‘Premios Ig Nobel, 2023’ (y 2)
(Continuación) No le aburro más le decía, pero eso fue la semana pasada y ya sabe que en esta vida, cada día trae su afán y cada hombre pone su empeño, por lo que sigo.
Física. Investigadores de España, Suiza, Francia y Reino Unido han ganado el Ig Nobel de esta especialidad por analizar cómo la actividad sexual de las anchoas (Engraulis encrasicolus) influye en la turbulencia de las aguas superficiales del océano. Y es que, por lo visto, cuando estos peces se ponen manos a la obra, es un decir, se ponen, y provocan grandes cambios a su alrededor. Del estudio se concluye que los bancos de anchoas, durante el desove nocturno, son una fuente de biomezclado que influye en la marejadilla de los océanos afectando a la mezcla de aguas oceánicas y la circulación global de las corrientes oceánicas. Un impacto de la biota en las capas superficiales del océano que debe ser tenido en consideración.
Geología y Química. En esta doble combinación el premio ha ido a parar un equipo de científicos de Polonia y Reino Unido, encabezado por el polaco Jan Zalasiewicz, por investigar por qué a algunos científicos (geólogos y paleontólogos) les gusta chupar las rocas, sí ha leído bien. En realidad, más que una investigación se trata de una revisión bibliográfica de casos reales ya que se trata de una práctica (humectación) que se viene haciendo desde muchos años atrás, especialmente con fósiles, y por un motivo, digamos, “científico”. El hecho de mojar la seca superficie con su saliva, les permite observar mejor las texturas de fósiles y minerales que destacan, al no producirse los desenfoques de los microrreflejos y microrrefracciones que se provocan en una superficie seca. Por lo visto el polaco, ni corto ni perezoso, le dio una pasadita de la lengua a un trilobite de cuatrocientos millones de años de antigüedad durante su discurso de aceptación. Todo por la ciencia y el humor.
Literatura. Se lo decía la semana pasada, ¿qué se siente cuando repetimos una misma palabra muchas, muchas, muchas veces? ¿Lo sabe?, ¿no?, pues no se preocupe porque un equipo de científicos de Francia, Reino Unido, Malasia y Finlandia lo ha estudiado y tiene una respuesta para usted. Hicieron que un grupo de participantes copiaran y repitieran una misma y única palabra muchas, muchas, muchas, muchas veces hasta que ésta, de repente, les parecía peculiar, exótica o desconocida; algo que les ocurría, aproximadamente, a los dos tercios de las personas cuando habían repetido la palabra unas treinta (30) veces. Y como se trata de un fenómeno opuesto al Dèjà Vu, pues consiste en hacer que algo que nos es conocido termine resultándonos desconocido, lo denominaron Jamais vu. Parece ser que aquellas personas que en la vida cotidiana son propensas a los déjà vu también lo son a los jamais vu, aunque no es menos cierto que queda mucho por descubrir para conocer el origen neurocientífico de estos fenómenos.
Salud pública. Este Ig Nobel ha ido a parar a investigadores de Corea del Sur y Estados Unidos por, le cito textualmente, “controlar y analizar rápidamente las sustancias que excretan los seres humanos”. Para entendernos y hablando en plata se lo han entregado al urólogo Seung-min Park por inventar el ‘Stanford Toilet’, un modo peculiar de llamar a un inodoro cargado de tecnología, pues es capaz no solo de analizar los excrementos (heces y orina) sino de reconocer a los usuarios por su “huella anal”. Vamos, según dicen, un identificador tan único y completo como la huella dactilar, no le digo más.
Comunicación. Es más que probable que en algún momento haya pensado que puedan existir personas que sean, digamos, expertas en hablar al revés, por qué no, e incluso en que este “superpoder” pueda tener algún tipo de aplicación, pues sí, por qué no. Lo que quizás no sea tan probable es que se haya imaginado a un grupo de científicos estudiando la actividad cognitiva y mental de estas personas, para saber qué es lo que les confiere esta super capacidad lingüística; no, eso casi seguro que no. Pues bien, no sé si se lo habrá imaginado pero el grupo existe, lo conforman científicos de Argentina, España, Colombia, Chile, China y Estados Unidos, y han hilado tan fino en su investigación sobre la actividad cerebral cuando una persona habla al revés, que han sido merecedores del Ig Nobel de esta categoría.
Nutrición. Dos investigadores japoneses han recibido este galardón por sus descubrimientos sobre, cómo los palillos chinos y las pajitas electrificados pueden afectar el sabor de los alimentos y las bebidas e incluso aumentarlos como, por ejemplo ocurre, con la percepción del sabor salado. Según cuentan todo empezó al plantearse por qué disfrutamos de las bebidas carbonatadas si el dióxido de carbono no tiene sabor, y encontraron la respuesta: porque las burbujas estimulan nuestras papilas gustativas, pero esa es otra historia: El caso es que, de forma análoga, ellos propusieron que la sensación gustativa mejoraría y el número de sabores aumentaría si usamos la estimulación eléctrica de las mismas. Es lo que podríamos llamar el “sabor eléctrico”, sensación que experimentamos al estimular la lengua con corriente eléctrica, y que se puede usar como un condimento para cambiar el sabor de alimentos y bebidas; para ello proponen el uso de pajitas para beber líquidos y el de tenedores o palillos chinos, que estén conectados a un circuito eléctrico ¿Que qué pienso? Pues que Hay gente pa tó; el matador “dixit’.
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FUENTE: Enroque de ciencia
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