JUAN GONZÁLEZ LAGOMAZZINI, TODA UNA VIDA AL SERVICIO DE LOS DEMÁS

  

"80 PRIMAVERAS DE ENTREGA PERMANENTE A SUS FELIGRESES"


Parece que fue ayer y han pasado ya 80 primaveras desde que Juan Gonzalez “el padre Juanito” vio la luz en la población hermana de Sanlúcar de Barrameda. Parece que fue ayer y desde entonces su vida ha estado centrada en sus feligreses.

Hace no muchas fechas, vivimos de primera mano sus Bodas de Oro sacerdotales (1956-2006). Toda una vida de trabajo arduo en pro de los más necesitados. Hoy es importante enarbolar una gran bandera en señal de reconocimiento a quien dio al pueblo de Rota más de 50 años dedicado al sacerdocio. Su manera de concebir el trabajo diario hizo de su persona un hombre sumamente reconocido en todas sus facetas. Educativas a traves del instituto de bachillerato, su dedicación al salón del abuelo, su interés mostrado en la edificación de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario Coronada  de Costa Ballena y un sinfín de actividades organizadas que hicieron del padre Juan un ser muy querido y valorado en esta también su población roteña.

No cabe la menor duda que sus padres, Andrés y Mercedes, estarían orgullosos de su manera de ser y trabajar, su espontaneidad a la hora de realizar actividades enmarcadas en hacer feliz a los demás. Su aportación a las hermandades de la localidad y por ende, a las establecidas en su parroquia carmelitana como son la Hermandad  del Rocío, del Amor, Jesús  Resucitado o la Santísima Virgen de la Esperanza.

El padre Juan nació un sábado día 24 de enero de 1931 en la calle Barrameda,  población que es antesala al parque nacional de Doñana y  bañada de mar y río. Su estudios estaban centrados en  humanidades en el seminario de Sanlúcar de Barrameda y más tarde filosofía y teología en el seminario  metropolitano de la capital de la comunidad autónoma andaluza, Sevilla. Recibió su bautismo  y  confirmación en la Parroquia de Santo Domingo de su villa natal,  Sanlúcar  de Barrameda,  forjando su vida sacerdotal con un  párroco que le quería muchísimo, don Antonio Gonzalez Carmona.   Cundiendo bastante su ejemplo en él, siendo la sede donde cantó su primera misa... cuántos recuerdos vividos en la rivera de Doñana. Tras su etapa estudiantil fue ordenado sacerdote por el cardenal Bueno Monreal.

Su primer destino fue la parroquia de San Joaquín de El Puerto de Santa María, más tarde en el pueblo serrano del Gastor en agosto del año  1958. Después de una dura labor de evangelización, pasó a la parroquia de San Benito de la capital hispalense fraguándose una gran amistad con don José Maria Cirarda Lachiondo  y más tarde, en la parroquia de Nuestra Señora de la O con el Rvdo. padre Juan Luengo López. Tras su destino en Rota  se hizo necesaria la creación de una nueva parroquia luchando de manera denodada hasta conseguir realizar su gran sueño, ver edificada la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. Dentro de su lucha por el más necesitado, le llevó a crear  Cáritas adquiriendo la sede del organismo en la plaza de Los Gallos. Luchó para que Rota tuviera su residencia de ancianos, creando  el primer centro de día, el salón del abuelo.

Como docente estuvo trabajando durante 30 años como profesor de Religión, además de todo ello, formó el primer consejo pastoral de Rota con Don Eugenio Gómez Carmona, reorganizó la Hermandad del Rocío, siendo su primer presidente de la gestora, fundador de la Hermandad de los Estudiantes de Sanlúcar.

Por su excelente labor social en nuestra población  y en la Base Naval, fue reconocido con el premio de Roteñista social en el año 1974, Hijo Adoptivo de la villa el día 19 de marzo de 1996, Calabaza de Oro en el año 1999, Urta de Oro por el Ayuntamiento de Rota, Premio Astaroth, Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco, pregonero de la  Semana Santa en  Sanlúcar y Rota, pregonero del Rocío y de la romeria de San Isidro Labrador.

 En aras a su entrega y tesón lucha por la creación de una nueva sede canónica denominada de Nuestra Señora del Rosario Coronada. El Ayuntamiento de Rota le concede el nombre de una calle en Costa Ballena denominada pasaje de don Juan González Lagomazzini.
Hablar de él, es apostar por una persona entregada de lleno a los más débiles, noble, trabajador incansable y fiel a sus principios.
 
A sus 80 primaveras, camino de sumar una más, el padre Juan González se adentra en el capítulo de octogenarios. Para mantener un eficaz estado mental y activo es esencial el apoyo social e instrumental. Clave esencial para explicar la longevidad de nuestro invitado en el día de hoy,  personas que como él,  tienen una actitud generosa hacia la realidad  aceptando aquello que les proporciona la vida teniendo una existencia feliz y despreocupada.

En su pasarela de espíritu, este emblemático párroco carmelitano ha encontrado  la belleza del interior además del esplendor natural que surge de la bondad y confianza en uno mismo.
Tal vez en esa belleza del interior y en esa llama que alimenta buenos pensamientos reside la clave de sus 80 primaveras vividas a través de esa mente lícida y llena de matices que la misma  vida le ha deparado.

Cada campanada de fin de año  es como un mensaje a su cansado corazón de tanta entrega permanente y donde  su mirada de nostalgia es símil de  quien sueña con la lluvia tras los cristales o el frío trepando como la hiedra por las fachadas de las viviendas o esa vieja  calle Barrameda en Sanlúcar que le vio nacer hace ya muchas décadas.

Decía Gabriel García Márquez que  el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
Hoy nuestro amigo Juan , nuestro párroco, nuestro consejero nuestro director espiritual, ocupa un lugar entrañable por su bien ganado espacio en un rincón que aún sin haber nacido en él, es más profeta que cualquier profeta designado de antemano.

El padre Juanito sigue en la estela de sus comienzos aún a pesar de las carencias que ello conlleva. Un abrazo muy fuerte y gracias por tanto amor derrochado en sus 80 primaveras vividas.