Lo que importa
Entre la última semana de mayo y la primera de junio se publicaron dos noticias antagónicas en cuanto a sus mensajes y contenidos.
La primera destacaba que la pobreza infantil había batido un récord histórico en España. Se leía en su texto que casi el 11% de los niños y adolescentes en nuestro país carecen de los necesario para llevar una vida digna. Según el Análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida 2024, el índice de pobreza infantil había aumentado en casi cinco puntos.
Tres o cuatro días después de este informe se publicó que el número de personas en España con un elevado patrimonio neto pasó de 237.400 millonarios a 250.600 en 2023.
Estos datos no creo que sirva para equilibrar ambas noticias. Más bien ponen de manifiesto que el grado de desigualdad que existe sigue aumentando pese a los esfuerzos económicos del gobierno. El umbral de la pobreza se mantiene por encima de los cuatro millones de habitantes desde hace años.
No es excusa, ni sirve de consuelo, decir que en el conjunto de la Unión Europea, uno de cada cuatro niños están en riesgo de exclusión social (otra manera de definir la pobreza para que no resulte tan violento el titular). Esto significa que casi 20 millones de niños europeos no tienen lo básico para una vida digna. De esa cantidad, dos millones viven en España, lo que nos convierte en el país de la Unión Europea con la tasa de pobreza infantil más alta.
La Democracia tiene que servir, entre otros asuntos, para buscar soluciones a la pobreza, ya que este recurso, el de la indigencia, es aprovechado por los mensajes de la extrema derecha para obtener beneficios electorales.
Precisamente es lo que se ha echado en falta en las comparecencias públicas de los partidos de la derecha de este país nuestro durante la pasada campaña de las elecciones al Parlamento Europeo. No han hablado de los problemas reales sino de “sus propios problemas para alcanzar el Poder”. Se han dedicado a pleitear por la ley de amnistía más que defender sus propuestas electorales. Pareciese que se presentaban a los comicios europeos del pasado día 9 de Junio sin programa alguno. Me pregunto si realmente lo tenían. Lo sorprendente es que les ha ido bien.
En lugar de buscar soluciones para los retos del futuro como europeos, como la erradicación de la pobreza por ejemplo, se han dedicado a insultar y a descalificar a sus adversarios políticos. Qué digo que más que adversarios podían calificarse de enemigos por el comportamiento que demuestran en muchas ocasiones.
Para muestra un botón. Fíjense si les importa solucionar los problemas cotidianos a la derecha ideológica, que el Partido Popular no mencionó en toda la campaña electoral de las pasadas elecciones catalanas el tema de la amnistía. Al parecer, por estrategia no interesaba mencionar este tema por temor a que se les volviese en contra en las urnas. Fue terminar las elecciones catalanas y organizar una concentración en Madrid en contra de la susodicha ley. Lo que importa es ganar las elecciones, ya sea con programa o sin él.
Por no mencionar el guiño que Alberto Núñez Feijóo ha lanzado al independentista Puigdemont. ¿A qué hiede?
MANUEL JESÚS | Miércoles, 19 de Junio de 2024 a las 12:04:13 horas
Te sigues equivocando, Antonio, porque mientras intentas desprestigiar a la ultraderecha con tus artículos ésta sigue creciendo en votos. En estas últimas elecciones ha sacado el doble de diputados que Sumar. Y los problemas de la gente no es la ultraderecha, ni la monarquía o la república, los problemas de la gente es que no llegan a final de mes, que la vivienda está por las nubes y no se soluciona castigando a los pequeños propietarios, que ir al supermercado se ha convertido en un sacrificio enorme. Y sí, hay pobreza infantil pero de eso son responsables los gobiernos central, autonómicos y locales. Y no he visto la propuesta que tiene la izquierda para erradicarla. De la derecha no espero nada pero no se os puede llenar la boca de "progresismo" y luego tener esta lacra. No os votan para que estéis todos los días criticando a la ultraderecha y no aportando soluciones dignas. Porque nunca aportas propuestas y soluciones.
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