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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 21 de Septiembre de 2024

Acerca del otoño 2024

[Img #235143]Otoño astronómico. Poco más de veinticuatro horas después de que esta mi Opinión sea pública, habrá acabado el verano astronómico y comenzado el correspondiente otoño, sabido es que una estación dura lo que tarda en llegar la siguiente. Algo que en el hemisferio norte desde donde tecleo estas líneas, tendrá lugar mañana domingo 22 de septiembre a partir de las 14:44 horas, hora oficial peninsular española, Ceuta, Melilla y Baleares, una menos en Canarias ya sabe. Una estación astronómica intranual, como la primavera y el verano, que durará 89 días y 21 horas (concluye el 21 de diciembre con la llegada del invierno astronómico) y se corresponde en el hemisferio sur con la llegada ese mismo día del inicio de la primavera también astronómica, unos cambios que están regulados en este caso por el equinoccio de septiembre del domingo.

 

Equinoccio, dos instantes en el año (marzo y septiembre) en los que el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración (del latín aequinoctium (aequus nocte), “noche igual”), estando el Sol situado en el plano del ecuador celeste, y que algunos en el hemisferio norte llaman equinoccio de primavera y otoño y otros, en el hemisferio sur, de otoño y primavera por razones obvias. Una cuestión de punto de vista que sin duda induce a error o cuando menos a confusión, así que mejor decir equinoccio del mes correspondiente y que cada uno diga de qué estación se trata, según el hemisferio en el que se encuentre. Pero yendo a lo que vamos, el caso es que queda poco, muy poco, para que empiecen los días fríos y digamos adiós al calor al menos por el calendario, y es que una cosa es el otoño astronómico y otro el meteorológico que parecen igual pero no son lo mismo; en cualquier caso, valga la sabiduría popular del refranero, Mañanitas de niebla, tardes de paseo.

 

Otoño meteorológico. Le recalco lo de los dos otoños porque como es probable sepa, según el campo de la ciencia desde el que se hable existen dos: otoño astronómico y otoño meteorológico. Por orden de aparición el primero y quizás el que menos le suene, es el otoño meteorológico que empezó a las 00:00 (horario peninsular) del pasado domingo 1 de septiembre y durará hasta las 24:00 del 30 de noviembre (septiembre, octubre y noviembre). Así que cuando estas líneas se publiquen estaremos ya en el vigésimo primer día de esta nueva cuenta atrás otoñal, con una duración de tres meses completos de calendario y que, como todos los otoños meteorológicos, comprende 91 días. Por cierto, a las estaciones meteorológicas también se las denominan estaciones climatológicas, aunque, pensándolo bien, ¿se pueden emplear indistintamente los adjetivos climatológicos y meteorológicos? ¿es lo mismo tiempo y clima? Ahí lo dejo, aunque aquí hay tema.

 

¿Y por qué dos tipos de otoño? El motivo guarda relación con algunas ciencias atmosféricas como la Climatología y la Meteorología que se fundamentan en circunstancias diferentes. Mientras que las estaciones astronómicas lo hacen en la posición de nuestro planeta respecto al Sol y tienen una duración y fechas de inicio y terminación variables, las estaciones meteorológicas se rigen por el ciclo de la temperatura anual, temperaturas medias y condiciones climáticas, duran siempre lo mismo y empiezan y acaban el mismo día. Unas similitudes que tienen importancia práctica pues permiten comparar los datos de los mismos días del año de manera más precisa lo que resulta tremendamente útil en sectores como la agricultura, la planificación urbana y la energía. Ergo este enfoque es clave para los climatólogos. Calabazas coloridas, en otoño recogidas.

 

Curiosidades curiosas del otoño. Empezando por las más evidentes, en general esta estación trae consigo un descenso de temperaturas, aumento de las precipitaciones, menor duración de los días y mayor de las noches, cambio en el paisaje, etcétera. Debido precisamente a esa menor duración de horas solares los árboles, al recibir menos luz, reducen la producción de clorofila, el pigmento verde de las hojas, que al degradarse hacen emerger otros pigmentos como carotenos (naranjas) y antocianinas (rojos) que estaban presentes pero ocultos; pura bioquímica en acción que origina un espectáculo visual único en el que las hojas de los árboles cambian de color volviéndose rojas, naranjas y amarillas antes de caer. Como todas las estaciones el otoño trae consigo sus propios alimentos de temporada como la calabaza, las manzanas, los higos o las setas, no olvidemos que en estos días equinocciales de septiembre tiene lugar la “luna de la cosecha”, la primera luna llena (17 de septiembre de 2024 a las 23:34). Una antañona forma de llamarla que tiene su origen en los tiempos cuando los agricultores dependían de la luz de la luna para cosechar sus cultivos durante la noche, un período de abundancia y preparación para el invierno. Unos cambios que en conjunto terminan por afectar nuestras costumbres diarias: volvemos a utilizar ropa de más abrigo, a comer alimentos más “reconfortantes” o a pasar más tiempo en casa.

 

Melancolía, nostalgia y cambio de hora. Con cierta frecuencia el otoño (y a veces también el invierno) se suele asociar con sentimientos de melancolía y nostalgia, un tipo de depresión conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE) fruto de la combinación de los anteriores factores mencionados. Días más cortos, temperaturas más frías y transición visual y olfativa del paisaje que pueden afectar nuestro estado de ánimo, un trastorno por cierto que aunque menos común también se suele presentar durante los meses de verano. Y ya de la que va, ¿habrá cambio de hora? Pues hasta donde sé, sí, un año más durante la estación del otoño se producirá un nuevo cambio de hora en el que la población española ganará una hora más de sueño. Sucederá en la madrugada del próximo 27 de octubre (último domingo del mes), cuando los relojes marquen las 3:00 horas de la mañana y usted retrase una hora, hasta las 2:00 horas. En Canarias, como es costumbre, sucederá con una hora menos. El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno. (¿Continuará?)

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia.

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