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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 06 de Abril de 2024

A propósito de abril

[Img #218223]“Una estación dura lo que tarda en llegar la siguiente”. Y así, tras unos desabridos meses de frío, viento y lluvia y pasado ese ‘memento mori’, latinajo que nos recuerda la mortalidad del ser humano, “recuerda que morirás” y que se materializó en la frente el pasado 14 de febrero, Miércoles de Ceniza, de pronto, todas las jacarandas y todos los azahares estallan y su aroma y el colorido de la luz nos inundan cuando vamos por la mañana a un recado o por la tarde volvemos del médico o del gimnasio. ‘La primavera ha venido / nadie sabe cómo ha sido’ nos dice mi poeta de cabecera. Viene a ser una especie de toma de conciencia de que estamos en ese ínterin entre fiesta y trabajo que es el año laboral, o ceniza y gloria (bendita) que es el año litúrgico. Por cierto el latinajo anterior, al decir del escritor y teólogo cristiano Tertuliano (160-220) que fue también “padre de la Iglesia”, no se ajusta a la realidad pues dicha locución latina fue ’Respice post te! Hominem te esse memento!’, algo así como “¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre”. El que hoy sería tunecino fue el primero en utilizar la palabra latina ‘trinitas’ para referirse al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, así que estamos ante un precursor del Trinitarismo latino. Ya de la que va, ¿sabe por qué llaman tertulianos a los tertulianos?, perdón. Otro día le cuento las intrahistorias, mientras le dejo con otra cita tertuliense, ‘Lo creo porque es imposible’. Maravillosa.

 

Abril calendario y meteorológico. Pero algo sucede de pronto, y un día cualquiera, un sonido, una luz, un olor, un contacto nos recuerda que, según los calendarios juliano y gregoriano, abril es el cuarto mes del año y uno de los cuatro meses junto a junio, septiembre y noviembre (regla nemotécnica de la mano izquierda), que tienen treinta días. Pero no fue ese su número siempre, en el antiguo calendario romano era el segundo mes del año, detrás marzo, año antes de que el rey Numa Pompilio añadiera a enero y febrero alrededor del 700 a. C. Por otro lado, y desde otro campo de las ciencias, se trata del primer mes netamente primaveral, lo que posibilita que sea un periodo revoltoso y de bruscos cambios en el que jornadas vernales se alternan con otras de carácter invernal. Y a días cálidos, despejados y soleados le sigan otros de chubascos, tormentas y frío en la noche, abril es así, qué le vamos a hacer. Le supongo al tanto pero por si no es así, abril se inicia el mismo día de la semana que lo hace julio en los años normales (365 días) y enero en los años bisiestos (366 días) como este de 2024, y termina el mismo día de la semana que diciembre de todos los años, compruébelo si lo desea pero ya le digo que es así. Se trata de una cuestión tras la que anda la mecánica celeste newtoniana. La Biblia muestra la manera de ir al cielo, no de cómo van los cielos’ Galileo, dixit.

 

"El abril de la vida". Como sabe, a lo largo del mes, la luz solar aumenta entre dos y tres minutos al día, lo que unido a un gradual tiempo despejado y soleado hacen que suban las temperaturas. Y con ambas subidas, lumínica y térmica, se desencadena el ritmo ascendente de algunos de los flujos de los seres animados, entiéndame, savia y sangre. Florecen los campos, aparecen las primeras aves emigrantes, vuelan los insectos, se muestran los reptiles, aumenta la puesta de huevos, la producción de leche animal, es la época del celo y el apareamiento de muchas especies síntomas todos ellos del resurgir de la vegetación y la actividad animal. Bien lo expresa el refrán, ‘La llegada de abril es primavera, que savia y sangre altera’. Pues eso. Una primavera que existía mucho antes de que “unos grandes almacenes” nos la vendiera, una que seguirá existiendo cuando se haya marchado él y nosotros, hecha solo de flores, solo de sol, solo de moda. Como si ese periódico renacer no implicara también un esfuerzo y a veces un duelo ¿Cómo será el lento despertar de un oso entumecido tras meses de hibernación, el de un pájaro cegado por su primera luz, o el brote de una nueva piel del cuerpo de la serpiente? Ya, vuelvo a mi poeta ‘Abril florecía / frente a mi ventana. / Entre los jazmines / y las rosas blancas / de un balcón florido, / vi las dos hermanas.’ ‘Fue otro abril alegre / y otra tarde plácida. / El balcón florido / solitario estaba...’.

 

‘Abril es el mes más cruel’. Un inquietante apunte, el del floreciente abril machadiano, acerca de su significado, que le completo con el del poeta estadounidense T. S. Eliot para quien abril está maldito y así lo expresa en su poema de 1922 ‘La tierra baldía', que no solo da luz a una nueva galaxia lírica, sino que lo convierte en uno de los estandartes de la poesía del siglo XX al ser reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1948. Un muy largo poema, la verdad sea dicha, consta de cuatrocientos treinta y cuatro versos, y una turbadora e incomprensible mezcla de vida y muerte, algo así como un insólito y primaveral cruce de energía renovada y continuada extinción, que permanece en nuestro inconsciente colectivo y cuyo mensaje aún sigue vigente. Arranca así: ‘Abril es el más cruel de los meses, pues engendra / lilas en el campo muerto, confunde memoria y deseo, revive / yertas raíces con lluvia de primavera’. Complejo y oscuro poema que deja bien a las claras a un mes no exento de muerte.

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

 

 

 

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