A solo dos días de celebrar la romería en honor a San Isidro Labrador, la parroquia de Nuestra Señora de la O ha acogido el LXIV Pregón dedicado al patrón de los agricultores que este año, corría a cargo de Alfonso Bernal García de Quirós.  Este cofrade roteño ha compartido, con prosa sencilla y llena de sentimientos, la devoción que profesa al santo y lo ha hecho ante un público entre el que estaban autoridades locales,  hermanos de otras hermandades y ciudadanos, rodeado de la música de buenos amigos.

Al pregonero de la romería de Rota le hubiera gustado ser amigo de Isidro, aquel joven humilde, dedicado al campo que acabó siendo santo. Con él se ha imaginado a lo largo de su pregón, compartiendo juegos de la infancia, las canicas, las chapas, la piola, el trompo o jugando con la bicicleta. Se imaginó poco después de adolescente,  echando el ojo a alguna chavalita hasta que la edad más adulta los llevó a trabajar en el campo, terreno que Alfonso Bernal García de Quirós conoce bien porque lo vivió de cerca a través de sus padres.

Aunque mecánico de profesión, el pregonero ahora jubilado se dedica al campo, y de esta forma, cierra el círculo que comenzó cuando era niño. Alfonso dedicó su pregón a Antonio Bernal y Cristina García de Quirós, sus padres, y a todos aquellos que "tienen la frente blanca y las manos encallás". Agradeció la presencia de todos los que hoy le acompañaban,  y se acordó de los que se fueron en una noche en la que el pregonero se atrevía a hablarle de tú a San Isidro.

Dirigiéndose a la imagen del santo patrón de los agricultores que presidía el altar mayor de la parroquia, Alfonso Bernal García de Quirós se mostró como un hombre sencillo, como lo que es, un hombre bueno y de fe. Así lo presentó su amigo y "hermano en San Isidro y en la Virgen del Rocío", Abelardo González, que aseguró que el pregonero era "un hombre de corazón grande" del que aprendió a querer a la virgen del Rocío. Y es que hoy, en la figura de Alfonso se unían dos devociones fuertes, la de San Isidro y la de la Blanca Paloma.  La virgen unió al pregonero y al presentador para siempre hace ya muchos años, algo que no fue casualidad, decía Abelardo, convencido de que la virgen del Rocío los enlazó de alguna manera para siempre, cuando el presentador apenas era un niño.

Aprovechando la oportunidad que la Hermandad de San Isidro le daba al nombrarlo pregonero, este roteño apodado 'el loco' arrancó con sencillez su pregón, recordando la historia de sus padres, cuyas tierras les fueron expropiadas cuando la Base Naval comenzó a construirse en Rota.  Aquello les obligó a marcharse a El Puerto de Santa María,   pero a los años, volvieron a El Bercial. El campo siempre ha formado parte de la vida del pregonero y así lo ha dejado claro en un pregón sin florituras, expresado a corazón abierto y con humildad.

"Lo bonito hubiera sido haber sido amigos", confesaba el pregonero a Isidro en su pregón, y partiendo de ese deseo, fue desgranando su historia. Desde la sencillez y la cercanía más absoluta, Alfonso Bernal ensalzó a la gente del campo, a la que trabaja duro la tierra, y criticó a los que no ayudan. Preocupado por cómo las nuevas generaciones se alejan de esta profesión, tiró también de humor para hablar del "jacho" que "da calambre" a algunos  y de  su prima la "zoleta", dos utensilios que le valieron para el reconocimiento de los camperos y que muchos de los presentes agradecieron con sonrisas al verse reflejados en las situaciones que el pregonero recreó.

Alfonso Bernal es un hombre sencillo, devoto de las tradiciones, del Rocío y la romería, y así se mostró en un pregón en el que no olvidó el papel de la mujer o la juventud como divino tesoro que una hermandad tiene para preservarse en el tiempo.

Arropado por la música del pitero que interpretó varias sevillanas, del grupo Malandar y del veterano Abelardo González con sus fandangos, el pregonero disfrutó su pregón. En la recta final, recreando el anuncio de que la romería se acerca, el pregonero animó a disfrutarla, a engalanarse con chaquetilla blanca, pantalon gris y faja verde, y a acudir a los pinares con San Issidro. Pero antes de terminar, reconoció que no podía evitar su condición de rociero, y no quiso dar por zanajado su pregón sin dedicar antes unas líneas al Rocío que tanto disfruta con muchos de los hermanos de San Isidro que hoy le escuchaban.

El pregonero, que durante años fue hermano mayor del Rocío,  se fue al camino, al coto, a Marismillas, a las Lindes, al Palacio de Doñana, al bautizo de los romeros que se estrenan y a los ratos de convivencia en hermandad.

Rota en el Rocío y en San Isidro, unidos en una misma persona, la de Alfonso. Así pregonó este roteño la romería que se celebra en honor del que le hubiera gustado que hubiera sido su amigo.