Contra el Perroflautismo
Las barbas del vecino del PSOE
por Balsa Cirrito
Cuando el PSOE ganó las elecciones generales de 1982, Alfonso Guerra, número 2 del partido, anunció de manera algo chusca: "Vamos a dejar España que no la va a conocer ni la madre que la parió". Lo increíble, para ser promesa de político, es que fuera verdad. Aquel PSOE de Felipe González y Guerra cambió España para bien. Pero lo mejor fue que los cambios o las mejoras que instituyeron fueron apoyadas por la inmensa mayoría del país, sobre todo porque no se trataba de imposiciones ideológicas, sino de avances de índole práctica, y quienes recuerden cómo eran las carreteras (o aeropuertos) españoles en la era pre-González me darán la razón.
Era aquel, el de González, un PSOE que gobernaba para mayorías. A cambio, tenemos un PSOE, el de hoy, el de Pedro Sánchez, que hace lo contrario: gobierna para las minorías. Y no hablo de los independentistas, que ese es otro asunto, hablo de cuestiones como la transexualidad, el bienestar animal, la huella de carbono o todos las que aparecen en las tablas de la ley del perroflautismo, asuntos secundarios, pero que se convierten en cuestiones de vida o muerte.
Y lo grave, lo muy muy grave es que en la mayoría de estos asuntos nos gobiernan y legislan en contra de la opinión mayoritaria. Es, casi exactamente, lo que en el siglo XVIII se llamaba despotismo ilustrado. O sea, "todo para el pueblo, pero sin el pueblo", porque, después de todo, el pueblo es tonto y no sabe lo que quiere.
Pongamos por caso el santo grial del gobierno de Pedro Sánchez y Madame Coiffure Díaz, la ideología de género. La ideología de género es rechazada por la mayoría de nuestro país, y los que la apoyan sospecho que lo hacen porque no saben realmente lo que es, y creen que se trata de algo que tiene que ver con la igualdad de hombres y mujeres. Sin embargo, al gobierno perroflauta se la sopla. Pero no es solo que se la sople y que gobierne con una ideología anticientífica, basada en las opiniones teológicas de los generistas, es que obligan por ley a que se imparta en las escuelas e institutos. Y esto ya no es grave, esto es peor, esto ya es una cosa que empieza por totali y termina por tarismo.
Llegué a conocer los últimos años de la escuela franquista. No me cabe duda de que en sus momentos más dictatoriales seguramente no fuera así, pero si me ciño al tiempo que yo viví, debo decir que en la actualidad, y subrayo, el adoctrinamiento escolar es mayor que en el franquismo. Me duele horrores escribir esto, pero más me duele la realidad. La cuestión llega a límites que no se pueden casi ni imaginar. Por ejemplo, en las escuelas se trata de evitar que los niños pequeños se sientan "hombres" o "mujeres", sino que se prefiere dejarlos en un limbo tan frenopático como el que proponía la antigua Iglesia Católica, para que luego ellos ¿elijan su tendencia sexual? ¡Mamma mia! O un caso que veo frecuentemente en los libros de texto, que se dedica más espacio a escritoras de tercera categoría que a escritores de primera. Por ejemplo, tengo en las manos un manual de 2º de Bachillerato donde a Concha Espina se le otorga el doble de espacio que a Azorín. Concha Espina (por cierto, partidaria acérrima del franquismo) es una escritora insufrible, cursi hasta decir ojú, pedante y remilgadísima. Compararla con Azorín es un insulto a la literatura. Pero es que un par de páginas más allá, en el mismo libro de texto, tenemos que a Carmen de Burgos se le conceden más líneas que a Valle Inclán. Hombre, reconozco no haber leído a Carmen de Burgos, pero me extrañaría mucho, muchísimo, que se pudiera siquiera comparar con Ramón del Valle-Inclán, uno de los mayores genios que han dado nuestras letras. Y lo peor, quienes como yo estamos en contra de este adoctrinamiento, no nos podemos oponer, porque la ley nos obliga, y un servidor, fiel cumplidor de las leyes, acata por aquello de lex dura sed lex.
No me extiendo mucho más. Creo recordar que en todas las elecciones generales he votado al PSOE. Siempre, siempre, siempre. Las próximas no lo haré. Para perroflautas ya me vale con los que veo en las puertas de los supermercados. En Alemania, que imagino que están igual de hartos de perroflautismo, ha surgido un nuevo partido de izquierdas, capitaneado por la famosa Sahra Wagenknecht. Este partido reniega de la supuesta superioridad moral de la izquierda, no abraza la ideología de género, y se ocupa, fundamentalmente, de los derechos de los trabajadores. Qué cosas tan raras, ¡un partido de izquierda que se ocupa principalmente de los trabajadores! Y, oiga, va disparado en las encuestas. Quizás no haga falta recordarle al PSOE que en Francia e Italia, los dos países más similares al nuestro, han desaparecido casi por completo los partidos socialistas. Y ya saben lo que dice el refrán de las barbas del vecino.
PD. Tal vez alguien tenga la tentación de afirmar que las políticas de Sánchez-Madame Coiffure sí son aceptadas por la mayoría del país, ya que han ganado las elecciones. La respuesta es que tal afirmación no es cierta ni de lejos. Si quitamos los votos de Cataluña y de Euskadi, donde lo que se debate no es el modelo de sociedad sino el modelo de Estado, debemos considerar que la derrota del bloque izquierdista ha sido sonada. E, insisto, no por izquierdista, sino por perroflauta.
Otra PD. Por lo demás, la amnistía a los independentistas sigue siendo una buena idea, yo diría más, indispensable para reforzar la cohesión de nuestro país. Y las manifestaciones ante las sedes del PSOE la hacen aún más indispensable la amnistía.
Mas PD.
Si F. González volviera,
yo sería su escudero;
qué buen caballero era.



































el farero | Jueves, 16 de Noviembre de 2023 a las 09:19:31 horas
Mala cosa que los fachas te aplaudan.
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