Se afirma, desde tiempo inmemorial, que el amor es ciego. Ello hace referencia a que los enamorados actúan de forma irracional,  que no se atienen a razones. La magia del amor no atiende a estamentos racionales sino emocionales. Por ejemplo, que publican que tu pareja ha defraudado a la Hacienda Pública (recuerden: Hacienda somos todos) y ella, tu pareja, te dice que es al contrario, que Hacienda es la que está pendiente de pagarle cierta cantidad, pongamos por ejemplo seiscientos mil euros, pues la otra parte de la naranja (la otra media) dirá que  han difamado a su mitad del cítrico. Por eso, yo creo que el amor, más que ciego, ve con los ojos prestados de sus enamorados/as.

La cosa se complica cuando la enamorada ostenta un cargo público. Entonces exclamará que lo de su pareja es persecución hacia ella y no hacia él. Una excusa plagiada allende los mares. Las mismas historias, los mismos argumentos, las mismas excusas...Replay que dicen ahora.

Con todo, esto de las corrupciones no es nuevo, lamentablemente. Si repasamos la trayectoria de los gobiernos democráticos en casi todos se han dado casos de corrupción. Más frecuentes estos casos en cargos de confianza (la confianza da asco, dicen) que en los propios gobernantes.

No crean que esto del mangoneo es inherente a la Democracia. Lo es a la propia naturaleza de los avariciosos. Ni nuestro Rey Emérito se salvó de ese virus. Durante la dictadura,  Franco también robó lo suyo. La élite del régimen tenía carta blanca para robar todo lo que podía. Tanto es así que, en 1940 (un año después de acabada la Guerra Civil), Franco tenía una fortuna equivalente a unos 388 millones de euros. Me pregunto si esta gentuza se rebeló contra el gobierno republicano para atesorar todo lo que pudieran.

Estaremos de acuerdo con que el amor a la patria no se demuestra portando con orgullo una pulsera en la muñeca con los colores de nuestra bandera, sino con la declaración del IRPF. Bueno, pues aún así, algunas proclaman querer a España más que usted o que yo.ç

Recuperando el hilo de la ceguera del amor, hay que contar también con la existencia de los que se pueden denominar también “guardianes o matones” de los cargos públicos determinados. Decía George Orwell que “el periodismo consiste en publicar lo que alguien no quiere que se publique, todo lo demás es relaciones públicas”. Al parecer, el jefe de gabinete de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel Rodríguez,  ha amenazado al medio que informó sobre la corruptela de la pareja de su jefa, Isabel Díaz Ayuso. Con sus amenazas este hombre se autocalifica. Me pregunto si sus amenazas al periódico han sido provocadas por amor o por defender su elevado sueldo. Será lo segundo.