Pedro Cardeñosa
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DE “NINI” A “SISI”
Según el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación, casi la tercera parte de los alumnos españoles estudiantes de ESO obtienen calificaciones negativas. Un 25% no terminan sus estudios básicos. Si a esto le añadimos el elevado nivel de absentismo escolar y abandono de estudios de los mismos alumnos, podemos hablar de Fracaso Escolar Nacional.
El fracaso se convierte en desastre cuando nos enteramos de que, de 500.000 jóvenes que NI estudiaban NI trabajaban (NINI) en 2005, se ha pasado a unos 750.000 en 2010. Este año… mejor no contarlos.
El medio familiar en el que crece un niño puede limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo. La actitud hacia la educación, la cultura y el ambiente laboral que los padres y madres sean capaces de transmitirle, determinará en gran medida que llegue a ser “NINI” o “SISI”.
Madres y padres que se encuentren con este problema, deben tener en cuenta que el primero que sufre es el propio niño, a pesar de que, como técnica defensiva, quiera dar la sensación de que no le importa. Al no poder aceptar su fracaso, adoptan una conducta rebelde y desinteresada. Llegar a la “categoría” de NINI es cuestión de tiempo. Además, ocurre de manera paulatina. No podríamos decir qué día empezó la metamorfosis ni cómo ha podido pasarnos desapercibida. Lo peor: según los expertos, el suicidio y las drogas son opciones muy frecuentes para estos jóvenes; especialmente en la franja de edad de entre 12 y 29 años.
Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla, afirma: “La falta de ilusión hay que interpretarla, no tanto por los efectos de la crisis, como por el cambio cultural producido con anterioridad”. Según Bericat "El modelo de vocación profesional que implicaba un proyecto vital de futuro y un destino final conocido, con sus esfuerzos y contraprestaciones, ha desaparecido. Ahora, la incertidumbre se impone en el trabajo y en la pareja y no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente compensación laboral y social". Según el informe Eurydice (UE) sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo en el que emplean sus estudios.
Como hay opiniones para todos los gustos, el Observatorio Joven de Empleo del Consejo de la Juventud de España afirma que “no es cierto que la crisis haya propiciado la explosión de un porcentaje amplio de población joven que no estudia ni trabaja”. Dicen que la generación ni-ni es un invento y ha reducido a un 5,6% los jóvenes entre 16 y 35 años con ese perfil. Es decir: “La tasa de actividad de los jóvenes es del 72,2%. El resto, un 28,8%, en su gran mayoría están formándose. La población de jóvenes estudiantes es de 3,4 millones en estudios reglados. Al sumar la población activa en paro, que no trabaja porque no puede, la que está formándose y la que trabaja en actividades no remuneradas, como un voluntario en una ONG, resulta que sólo hay un 5,6% de jóvenes ni-ni”… Nos quedamos más tranquilos… ¿?
La solución parece complicada. Sin embargo, han surgido grupos de entrenamiento con el lema: “Recogemos su hijo NINI y se lo devolvemos SISI… y si no queda satisfech@... ¡Nos lo quedamos!” Parece broma, pero es cierto. La razón de esta propuesta es puro egoísmo: Habida cuenta de que la mencionada generación será la responsable de mantener el Sistema Social que pague nuestras pensiones y, visto lo visto, más nos vale hacer lo posible para que resulte lo conveniente. Es decir, convertir parásitos en simbióticos. Pues eso… de NINI a SISI.












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