Aunque los partes del tiempo en los días previos a la Semana Santa eran malos, pocos podían augurar que prácticamente, desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección ni una sola jornada se libraría de la inestabilidad meteorológica. Las dos borrascas que entraron con fuerza y que han afectado a prácticamente todo el país, han dejado lluvia, nieve, viento y frío, un tiempo radicalmente opuesto a lo que uno espera cada primavera en Semana Santa.

Este año, el encuentro con las imágenes titulares de las hermandades ha sido en su mayoría en las capillas e iglesias que han tenido que abrir tras las decisiones de las juntas de gobierno de las hermandades de suspender las salidas procesionales. El balance, por tanto, en lo que a ambiente cofrade en la calle se refiere, no ha podido ser peor. Tampoco ha sido bueno para la hostelería que se ha resentido bastante ya que el frío y el viento, más algunos momentos de lluvia, no han ayudado a que la clientela llenara terrazas, en su mayoría recogidas o vacías, aunque ha habido momentos de ventas, en comparación con otros años, no ha sido una buena Semana Santa.

La salida de procesiones siempre saca público a la calle y este año se ha notado la ausencia de ellas.

En el caso de Rota, de ocho salidas procesionales y un vía lucis previstos, solo tres pudieron realizarla y ninguna de forma completa en horario y recorrido programado.  A decir verdad, la única que tuvo algo más de suerte en la villa, fue la Hermandad del Amor que el Lunes Santo, aunque tuvo que retrasar en una hora el inicio de su estación de penitencia para asegurarse de que la lluvia no le sorprendería a mitad de camino, pudo completar su itinerario (con una breve modificación por el fuerte viento en el tramo final).

El resto lo ha tenido complicado. La Hermandad de la Veracruz, de las tres procesiones que organiza cada Semana Santa, solo una ha podido realizarse, la de Nuestro Padre Jesús Cautivo el Martes Santo, pero recogiéndose casi dos horas antes.  Tanto La Borriquita el Domingo de Ramos como el Cristo de la Veracruz y María Santísima de las Angustias el Viernes Santo, se tuvieron que quedar en capilla.

Le pasó lo mismo a la Hermandad de la Salud que el Miércoles Santo, con la prudencia que llevan este tipo de decisiones, también decidió suspender la estación de penitencia y dejó en la ermita a Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Caridad junto a San Juan Evangelista para ser visitados en el interior.

Algo más de suerte tuvo la Hermandad de los Dolores que, en un claro que vio por la tarde, aunque con temor a que la lluvia sorprendiera antes de tiempo, decidió que no podía dejar al Jueves Santo sin Nuestra Señora de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Caridad procesionando y por eso, arriesgó  pero recogiéndose tras dos horas y media de estancia en la calle pensando que la lluvia podría aparecer. Al final no llovió, y el poco tiempo que estuvieron procesionando sirvió para quitarse la espinita, aunque no permitió el lucimiento habitual, con lo que no fue un día pleno.

Tampoco esta Semana Santa ha permitido que Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura recorrieran las calles de la villa, una ausencia que es de las que más se ha notado porque  el Señor de Rota es siempre, el centro de estos días. De hecho, la suspensión de su estación de penitencia en el exterior, provocó largas colas a las puertas de la parroquia de la O para poder verlo en capilla.

El Viernes Santo de Veracruz,  al igual que el Sábado Santo con el Santo Entierro y Soledad de María Santísima completaron la nómina de hermandades en capilla en una semana que es clave para los cofrades y que termina hoy tal y como empezó, con lluvia hasta buena hora de la tarde y con la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado en el interior de la iglesia del Carmen presidiendo el vía lucis que en principio iba a rezarse a las 8 de la mañana en la calle.

La Semana Santa ha llegado a su fin dejando estampas, sentimientos y emociones renovadas porque aunque sin pasos en la calle, quien de verdad la vive, sabe que estos días son más una renovación de fe interior que un lucimiento externo de enseres, pasos, vírgenes y cristos.

La nota positiva para todos, es que el agua que ha caído y que ha impedido días de procesiones, ha llenado los embalses y parece que la situación de sequía que se afrontaba con dificultad para verano, ha mejorado bastante.