Desde hacía una semana las previsiones ya auguraban mal tiempo para la Semana Santa y finalmente, la lluvia ha hecho acto de presencia, impidiendo que Nuestro Padre Jesús de la Paz en su Triunfal Entrada en Jerusalén haya podido realizar su estación de penitencia tal  y como estaba previsto.

A las cinco de la tarde, 45 minutos antes de la hora señalada, la junta de gobierno tomaba la complicada decisión que a veces resulta decir a los hermanos que se quedan en capilla, pero no había mucho margen de maniobra. La amenaza de lluvia empezaba a ser realidad por algunas zonas de Rota y era cuestión de pocos minutos que se dejara notar en el centro. Pese a todo, en la plaza de San Roque había congregados muchos ciudadanos, algunos ya con paraguas abiertos, y con la esperanza de que un giro de última hora permitiera que la cruz de guía que abre el cortejo, saliera por el dintel de la capilla de San Roque. Pero no ha podido ser.

La Hermandad de la Veracruz tenía claro que aunque difícil, la lluvia estaba a la vuelta de la esquina, como así ha sido, y por tanto, han tomado la mejor decisión para proteger el patrimonio cofradiero quedándose sin procesión.

Tras rezar a puerta cerrada con los hermanos, la capilla de San Roque se abría y se dejaban ver algunos penitentes con cara triste, alguna lágrima y resignación. En ese momento, la Banda de Cornetas y Tambores 'Entre Azahares', de Dos Hermanas (Sevilla), que iba a acompañar a La Borriquita en su salida del Domingo de Ramos, le ha dedicado tres marchas que se han podido escuchar sin que cayeran apenas gotas. Un gesto aplaudido por el público presente que todavía llenaba la plaza y que poco a poco, se ha ido quedando vacía y la lluvia ha comenzado a apretar.  La capilla de San Roque ha permanecido abierta algo más de una hora para que los ciudadanos que quisieran pudieran ver el paso. Han sido muchos los que han entrado para verlo, vestido por Fran Pacheco, vestidor del conjunto escultórico que hoy presentaba a Jesús de la Paz de rey, y no de hebreo como el año pasado.

Como decía José María Arrabal, teniente de hermano mayor, a este medio, "la lluvia es lluvia, contra eso no se puede hacer nada y si es necesaria y llueve para bien, mucho mejor". Eso no quita, añadía, que con pasos en la calle o no, hoy sigue siendo Domingo de Ramos y el mensaje debe estar presente en los cofrades a los que todavía queda una larga Semana Santa en la que quizás el tiempo cambie y pueda dar tregua a otras hermandades.

En el caso de Veracruz, decía el representante de la hermandad, esta mañana lo han preparado todo como si fuera un Domingo de Ramos espléndido, a sabiendas en su fuero interno que las probabilidades de quedarse en el templo eran más que las de salir a la calle. Pero la ilusión de los niños, de los hermanos, de la propia junta de gobierno y de todas las personas que trabajan por la salida de La Borriquita, no se podía perder. Por eso, en esta tarde agridulce y triste para muchos, desde la junta de gobierno han querido dar las gracias a todos esos hermanos que, con la amenaza de lluvia cada vez más certera, se han enfundado el hábito de penitente y han acudido a la capilla a estar con su titular, Jesús de la Paz. También a los padres que han llevado de la mano a los hermanos más pequeños y que han vivido una tarde diferente.

José María Arrabal ha trasladado en nombre de su hermandad, un mensaje de fe en lo que verdaderamente importa, asegurando que todavía queda mucha Semana Santa por delante y que en concreto ellos, trabajarán para las dos salidas procesionales que aún les queda: la del Martes Santo con Nuestro Padre Jesús Cautivo, y la del Viernes Santo con el Santísimo Cristo de la Veracruz y María Santísima de las Angustias. En el caso del Cautivo, es el único que, aunque sea en un traslado rápido, saldrá a la calle con total seguridad, ya que no puede quedarse en la parroquia de Nuestra Señora de la O, donde fue trasladado el Viernes de Dolores, teniendo que volver el Martes Santo a su capilla de San Roque, de forma obligatoria.

Habrá que esperar los partes de mañana, que a la fecha, dan lluvia copiosa, pero que los vientos pueden hacer variar.

Comienza así una Semana Santa interrumpida en la práctica pero que debe mantener su esencia intacta en el corazón de los cofrades.

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