EXTRAPOLAR IDEAS


 
 

Parece ser que Mariano Rajoy ha contratado desde ya los servicios de una empresa de mudanzas para trasladar sus pertenencias a la que será su casa durante los próximos años. Mariano, dicen sus allegados, se va a vivir a la Moncloa. Bueno, lo proclaman los suyos y lo confirman las encuestas. Me pregunto para qué vamos ni siquiera ir a votar. Total, ya lo dan por ganador. Además, después de todo, tampoco va a poder hacer lo que quiera, sino lo que le marquen “los que mueven los hilos de todo este tinglado”. Pero, bueno, el comentario no va sobre este oscuro asunto.

Decía el líder del PP, Mariano Rajoy (como se sabe) que en sus primeros cien días en el Gobierno aprobaría una ley de transparencia y cambios en los organismos reguladores, endurecería las responsabilidades de los políticos que gasten sin aval presupuestario y propiciaría un pacto por la austeridad. Y proclamaba un decálogo de medidas.
Me llamó la atención cuando leí sus propuestas hace unos días en la prensa. Sobre todo, porque comparaba mentalmente sus preceptos con lo que ha sido, y es, nuestro actual gobierno local.

Hablaba de mantener un EQUILIBRIO PRESUPUESTARIO. Para ello, establecería un endurecimiento de las responsabilidades exigibles a los gestores de las instituciones para garantizar que no asuman compromisos de gastos que no estén presupuestados. Y me vino a la memoria las obras iniciadas en el solar destinado al nuevo centro de salud. Me acordé de que todavía no nos hemos enterado del coste de aquellos movimientos de albañilería iniciados allá por el mes de mayo, en plena campaña electoral municipal. Me pregunté, al leer esta medida del PP, si las obras contará con un presupuestado asegurado.

Declamaba en su intervención Mariano Rajoy por la AUSTERIDAD y TRANSPARENCIA. Y otra vez me acordé de la dichosa “obrita”.
Iniciar unas obras con un claro afán electoralista no sólo repercute en el ahorro de nuestro Ayuntamiento, sino que puede rayar la ilegalidad. Lo de la TRANSPARENCIA ya clama al cielo. En todas las construcciones institucionales existe un gran panel donde se indica una serie de datos. Así, el nombre del arquitecto, la empresa promotora, el plazo de ejecución, la financiación,…Si se dan un paseo por las inmediaciones del solar que nos ocupa, no existe tal panel. ¿Dónde está la TRANSPARENCIA  en todo este asunto?

Desde luego, cuando el equipo redactor del programa de los populares se puso a la tarea de diseñar las directrices, seguramente no se estaba acordando de cómo lo hacen sus compañeros de partido en Rota junto a sus socios de Gobierno.
“No se pueden dejar facturas en los cajones sin que nadie responda por ello”, avisó Rajoy. Y algunos/as se sonrojarían al oírle hablar así.

Defenderá el dinero público reformando una ley de subvenciones. ¡Ay, el dinero público! Habrá que volver a recordar que las obras que propician todo el hilo conductor de este artículo se han ejecutado con dinero público.
¿Cuánto? No se sabe. Pero se sabrá. De esto pueden ustedes, queridos lectores, estar seguros.

Ante toda esta serie de medidas, uno se pregunta si no se pueden aplicar ya, allá donde gobiernan lo populares. No creo que sea necesario esperar a que sea 21 de noviembre. Al proclamarlas se presenta como el salvador de un caos, donde él va a venir a poner orden.

Hombre, seamos serios. El Partido Popular gobierna en muchos ayuntamientos que no son precisamente ejemplo de austeridad. También en muchas comunidades autónomas donde sus dirigentes políticos tampoco son, precisamente, el espejo de la transparencia en que mirarse.
De todas formas, él cumple con su guión. Lo que pasa es que esa guía puede hacer recordar a muchos (no a todos, porque si no las encuestas se equivocarían) que los suyos incumplen “el libreto” del Jefe.

Si la Política es el arte de gobernar, algunos políticos se han convertido en verdaderos artistas prestidigitadores y maestros  del encantamiento y del ocultismo. Por eso, gozarán, digo yo, del beneplácito del respetable. Y al expresar semejante idea también me acordé de alguien.
Salud.



                                                                                                                ANTONIO FRANCO GARCÍA