La inteligencia artificial
Esto de la inteligencia artificial (IA) parece que no tiene límites. Aunque parezca que estamos hablando de un calificativo actual, hay que decir que el término se acuñó hace ya más de sesenta años. Crear máquinas que imiten la inteligencia humana bien pudiera considerarse como una idea dentro del mundo de la ciencia ficción, pero no. Como he dicho, lleva ya algunos años entre nosotros. ¿Qué jugador de ajedrez no se ha enfrentado a un ordenador en una partida alguna vez? El jaque mate por parte del artilugio hacía el jugador, sobre todo si este no es ducho en el juego, está asegurado.
Dicen que la IA no tiene como fin reemplazar a los humanos, sino en mejorar nuestras capacidades. Eso defienden sus propulsores. Pero muchos están con la mosca detrás de la oreja. Si se prepara a una máquina para confeccionar una pintura y el resultado resulta de gran calidad artística, ¿qué va a ser de los pintores? Si se le programa para que elabore un guión cinematográfico en base a los datos suministrados de la trama de una novela, ¿qué futuro tienen los guionistas en el cine? Llegando más lejos, si en base a unos apuntes, a unas reseñas, a unas referencias, se prepara al mecanismo para que escriba un libro con vistas a convertirse en un best seller, ¿qué será de los autores?
Mas estoy convencido de que la IA no puede reemplazar al hombre en todo. Por muchos avances tecnológicos que se logren, una máquina no podrá nunca, por ejemplo, crear un poema. Podrá componer un soneto en base a unos datos que se les transfieran a su circuito de cables multicolores. Es posible que pueda rimar los versos endecasílabos de los cuartetos y los tercetos. Puede que incluso ya se haya logrado. Pero la poesía conlleva en sus palabras, además de la rima, sensibilidades y mensajes, que una máquina no podrá nunca transmitir. A través de la IA el artilugio no podrá expresar afecto, ternura, dolor, tristeza, pasión...
En la literatura, no sólo en la lírica, el escritor usa la creatividad y la imaginación. La máquina puede llegar a conocer el lenguaje, la gramática y la sintaxis, pero nunca alcanzará los sentimientos y las ideas de un escritor. No sólo en la Literatura, también en las artes plásticas y en la música, la máquina podrá imitar pero no descifrar y mostrar la esencia, el alma, que contiene cualquier obra de arte, cualquier composición musical.
Si nos adentramos en el terreno de la Filosofía, la IA no puede desplazar al pensamiento humano. Tal vez por esa razón, porque vivimos en un mundo tecnológico y altamente informatizado, algunos intentan desterrar a la Filosofía como materia de estudio.
Este artículo no viene a ser un alegato en contra de la IA. Ni mucho menos. Es más, la aplicación de esta en diferentes facetas de la vida es incuestionable. Su aplicación en diagnósticos médicos, en la atención a los clientes, en el mundo del transporte... sin mencionar a los juegos o traducciones, viene a mejorar nuestro día a día.
Para las Artes hace falta, sobre todo, tener talento. Hemos dispuesto a las máquinas de todo un complejo artificio para solucionar problemas. Pero no se la puede programar para dotarla de talento y de sentimientos.
En su obra “Un mundo que agoniza”, Miguel Delibes acuñó que “la máquina ha venido para calentar el estómago del hombre, pero ha enfriado su corazón”.
A pesar de todo, las Artes siempre prevalecerán.
Hermano Lobo | Jueves, 24 de Agosto de 2023 a las 19:51:19 horas
Manita, con dedo pulgar hacia arriba.
Saludos.
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