EL ACEITE MILAGROSO


  

El Partido Popular está por encima de la media en el ranking nacional de la corrupción. Por supuesto, eso no quiere decir que en el PSOE no haya corruptos, que los hay y muy buenos; o que CIU no disfrute de unos cuantos, que también los tiene, y muy putrefactos; o que la misma IU no disponga, bien que pocas, de sus puntas de choricería entre sus filas. Sólo digo, y creo que se trata de una afirmación casi objetiva, que en el PP se observa una mayor densidad de trincones.

Sorprenden, eso sí, un par de cosas. La primera es la potra que tienen en los juzgados. He perdido la cuenta de los tipos del PP que salen libres de toda culpa, y no por ser completamente inocentes, sino por sentencias que suelen estimar que las pruebas han sido recogidas de forma irregular, por prescripción de delitos o por apreciaciones judiciales del tipo de son culpables, pero tampoco es para tanto. ¿Digo nombres? Pues vale: Palop, Cañellas, Matas, Naseiro, Fabra, Sanchís, Bárcenas, Camps en primera instancia, ahora Marta Domínguez… La lista es más larga que la relación de amigos de Berlusconi, y se explica, quizás, por la forma de acceder a la judicatura en España.

La otra cuestión es lo poco que les afecta electoralmente. Es más, juraría que les beneficia. Estoy por decir que cuando un alcalde del PP de cualquier pueblo de España ve que tiene cruda su reelección le dice a su delegado de urbanismo: “cometamos alguna irregularidad; con un poco de suerte nos meten en el juzgado”. Porque, como todo el mundo sabe, no hay nada que beneficie tanto electoralmente a un digno alcalde del PP como una buena denuncia. A poco que pise el juzgado ya tiene una manifestación de fieles inquebrantables diciendo que se trata de una persecución. Claro que sí.

Podemos preguntarnos por qué ocurre esto. De hecho, vamos a hacerlo: ¿Por qué ocurre esto? Pues básicamente por dos motivos. El primero ya lo he dicho: no les afecta en las urnas. Los del PSOE pasaron las de Caín por este motivo en la década de los 90. Y perdieron elecciones. De resultas, en el PSOE han aprendido que tener muchos corruptos en el partido les supone menos votos. Excelente razón moral para luchar contra ellos. En el PP, hasta el momento, la corrupción se la sopla; si no hay pérdida de votos, el grito es Gurtelito el último.

Aunque la otra razón es más importante, y en realidad, más seria. En la derecha española, la tendencia dominante es la neoliberal, que ha desterrado a las antiguas facciones democristianas. Los neoliberales tienen su inspiración en los EEUU, y si tuviéramos que reducir su ideología a una sola frase sería ésta: “La codicia es el motor de la sociedad”. Por supuesto, ellos creen que se trata de algo positivo. Los neoliberales piensan de buena fe que el único móvil social es el deseo de ganancia; y no de ganancia a secas, sino de ganancia desesperada, ansiosa y furibunda. De ahí a la zaplanización del político no va ni media zancada. Las cosas de los chiquillos.

¿Por qué cuento esto? En primer lugar, para qué vamos a fingir, por gusto y por tocar un poco las narices. Pero también podemos buscar un colofón lógico a estas palabras; una moraleja que articule estas trascendentales ideas. Y es el siguiente: Con casi todas las comunidades autónomas, la mayoría de los ayuntamientos y me temo que el conjunto del país entre las uñas, estos del PP se van a hinchar como globos de feria. Se van a poner morados como berenjenas. Van a reventar como morcillas en el asador. Sería bueno que de algún modo les hiciéramos saber que si se atracan en el banquete les vamos a quitar la comida. Más que nada para que no engorden demasiado.