. No sé si llegará a aplicarse esta propuesta de prohibir que los ginecólogos anuncien el sexo de los niños, aunque si existiera un gobierno con presencia de sumarianos o podemitas no me cabe duda de que se haría realidad en un corto plazo. Resignación, cosas similares estamos viendo y Troya no ha ardido. Pero, tranquis, que el mundo seguirá girando.

               

Y ya que estoy lanzado y me he venido arriba, una última cosita. Con mucha frecuencia me topo con gente que me acusa – por escrito o de viva voz - de atacar a los homosexuales, lo cual, dicho sea desde el respeto y la tolerancia, viene a ser una gilipollez del tamaño y forma de la giralda de Sevilla (también esto último lo digo sin segundas). Estar en contra de la homosexualidad es como estar en contra de que haga frío en invierno o de que las castañas asadas huelan a castañas asadas, sencillamente porque se trata de una realidad que existe y que existirá independientemente de lo que yo o cualquier otro opine. De lo que sí estoy en contra es del activismo LGTBI, como, en general, estoy en contra de todos los activismos, ya que casi siempre terminan convirtiendo causas nobles y respetables en causas estúpidas y descerebradas. El activismo LGTBI resulta, además, especialmente irritante porque prácticamente nadie le para los pies. Se siente como un movimiento impune que puede hacer o decir lo que le venga en gana, ya que sabe que casi todo el mundo tiene miedo a que lo llamen homófobo o voxero. Los primeros activistas gais, aquellos que participaron en el Orgullo de 1977 eran unos héroes y heroínas que se llevaron palizas y detenciones. Los del último no son héroes, no, solo son horteras, porque, queridos niños y niñas, se puede ser legtbiero y hortera, no os quepa duda (y no puedo dejar de pensar en como decaen las cosas, porque hasta hace muy poco tiempo la palabra homosexual llevaba aparejado un aire de distinción, de cultura, de refinamiento y de buen gusto, de gente que amaba la ópera y los pintores renacentistas italianos. Viendo el último desfile del Orgullo no me ha venido a la cabeza precisamente el Renacimiento italiano).

                 

Cuando no queda demasiado por reivindicar – y me pregunto si a los legtbieros les queda algo razonable por reivindicar – los activistas se convierten en totalitarios. Lo mismo ocurre con el feminismo, que parece funcionar con el mismo espíritu que el apartheid en Sudáfrica. Es curioso, pero quienes se autodenominan progresistas le tienen un amor al absolutismo que no hay nada más que pedir. Quién me iba a decir a mí que la izquierda más auténtica iba a gritar: ¡Viva Fernando VII!            

 

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  • Vomitivo

    Vomitivo | Martes, 05 de Noviembre de 2024 a las 20:01:06 horas

    Iba a escribir una parrafada pero no merece la pena. Lo de este “hombre” es simplemente vomitivo. Que asco

    Accede para responder

  • Roteñ@

    Roteñ@ | Martes, 05 de Noviembre de 2024 a las 14:55:03 horas

    Pura demagogía barata! Sr. Balsa cae usted en el absurdismo literario. Ya que hablamos de etiquetas. Son propuestas que hace un determinado grupo que está en su libertad de etiquetar los que le de la gana. Es que la ciencia, la literatura, la sociedad, la política, etc, etc, no etiqueta. Vive usted en un mundo paralelo con sus articulos anti perroflautistas que usted mismo usa una ETIQUETA POLÍTICA. Déjese de escribir chorradas típicas de un tiktoker de secundaria... Ellos pueden pedir lo que opinen. Otra cosa es la realidad. Y bien sabe usted que eso no va a ocurrir si los padres no lo desean! Deje de crear alarmas demagógas para ser leido...
    Yo no veo a usted escribir cosas importantes sobre nuestro pueblo o país. Sólo contra Pedro Sánchez. Ya estaría cuando escribe usted desde una sección que se llama Contra el Perroflautismo.. Que hipocresía la suya cuando es otra etiqueta. El primero en etiquetar es usted desde este medio.
    Todo tonto está convencido; y todos convencidos son tontos. Cuanto más defectuoso es el juicio de una persona, más firmes son sus convicciones.

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  • Hermano Lobo

    Hermano Lobo | Sábado, 26 de Octubre de 2024 a las 12:47:09 horas

    Aparte de expresar opiniónes, que comparto, el artículo es una muestra de fino sentido del humor, muestra y síntoma de inteligencia.
    A seguir.

    Saludos

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  • RebeldeRota

    RebeldeRota | Jueves, 24 de Octubre de 2024 a las 15:37:02 horas

    Buen artículo que dice verdades que muchos no quieren oír . Abajo la tiranía de los lobbys.

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  • Juan Manuel

    Juan Manuel | Miércoles, 23 de Octubre de 2024 a las 16:42:50 horas

    Solamente quiero felicitar a Balsa Cirrito por este interesante escrito. Muy acertado.

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