¿Somos los seres humanos corruptos por naturaleza como sostienen algunos? ¿O somos “bueno por naturaleza” como afirmaba Rousseau?

El filósofo decía en su tratado “Sobre la Educación” que el hombre puede conservar su bondad natural aunque viva en una sociedad corrupta, a través de una formación educativa adecuada.

Algunos afirman que todos  los seres humanos llevamos un corrupto dentro, que todos somos corruptos en potencia y que cada uno aplica la corrupción en el grado en que puede. Incluso no nos planteamos que algunas de las acciones que llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana las consideremos como corruptas. Preferimos pagar sin IVA, comprar pagando una cantidad en blanco y otra en negro, aceptamos la economía sumergida...pequeñas corrupciones, pecados veniales.

No digamos ya cuando gozamos de ciertos privilegios. Algunos se creen que están por encima del Bien y del Mal alcanzada cierta cima de Poder. Lo leemos a diario. Fíjense que aún no habían transcurrido ni dos días desde que el Partido Popular anunciara una querella en la Audiencia Nacional contra el PSOE por presunta financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias, cuando nos enteramos que Eduardo Zaplana, quien fuera  Ministro en el Gobierno de José María Aznar, ha sido condenado a diez años de prisión como jefe de una trama corrupta.

Al oír y leer los comentarios de los dirigentes del PP, uno se pregunta cómo se atreven estos a hablar de corrupción sin haber aún limpiado del todo las de sus compañeros de partido. El actual Presidente del Partido Popular, Núñez Feijóo, parece ser que tiene que dar explicaciones también de amistades peligrosas, de contratos a afines, adjudicaciones a familiares...

Para evitar todos estos abusos, el sistema democrático pone en marcha una serie de mecanismos con el fin de garantizar la transparencia, permitiendo el acceso a la información pública y que la acción de los responsables políticos se sometan al control del manejo de los fondos públicos. Pues ni así. Los casos de corrupción siguen aflorando como las amapolas en los trigales.

No es algo exclusivo de nuestro país. La corrupción política se extiende a todos los países democráticos. No digamos ya en los regímenes autoritarios o pseudo-democráticos. Hasta los monarcas tienen tendencia corruptas.

En las dictaduras, nadie fiscaliza la labor del dictador de turno. Ocurre ahora y ha ocurrido siempre. ¿Creen ustedes que durante la dictadura franquista no había corruptos ostentado y manejando ellos, falangistas y fascistas, todos los poderes del Estado (el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial)? Pero este tema lo dejaré para otra ocasión. Es importante no olvidar de dónde venimos.

El historiador inglés Lord Acto llegó a decir que “el poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y es que Lord Acto había sido, además de historiador, político.