Los pregones de Javier Martínez y Francisco Barra quedan preservados como patrimonio cultural
En la capilla de Nuestra Señora del Rosario, con la imagen de la patrona presidiendo el acto, se llevó a cabo en la tarde de ayer la presentación de una nueva edición del Tomo de Pregones que permite que queden recogidos para la posteridad, los pregones que en su día pronunciaron cofrades que anunciaron la Semana Santa de Rota.
Como es habitual, cada nuevo tomo guarda en sus páginas un pregón antiguo y otro más reciente, de manera que quien tiene un ejemplar en sus manos, puede comprobar que, pese al paso del tiempo entre uno y otro, a veces hasta cinco décadas, todos coinciden en un mensaje de fe potente que traspasa la línea temporal. Así se pudo comprobar ayer gracias Francisco Barra Bohórquez, representado por su hija María José Barra, y Javier Martínez, pregoneros de 1976 y 2023, respectivamente, que tuvieron la oportunidad de rememorar aquel 3 de abril de hace 47 años en un caso, y el 25 de marzo de hace un año, en otro. Los dos, aunque de manera muy diferente, cuando subieron al atril abrieron su corazón y mostraron sus convicciones de fe, por eso, aunque pase el tiempo, el mensaje siempre tiene sentido.
Acompañados por familiares, amigos, hermanos mayores y cofrades, se desarrolló el acto que comenzó con la intervención del presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, José Manuel Sánchez Peña, que puso sobre la mesa en su papel de representante de esta entidad, su deber de potenciar y promover la formación doctrinal. Convencido de que el pregón de un buen cofrade es materia formativa, debe llevar un mensaje de doctrina y espiritual dentro de la vida popular y es reflejo de una catequesis plástica que se vive cada año en Semana Santa, José Manuel Sánchez Peña destacó que en el caso de Francisco Barra y Javier Martínez, pese a la diferencia de 47 años entre un pregón y otro, los mensajes de fe coinciden.
El presidente del Consejo quiso agradecer a la delegación de Cultura que siga apostando por editar cada año este Tomo de Pregones para deleite de muchos cofrades y como legado cultural que pasa de generación en generación entre prosa y verso.
Agradecida por la oportunidad de poder recordar lo que su padre escribió como jerezano cofrade en 1976 para pregonar la Semana Santa de Rota, María José Barra dio lectura a un par de fragmentos de aquel pregón que se escribió cuando ella solo tenía 6 años. Esta invitación a ser parte del nuevo tomo, le ha permitido releer aquellas líneas y junto a su hermana ha reconocido poder volver a recodar el amor tan grande que Francisco Barra tenía hacia la Semana Santa y la virgen. Eligió la hija del pregonero el principio y el final del pregón de su padre, donde queda reflejada la fe que su abuelo Eduardo inculcó a su padre, como este haría con ellas más tarde. El impacto del reflejo del primer palio que vio y la realidad de un cofrade hace casi 50 años, fueron recuerdos de estas líneas.
Esta, decía, es una de las muestras de cariño más bonitas que han recibido del mundo de las hermandades desde que su padre falleciera.
En el caso de Javier Martínez, con un pregón mucho más reciente, que apenas cumplirá ahora un año desde que se pronunciara, el pregonero prefirió no volver a releer lo que entiende que ya tuvo su día. Quiso que aquellas líneas que escribió se quedaran en el momento para el que las hizo y en su intervención optó por dar lectura a una "carta de despedida" que en estos días había venido escribiendo recordando los sentimientos de aquel momento en el que fue elegido para pregonar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Javier Martínez, que volvió a dar muestras de sus dotes literarias, pero sobre todo, de su profundo arraigo en la fe, quiso con esas palabras ayudar a quien ahora vaya a leer su pregón a través de este tomo a entender cuáles fueron los procesos por los que pasó: la euforia por el nombramiento, el miedo por ser el elegido y no estar a la altura, el silencio y la soledad ante el folio en blanco y el proceso que en su interior se fue forjando hasta dar con la tecla de cuál era su verdadero encargo.
El contraataque a aquel sentimiento de miedo lo tuvo cerca, en "una parroquia de barrio" a la que acudía cada día para visitar al Santísimo sin pedirle a Dios nada a cambio. Volvía una y otra vez hasta que entendió "que Dios guarda silencio" y sintió que su sonrisa estaba sobre él. A partir de ahí, comenzó la otra parte del proceso, recordar dónde encontró la belleza de Dios, la Semana Santa, lo complicado de la vida, y fue dándole forma.
Si algo tenía claro el pregonero de 2023, es que no tiraría de poesía solo por su belleza, sino que subiría al atril a decir su verdad, "con las manos vacías y los pies descalzos", y no se arrepiente de ello. Su pregón tenía cuatro puntos cardinales, lo divino y lo humano, lo popular y lo literario, y quiso empezar por la resurrección, "la piedra angular de nuestra religión".
En el acto de ayer, Javier Martínez terminó de contar su proceso creativo, donde la soledad del atril pasó a un escenario lleno de personas, abrazos y sonrisas haciendo que todo aquello, mereciera la pena. "Celebrar la vida junto a mi gente fue el regalo más bonito", concluyó con un "no tengáis miedo" con el que él empezó.
La delegada de Cultura, Encarna Niño, tomó la palabra para dar a este acto de presentación del Tomo de Pregones la importancia que tiene asegurando que este libreto es una recopilación de la historia cultural y religiosa de Rota que viene a poner sobre la mesa que entre un pregón antiguo y uno más reciente, existe una unión en el mensaje que, pese al paso de los tiempos, no cambia y es patrimonio cultural muy importante. El Tomo de Pregones permite la perpetuidad de estos escritos y por ello, agradeció a los pregoneros su aportación a esta parte de la historia local.
Por su parte, y para finalizar el acto, el párroco de la iglesia de la O y asistente eclesiástico, José Arjona Gil, quiso poner sobre la mesa un mensaje claro en el que por mucha palabra bonita o poesía que integre un pregón, si este no está hecho desde la fe, por un cofrade que siente viva la religión, no traspasara la frontera del corazón de quien lo escucha.
El párroco manifestó su convencimiento de que ser pregonero es ser una persona valiente, que no debe buscar el aplauso fácil y la palabra vacía, sino abrirse en canal y comunicar un sentimiento de fe muy vivo, porque eso, decía, es lo que arranca el verdadero aplauso.
El acto concluyó con una oración y la firma de ejemplares por parte de María José Barra y Javier Martínez, que ya forman parte de este legado cultural y religioso de la villa de forma perpetua.

































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