El 91% de las personas a las que Cruz Roja ayuda reconoce no entender la factura de la luz. Esa es una de las principales conclusiones del último informe sobre pobreza energética publicado por Cruz Roja, que pone de manifiesto la creciente vulnerabilidad en este ámbito y constata la necesidad de formación y capacitación en materia energética, tanto para el ahorro y eficiencia en su consumo, como para comprender la propia factura de la luz.

Para hacer frente a esta necesidad, Cruz Roja presta asesoramiento personalizado sobre consumo en los hogares, analizando las facturas de suministros con un informe que incluye buenas prácticas ambientales y consejos individualizados para cada caso. Además, organiza de manera periódica talleres y formaciones sobre ahorro energético, dirigido a diferentes colectivos vulnerables.

El último celebrado ha sido en Rota, con personas mayores que han conocido de la mano del voluntariado todos los detalles que aparecen en una factura de suministro eléctrico doméstica, para conocer a qué corresponde cada dato e identificar en qué se puede mejorar el ahorro energético y económico: por ejemplo, las potencias contratadas, los consumos energéticos, el tipo de tarifa que tenemos contratada o si tenemos derecho a disfrutar del bono eléctrico. No en vano, según Cruz Roja, un 72% de las personas atendidas por la organización tienen derecho al bono social pero no lo perciben. El taller celebrado en Rota se ha realizado con financiación de BP dentro del Plan 'Cruz Roja Reacciona'.

Se calcula que entre un 9,6% y un 16% de los hogares españoles sufren pobreza energética, según datos del Ministerio de Transformación Energética. La escalada de precios de los suministros energéticos y su crecimiento tras el conflicto en Ucrania hacen prever a Cruz Roja un posible incremento de pobreza energética en los hogares. En el último año, la organización ha ayudado a más de 1.500 familias en Andalucía que sufren pobreza energética, es decir, que no pueden satisfacer las necesidades básicas de suministros de energía, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente, y posiblemente por disponer de una vivienda ineficiente en energía.

La organización humanitaria les presta un asesoramiento personalizado sobre consumo en los hogares, analizando con ellas las facturas de suministros, con un informe que incluye buenas prácticas ambientales y consejos individualizados para cada caso. Además de ayudar en el pago de suministros, en muchos casos Cruz Roja también ha llegado a mejorar elementos del hogar, para hacerlos más eficientes, arreglando humedades, cambiando calderas y otros electrodomésticos obsoletos, además de hacerles llegar artículos favorecen el ahorro energético, como bombillas led, burletes, regletas, etcétera.  

El ahorro potencial medio por familia atendida por Cruz Roja detectado es de 218 euros al año, correspondiente a un 28% de su factura; esta cifra, especialmente, se debe al alto número de familias con derecho al bono social que no lo están percibiendo, que alcanza el 69%, o a contratos no optimizados (17%). 

Cruz Roja estima que el 40% de los hogares tienen un frigorífico en mal estado, y un 78% de las viviendas no cuentan con iluminación LED. Ambos factores, por ser tecnologías obsoletas y en mal estado, repercuten directamente en el consumo de las familias. A estas vulnerabilidades también se les suman las humedades en las viviendas, infiltraciones de aire en puertas y ventanas o la falta de agua caliente.