‘Casablanca’, 1943
Arte e Historia. Le decía la semana pasada que su estreno, hace ahora poco más de ochenta años, enero de 1943, vino precedido de una premiere que tuvo lugar en el cine Hollywood de Nueva York un par de meses antes, el 26 de noviembre de 1942, y que casualmente precedió, por unas semanas, a la Conferencia de Casablanca que reunió en esta ciudad de Marruecos a los dirigentes Roosevelt, Churchill, De Gaulle y Henri Giraud a fin de elaborar una estrategia europea para el funcionamiento aliado durante la Segunda Guerra Mundial. Destacar que la cinta acabó de filmarse a primeros de agosto de ese año y recreaba acontecimientos bastante recientes, del invierno de 1941. Entre ellos el ataque sorpresa de la Armada Imperial Japonesa a la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor (Hawái), en la mañana del domingo 7 de diciembre de 1941. Junto a la declaración de guerra del día siguiente, el 8 de diciembre, por parte del Congreso de los Estados Unidos al Imperio de Japón.
Historia y Arte. Y, claro está, el desembarco en el norte de África (Operación Torch) y posterior avance hacia Túnez de las tropas anglo-estadounidenses, la campaña iniciada el 8 de noviembre de 1942, además de la ya mencionada Conferencia de Casablanca que tuvo lugar del 14 al 24 de enero de 1943. Una proximidad temporal le decía, que confirió una fidelidad a los hechos históricos reflejados en ella que no suele ser frecuente en el cine, y permítame no poner ejemplos por aquello de que “se dice el pecado pero no el pecador”. En ese sentido sirva de ejemplo a modo de anécdota, cómo se muestran las relaciones entre las fuerzas del estado francés y las del III Reich, y que bien se recoge en una de las míticas frases de la película, la que pronuncia el capitán Renault y con la que salva la vida a Rick cuando llega la policía tras que éste disparara contra el mayor Strasser, que había acudido por un chivatazo recibido del propio Renault quien imperturbable ordena, “Capturen a los sospechosos habituales”. Maravillosa.
Preestreno propagandístico. De este modo la película de Michael Curtiz adquiría una inesperada vertiente propagandística en contra de las potencias del Eje que si bien, en un primer momento, recibió el apoyo de crítica y público, éste andaba muy lejos del posterior y espectacular éxito que tuvo después, ya le hablé del reestreno de 1957. Un conjunto de factores que confirieron a este film un aura de leyenda con repercusiones mágicas y míticas, que le hacen ser objeto de devoción por buena parte del público y que impidió que pasara a ser gloría de un día, como otras tantas buenas obras del Hollywood de esa época, para convertirse en el referente eterno que es. Uno cuyo hechizante secreto radica en ese sinfín de situaciones arquetípicas que van del amor desgraciado a la redención y que resume el espíritu de una época, el mismo que puede reconocer cualquiera que mire y vea con conocimientos este relato de amor, guerra y sacrificio. Un hechizo en el que juega un importante papel la música.
‘As Time Goes By’. La canción, que en realidad fue compuesta en 1931 por Herman Hupfeld para una obra de teatro que nunca se estrenó, en principio iba a formar parte de la banda musical de ‘Casablanca’ pero eso solo fue en principio, porque el compositor Max Steiner tenía otro plan, el de reemplazarla por una composición propia, algo que al final no pudo materializar. Resulta que cuando se puso manos a la obra, la actriz Ingrid Bergman se había cortado el cabello para protagonizar a “María” en el film ‘Por quién doblan las campanas’, por lo que resultaba imposible rodar las nuevas escenas en las que ella aparecía durante la canción. Así que se tuvo que aguantar y decidió utilizarla como base de la banda sonora, versionándola de manera que se ajustara a distintas situaciones y escenas. Le dejo con el fragmento más conocido de su letra: You must remember this / a kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh. / The fundamental things apply / As time goes by.
Otros entresijos cinematográficos. En ese mismo año de 1943 la película producida por Warner Bros recibía por parte de la Academia de Cine hasta tres Oscar: Mejor Película; Mejor Director, a Michel Curtiz; y Mejor Guión, a los hermanos Epstein y a Howard Koch. Como seguro sabe todos se descalificaban entre sí a la hora de arrogarse las autorías de las míticas frases o el inolvidable final. Un auténtico pandemonio cinematográfico que se materializó la misma noche de entrega de las estatuillas cuando, al anunciarse el Oscar a la Mejor Película y el productor Hal B. Wallis, que había dedicado todos sus esfuerzos a ponerla en marcha, se levantaba de su asiento y se abotonaba el esmoquin. Justo entonces pudo contemplar atónito cómo Jack Warner, el jefe del estudio, que nunca había confiado en la película, se abalanzaba hacía el escenario para recoger el galardón. Y no, no quedaron aquí las quisicosas casablanqueras, ‘Esta va por ti, muñeca’ ¿Continuará?
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia
Carlos Roque Sánchez | Lunes, 08 de Mayo de 2023 a las 08:08:52 horas
Gracias. Saludos
Accede para votar (0) (0) Accede para responder