'Premios Ig Nobel, 2023' (1)
Preguntas en busca de respuesta ¿Tenemos las personas el mismo número de vellos en ambas fosas nasales? ¿Por qué a muchos geólogos y paleontólogos les gusta lamer las rocas? ¿Qué se siente cuando se lee la misma palabra muchas, muchas, muchas veces? ¿Influye la actividad sexual de las anchoas en la mezcla de las aguas y en la circulación global de las corrientes oceánicas? Si la lengua se electrifica, ¿cambia el sabor de la comida? Aunque le cueste trabajo creerlo, existen científicos que investigan estos tipos de asuntos y le digo más, a los que encuentran respuestas hasta les conceden unos premios que, a pesar de llamarse Ig Nobel, no tienen ninguna vinculación con los premios Nobel, aunque es innegable que le hacen algún que otro guiño. Se tratan de unas ceremonias cuyo objetivo no es otro que el de “celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de la gente por la ciencia, la medicina y la tecnología”, en realidad los Ig estadounidenses son una parodia de los galardones suecos, pero a veces los ganan científicos reconocidos y resultan ser investigaciones útiles e interesantes y, eso sí, todos los años, todos indefectiblemente, nos levantan una sonrisa, para luego hacernos reflexionar. (Si está interesado en la intrahistoria del tema hay algo editado en el blog Enroque de Ciencia).
Ig Nobel, 2023. En la primera y virtual de las dos ceremonias de este año que es ya la trigésima tercera (33.ª) edición de los susodichos Premios Ig Nobel -se celebró vía webcast el pasado jueves 14 de septiembre, madrugada del viernes 15, horario peninsular español- se presentaron los ganadores en las diez (10) categorías. Unos premios que en la segunda y ya presencial de las ceremonias -que tendrá lugar en el MIT Museum, Cambridge (EEUU), en vez del clásico Teatro Sanders de Harvard-, se entregarán entre guasa y diversión el próximo 11 de noviembre; como siempre el acto irá acompañado de mini-no-óperas (canciones sin argumento, cantadas de forma operística) mojadas, así como de un momento de lanzamiento de aviones de papel sobre los galardonados en el escenario. Y en el ínterin temporal de ambas ceremonias algo serio, pues se habrán anunciado los premios Nobel de ciencias (2-9 octubre). Dicho lo cual, vamos a lo que nos trae, los Premios Ig Nobel de 2023.
Ingeniería mecánica. Investigadoras de India, China, Malasia y Estados Unidos han ganado esta categoría por reproducir la que sería la pesadilla de un aracnofóbico, y es que han resucitado arañas muertas para utilizarlas como herramientas; pero ojo, no me malentienda, no es que la hayan devuelto a la vida sino que han sabido aprovechar sus cadáveres para con ellos ser capaces de agarrar, a modo de pinzas, objetos de hasta un ciento treinta por ciento (130 % ) mayor a su propio peso, lo que no está nada mal desde el punto de vista mecánico; incluso han puesto nombre a esta nueva tecnología robótica bio inspirada en usar cadáveres como componentes: necrobótica, un buen neologismo.
Medicina. Lo ha ganado un equipo de científicos de Estados Unidos, Canadá, Macedonia, Irán y Vietnam, por utilizar cadáveres, vaya por Dios, para determinar si existe el mismo número de pelos en cada una de las dos fosas nasales de las personas. Porque en opinión de estos investigadores nadie hasta ahora lo había investigado, ¿se lo puede creer?, de modo que no había estudios previos de las características anatómicas de las vibrisas humanas, que es como se denominan a nuestros vellos nasales. Ahora sí, y sabemos que hay alrededor de ciento veinte (120) pelos en la fosa nasal izquierda y ciento doce (112) en la derecha que sirven para filtrar partículas de más de tres nanómetros (3 μm) en la cavidad nasal. Aunque le pueda parecer un chiste este estudio la cosa tiene su aquel científico pues servirá para investigar cómo afecta la falta de vello nasal al sistema inmunológico de las personas con alopecia, una enfermedad que provoca la caída del cabello. No me diga que no tiene importancia salutífera.
Psicología. En realidad los resultados del experimento se publicaron en 1969 pero ha sido este año cuando sus autores, unos psicólogos de Estados Unidos, han recibido el Ig por investigar cuántas personas se paran por la calle para mirar hacia arriba, si otros transeúntes hacían lo propio aunque fueran unos extraños. Ya sabemos que los seres humanos somos bastante tendentes a la imitación, incluso sin darnos cuenta, un “contagio” del comportamiento que al parecer crece conforme lo hace el porcentaje de los que se paran o de los que miran hacia arriba.
Educación. Este Ig Nobel ha ido a manos de un equipo de científicos procedentes de China, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Irlanda, Estados Unidos y Japón, por estudiar los efectos de la anticipación del aburrimiento. Dicho muy grosso modo, nos viene a decir que si antes de entrar en una clase de secundaria, de universidad o de una conferencia ya pensamos que va a ser aburrida, da igual lo amena que la haga el profesor o el conferenciante, lo más probable es que nos aburramos. Un asunto serio éste donde los haya, serio y de lo peor que nos puede pasar, que es no tener curiosidad por descubrir, porque la curiosidad, que no tiene cura, es la cura del aburrimiento. Si vamos predispuestos al aburrimiento, nos aburriremos. No le aburro más. (Continuará)
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia
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