Septiembre, en muchos aspectos, representa el comienzo. Es como el inicio del año para algunos. Empieza el curso escolar, y también el curso político. También es el inicio del año hidrológico. Esperamos esperanzados que las lluvias lleguen y rompan la tendencia de la sequía de los últimos años. Los ciervos comienzan sus conciertos de berreos.

Comienzan también las repetidas colecciones de todo tipo, desde las típicas de libros hasta las de montajes por piezas de aviones y acorazados, sin olvidar las de cromos de los equipos del campeonato de la liga de fútbol.
Volvemos a oír el tratamiento sobre la depresión post-vacacional, producida por la vuelta al curro tras todo un ocioso mes de agosto. Bueno, las personas que se lo puedan permitir.

En fin, nada que no nos suene.

La que no tiene comienzo de curso es La Sanidad. Las personas siguen necesitando asistir a los Centros de Salud y a los Hospitales Públicos todo el año. En unas épocas más que en otras, dependiendo de los cambios meteorológicos. Por eso, la imagen del político visitando cualquier Centro Sanitario no es tan habitual como verlos eligiendo un colegio para el inicio del curso escolar . Sobre todo si el Sistema Sanitario del que ese gobernante es responsable de su administración no funciona lo bien que debiera, como es el caso de Andalucía.

Con respecto a la Sanidad Pública Andaluza al parecer hay un informe desfavorable de la Intervención Central del SAS sobre el control de los contratos de emergencia durante el 2021 en el que censura a la Junta por abusar de las adjudicaciones a dedo, sin publicidad ni concurrencia competitiva (¿a qué me suena esto?) para obras, servicios y compras de suministros a empresas ligadas al sector sanitario. Casi 300 millones de euros pagados a empresas privadas ignorando el informe del inventor.

El asunto no es baladí. Sobre todo porque, al parecer y según el Órgano de Intervención, existe un contrato en el que la Junta adjudicó a dedo por la emergencia de las obras y esta se realizó por fases durante trece meses. Ese periodo de tiempo contradice la naturaleza misma del concepto “emergencia” y los requisitos legales para justificar una adjudicación a dedo sin publicidad no concurrencia.

Desde el Gobierno de la Junta se defiende la total transparencia de estas contrataciones a dedos. Reclaman a la oposición política a que denuncien si consideran que ha habido mala praxis (¿a qué me suenan estas palabras?). Al parecer el berreo no sólo se produce en Cazorla o los Alcornocales.

El asunto en cuestión supone una novedad dentro de las reiteraciones que suele ofrecer el mes Vendimario.
A ver cómo acaba el tema.