Contra el Perroflautismo
Pero, ¿esta gente sabe quién fue Fernán Caballero?
Por Balsa Cirrito
Este artículo podría haber sido todo felicidad (porque tenía previsto hablar de otro asunto), pero, lamentablemente, he de hacerme eco de una perroflautada municipal especialmente irritante que acabo de conocer. Y es que hace tres semanas el ayuntamiento roteño cambió el nombre de la calle Fernán Caballero por el de Cecilia Bohl de Faber, nombre auténtico de la escritora. ¡Uf!
Este tipo de cosas las hace quien no tiene ni puta idea de quién fue Cecilia Bohl de Faber. A ver, Cecilia Bohl de Faber, que firmaba sus obras como Fernán Caballero, no era, pese a lo que piensen en IU, ni remotamente feminista. Digo más, era una mujer extremadamente conservadora, reaccionaria hasta decir ¡ojú! (si viviera hoy habría pensado que VOX era un partido peligrosamente avanzado), que creía que el lugar correcto de la mujer era el cuidado de la casa y de los niños.
Doña Cecilia se oponía radicalmente a que las mujeres se emanciparan, y el hecho de que una fémina pudiera trabajar fuera de su casa le habría producido escalofríos de espanto. De hecho, no adoptó el nombre de Fernán Caballero para hacerse pasar por un hombre o por alguna reivindicación feminista (como sí ocurrió en el caso de la escritora francesa George Sand), sino más bien por todo lo contrario. Fernán Caballero es el nombre de un pueblo de Ciudad Real que le gustaba especialmente a la autora por su sonoro sabor a la España antigua. Y lo que quería Cecilia Bohl de Faber era precisamente eso, volver a la España absolutista, al mundo anterior a las Cortes de Cádiz, ya que ella detestaba cualquier indicio de progresismo. Los pilares de las ideas de Fernán Caballero/Cecilia Bohl de Faber eran Patria, Religión y Trono, y no el trono de una monarquía constitucional como la de ahora, sino al despótico estilo de Fernando VII.
Ni siquiera comenzó a escribir para reivindicar su personalidad, sino como intento de ganar algún dinero. Como quienes esta historia han promovido no tienen – según hemos dicho – ni puta idea, ignoran que las primeras obras de doña Cecilia aparecieron en revistas españolas firmadas como C. B., aunque dejando claro los editores que se trataba de una mujer. Digo más, parte del éxito inicial se produjo no contra su condición de mujer, sino precisamente por ese hecho. Lo que trato de dejar claro, en fin, es que Cecilia Bohl de Faber firmaba sus obras como Fernán Caballero porque le salía de las narices, voluntariamente, sin ningún resquicio, sin coacción alguna.
Pero heme aquí que el ayuntamiento de Rota, tras propuesta de IU, trata de presentarla como una heroína feminista, algo tan ridículo y tan traidor a la memoria de la escritora que dan ganas de comerse un cachopo acompañado de un litro de sidra para tragarlo y echarlo al estómago. Lo más cachondo del asunto es que si la propia Bohl de Faber hubiera podido ver en lo que han tratado de convertirla se hubiera muerto del disgusto (que, en realidad, no es algo muy cachondo). Esta manera de tergiversar a la escritora forma parte del despotismo nada ilustrado que preside la sociedad española, la corriente del “progresista por cojones” que nos atenaza. Pero, vamos, puestos ya, cámbienle el nombre al colegio Azorín, y pónganle José Martínez Ruiz, que era su verdadero patronímico, o retiren el rótulo de la calle Rubén Darío y escriban Felix García Sarmiento, que así se llamaba el tío. Total, la opinión de la escritora no parece que importe mucho al narcofeminismo dominante.
Pero lo peor (bueno lo peor no, hay muchos peores en este asunto) es que se trata de dar un barniz cultural a lo que no es sino una muestra de incultura. Me juego mi camiseta firmada del Atleti que ninguno de los que reivindica a Cecilia Bohl de Faber ha leído a Cecilia Bohl de Faber, porque largar eslóganes, decir “inclusivo”, y ponerse medallas es fácil; leerse un libro me temo que a esta peña se le hace más cuesta arriba, y es que, donde va a parar, siempre es más chachi bichear por facebook o por X que zamparse La Gaviota o La familia de Alvareda.
Fernán Caballero tiene una encantadora novela corta - hace años ya lo comenté aquí en un artículo - llamada Pobre Dolores que contiene una notable curiosidad, y es la de que la acción transcurre por completo en Rota. Cecilia era gaditana, al menos de adopción, y bastantes obras suyas tienen como marco la bahía. Es más, ahí donde la ven, probablemente sea la escritora femenina más importante de toda nuestra historia literaria, ya que fue la primera, hombre o mujer, que escribió en España novelas de tendencias realistas, y si no goza de una fama universal como precursora (aunque sigue siendo muy traducida) es porque tuvo problemas para editar sus obras, que no vieron la luz sino bastantes años después de ser redactadas.
O sea, estamos hablando de una escritora importante. De una escritora estupenda. De una escritora de gran personalidad. Pero no de una escritora feminista, sino todo lo contrario. Que firmaba sus obras como Fernán Caballero porque quería firmarlas como Fernán Caballero. Así que, desde el respeto y la tolerancia, y con la transversalidad resiliente que un asunto tan inclusivo, empoderante y sostenible por su gran visibilidad igualitaria como es este, que implementa todo nuestro devenir no contaminante y reciclable (¡respiro!), les voy a decir una cosa: han hecho ustedes el ridículo. Y, además, sin excepción, del primero al último concejal, gobierno y oposición cogidos de la mano. En el fondo casi me parece bien: por una vez están todos de acuerdo.
Gaditana | Miércoles, 10 de Abril de 2024 a las 21:13:16 horas
Me ha gustado el artículo, continúa ilustrando a todos aquellos que ignoran la historia de España
Accede para votar (0) (0) Accede para responder