‘Efecto Pinocho’
¿Es verdad que crece la nariz cuando se miente? Si nos tenemos que fiar de los cuentos, de lo que le pasaba a Pinocho el muñeco de madera del carpintero Gepeto protagonista del libro Las aventuras de Pinocho, escrito por el periodista y escritor italiano conocido como Carlo Collodi (1826-1890), va a ser que sí. Sabemos bien que en el mismo su nariz crecía cada vez que decía una mentira, como tampoco ignoramos que se trata sólo de un cuento, de una ficción, y que en la vida real esto no ocurre. No, y es así. Lo que no imposibilita que pueda existir algún tipo de relación causa-efecto entre las mentiras que decimos y nuestra nariz, que no digo que crezca cuando mentimos, no es eso, pero sí le adelanto que se hincha, es conocido como el ‘efecto Pinocho’ y lo afirma la ciencia.
¿Qué es el ‘efecto Pinocho’? Diversas investigaciones estadounidenses parecen confirmar que, al mentir, segregamos unas sustancias químicas llamadas catecolaminas, hormonas producidas por las glándulas suprarrenales, que provocan la inflamación de los tejidos internos de la nariz. Una hinchazón que hace que aumente el ritmo de nuestra respiración, lata más deprisa el corazón y se eleve la presión sanguínea, conjunto de reacciones fisiológicas que termina generando un picor en nuestro apéndice nasal y provocando que nos la frotemos para calmarlo. Y éste es un síntoma que los psicólogos sí tienen muy en cuenta a la hora de juzgar si un individuo miente o no, de hecho, para muchos de ellos, es más revelador, incluso, que la propia respuesta. No le digo más.
Y entre éstos están los médicos que analizaron el vídeo del interrogatorio (1998) de Bill Clinton acerca de su relación con la becaria Mónica Lewinsky, seguro que lo recuerda y eso que va ya para un cuarto de siglo, un asunto con felatio de por medio. Pues bien, para estos expertos, el hecho de que el presidente se frotara la nariz cada cuatro minutos sin estar resfriado, era mucho más que un síntoma, se trataba de toda una declaración de culpabilidad. Mentía cuando decía que no había mantenido relaciones sexuales con ella, y vaya si lo hizo, lo prueba el ‘efecto Pinocho’ que va, incluso, más allá.
Más allá del ‘efecto Pinocho’. Según se desprende de ciertos estudios, la nariz no es lo único que se hincha al mentir, al parecer también lo hace el pene, sí, como lo lee, o eso dicen. Una afirmación curiosa a la vez que delicada, de la que, si le tengo que ser sincero, no tengo clara su certeza. Y no la tengo porque, para empezar, en el campo de la ficción, lo que sabemos del muñeco de madera no nos sirve en este caso por razones obvias, a él sólo le podía crecer la nariz; y de salida porque, en el campo de la no ficción, del sexo oral practicado en el despacho oval lo cierto es que ignoramos los detalles y al presidente durante sus declaraciones, en pantalla sólo se le veía de cintura para arriba.
De modo que habrá que esperar a tener más pruebas para definirse, por lo que lo dejo aquí, y es que, para más inri, y si quieren saber mi opinión, no estoy muy seguro de lo que le he contado. Un prejuicio mío sin duda motivado, quizás, porque mi héroe literario, teatral, cinematográfico y operístico, Cyranno de Bergerac, gozaba como es bien sabido de una gran napia y él nunca mentía; sencillamente no podía, era un hombre valiente y enamorado, mi héroe narigudo. No. El no mentía nunca. ‘Era un hombre a una nariz pegado. / Era una nariz superlativa. / Era una nariz sayón y escriba. / Era un peje espada muy barbado’. Ni que decirle tengo que el soneto es de Francisco de Quevedo (1580-1654), escritor español del Siglo de Oro. Otro día le hablo de mi héroe narigudo y gabacho.
De vuelta con el ‘efecto Pinocho’. Así como algunos estultos pseudocientíficos dicen aquello de “hasta el infinito y más allá” y se quedan tan satisfechos de sí mismos. Satisfechos digo, de creer que han dado una vuelta de tuerca más a la racionalidad humana y además, ellos solitos, ¡criaturas! En fin, ya lo dijo alguien, ¡qué osada es la ignorancia! Bueno, pues así como a ellos, a quien escribe y sin pretender llegar tan lejos, le gustaría dar una nueva vuelta de tuerca, otra más, en el asunto este del muñeco que supuestamente relaciona un aumento de nariz y pene con la mentira. Eso sí, una vuelta en el sentido opuesto al del infinito de los pseudocientíficos, es decir “más acá”. Me explico. (Continuará)
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia
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