La muerte no es el final
Llovía fuera pero incluso ante la pertinaz sequía, ninguno de los asistentes se sonrió.
Galones y entorchados, uniformes de bonito, cintas de medallas, no era apropiado usar la medalla de verdad.
Por cuerpos y armas, en cada bancada por colores: La Armada, el Ejército. Policía y Guardia Civil.
Más clero que de costumbre en el altar, pero ninguno daba con la palabra exacta.
Ni en las naves centrales ni laterales, ni en el crucero ni en el ábside ni en el deambulatorio ni en el coro ni en el altar ni un solo sitio para otra alma.
A pesar de que arreciaba la lluvia, la gente se agolpaba en las puertas de la Catedral.
En la casa de Dios y en las puertas del cielo.
Palabras de consuelo que no consuelan.
Lecturas que resultan inútiles.
Liturgias que no alivian el dolor.
El nudo en la garganta y la lágrima que se fuga a hurtadillas.
Entonces “La muerte no es el final”. Todos los uniformados cantando al unísono, con la sonoridad, eco y resonancia de toda una Catedral amplificando las voces que tantas veces cantaron al hermano perdido.
Ya el nudo es doble y las lágrimas corren como ríos.
Que van a parar a la mar, que es el morir.
El cuerpo sin vida, Las condecoraciones a título póstumo y la bandera doblada según dice el manual y entregada a su hijo.
Una muerte prematura.
Una muerte injusta.
Viles asesinos, banda criminal, con alevosía y ensañamiento. Juego cruento, aumentando el dolor y el sufrimiento, a cien por hora, una y otra vez, hasta que los abordaron rompiendo por la mitad la embarcación y la vida de unos héroes a los que mandaron al cadalso.
La culpa es de los narcotraficantes que los asesinaron, eso no debe discutirse.
Y, para que estas vidas no hayan sido en vano, todos deberíamos exigir que la Guardia Civil tenga unas embarcaciones dignas para luchar contra los delincuentes. Y deberíamos hacer algo más, mientras no las tengan, que no se gaste un solo euro público en las siguientes cosas:
-Traductores en el congreso. Ya todos los españoles entienden español.
- Los 22 ministros tendrán que ser máximo 14.
-Los 1.000 asesores de Sánchez deberán recortarse a la cuarta parte.
-Eliminar tres de las cuatro vicepresidentas.
-Cero euros para presupuestos para aprender a hablar y que sea lenguaje inclusivo, no machista.
-No perdonar ni un céntimo de los 15 mil millones a Cataluña
-Ninguna embajada ni tonterías de esa índole de la Generalitat.
-Nada de regalos a Marruecos, como por ejemplo lanchas de las que demanda la Guardia Civil.
Casi todo el mundo estaría de acuerdo con estas medidas ahorrativas de auténticas subnormalidades y emplear esos medios en defender a nuestra gente.
¿Lo van a hacer?
No soy muy optimista.
Jaume | Martes, 27 de Febrero de 2024 a las 23:17:41 horas
Neme tienes toda la razón, ignora a las palabras necias del comentario anterior porque no hay por donde cogerlo, jamás leí tantas tonterías por centímetro cuadrado de texto.
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