He visto en muchas familias más o menos normales en la que existe un hijo que es maleducado, intransigente, consentido, mimado, con malas maneras y pésima educación.

Este individuo, por muy injusto que parezca, suele ser al que le compran más ropa de marca, le proporcionan un coche antes de que le den el carné o puede ir cambiando de universidad caprichosamente mientras el resto de la familia acude a economías de supervivencia. Los progenitores que debían poner coto a este desmán, se sonríen tontamente de sus tropelías.

Todos hemos visto algún ejemplo y aunque sea por lo bajini se nos ha escapado un “le metía un guantazo que le hacían palmas las orejas”.

Trasladado al panorama actual este hermano pidón es Cataluña.

Día que pasa la lista de exigencias es cada vez mayor y llega a ser repugnante cómo esquilman al Estado en beneficio propio y cómo desmantelan cualquier cosa que haga recordar que una vez España estuvo en Cataluña.
Es verdad que el problema de fondo es que los padres se lo permiten y se ríen embobados cuando lo que tenían que hacer es darle un buen par de lo que usted ya sabe y yo también.

Repárese que, para la aprobación de estos últimos reales decretos, se contactó pidiendo ayuda a altos cargos del PP ya que los catalanes estaban extorsionando al Gobierno y exigiendo un potosí.

El PP simplemente pidió que se mantuviera la rebaja del IVA de la electricidad y bajara el de la carne, pescado y conservas. Medida que hubiese beneficiado a todo el mundo.

Pero estas medidas fascistas y de ultraderecha no podían asumirse y es por lo que se ha pactado con los demócratas de Junts ceder a Cataluña competencias en inmigración, pagar los transportes catalanes públicos sin condiciones, eliminar leyes como las cuestiones prejudiciales a Europa, (muy necesarias para el control de delincuentes como los de Junts), cambiar la ley de sociedades de capital para beneficiar a los independentistas y, además eliminar el IVA del aceite.

Lo que diga el hermano pidón. En vez de arrearle dos hostias.

Cuando este Gobierno deje la Moncloa, en Cataluña solo quedará el recuerdo de que una vez fue España. Ya los niños no pueden hablar libremente español en las escuelas, no hay policía ni guardia civil y en muy poco tiempo ni siquiera habrá Hacienda o Seguridad Social.

Ese es el precio que paga Sánchez con el orgullo y el dinero de todos los españoles.

Por traiciones más ligeras ha habido en España asonadas y levantamientos.

Es conocido que en 1640 hubo una sublevación independentista simultanea en Portugal y Cataluña. Entonces el Conde Duque de Olivares, valido del Rey, no podía con ambos frentes abiertos y decidió mantener Cataluña y dejar marchar a Portugal.

A este respecto, decía Peces Barba, diputado del PSOE, quien fuera padre de la Constitución y presidente del congreso, que mejor nos hubiese ido con Portugal.

Visto la actual coyuntura no puedo por más que estar de acuerdo. Nos hubiera ido mejor con Portugal y añado, sin el actual y hediondo PSOE.