Tarde de mucho viento y sensación térmica nada primaveral han acompañado en la tarde noche del Jueves Santo a Nuestra Señora de los Dolores y al Santísimo Cristo de la Caridad. Pese a ello, era el primer día festivo para muchos ciudadanos en esta Semana Santa y por eso, el tiempo desapacible no ha impedido que por las calles del centro y del casco histórico, prácticamente no se pudiera andar  de la cantidad de público que ha habido en todo momento. En especial, había aglomeraciones en aquellos puntos en los que iba a aproximarse la llegada de la procesión que ha marcado la jornada cofrade en la villa.

A las siete de la tarde, puntual, abrían las puertas de la capilla de la Caridad y el cortejo de hermanos penitentes empezaba a desfilar con cirios e insignias a un ritmo bastante acelerado ante una plaza de Andalucía que estaba repleta, con ganas de ver una salida procesional que gusta mucho.

En poco más de quince minutos, el cortejo de nazarenos, en el que también iban las mujeres de mantilla española de riguroso negro, estaba desfilando por la calle y era el turno de la cuadrilla de costaleros que, guiada por Manuel Acuña y Rafael Linares, ha tenido que maniobrar para sortear la dificultad que supone salir por la puerta de la ermita tan pequeña y estrecha. La corona de la virgen casi toca el techo, por eso, los costaleros se tienen que echar cuerpo a tierra hasta atravesar el dintel y con ello, recibir el aplauso de todos los presentes que de esta forma, reconocen el mérito de quien va bajo las trabajaderas.

El cortejo ha avanzado por las calles del casco histórico con algún cambio en el itinerario habitual, con especiales momentos en la calle O'Donell, donde la virgen y el cristo recibieron una petalada tanto desde el balcón de una de las viviendas, como a sus pies, para que los costaleros pisaran un manto de flores a su paso. En ese mismo punto, también el saetero Agustín Sánchez Nogales dedicó una saeta a los titulares de esta hermandad que ha lucido esplendorosa por la calle aunque con un viento de levante muy desagradable.

Momento clave ha sido también, como siempre y ese es un emblema en el itinerario, la bajada por la Cuesta de San Cayetano, que este año se ampliaba desde muchos metros más atrás, y ha concentrado a un gran número de devotos, fieles y curiosos.

Y es que si algo tiene el Jueves Santo, es que en la calle hay de todo, desde el cofrade y creyente que se acerca porque es un momento esperado poder ver a las imágenes realizar su estación de penitencia, hasta el que viene de descanso a la localidad, y simplemente, disfruta si encuentra a su paso una procesión. Para todos los gustos ha tenido esta jornada que en general, se vive con devoción y admiración, como han demostrado los numerosos aplausos recibidos a lo largo del recorrido.

La banda de música "San Salvador" de Las Cabezas de San Juan ha sido la encargada poner el acompañamiento musical a un paso, escoltado de nuevo por agentes de la Policía Nacional socios de ASACRO,  que se ha lucido llevando a Nuestra Señora de los Dolores y al Cristo de la Caridad por los rincones de una villa que también espera con ganas la Madrugá que comenzará en breve.

Como apunte, es la última vez que, probablemente, se vea el paso de caobilla procesionar este día porque la junta de gobierno de la Hermandad de los Dolores ha encargado un diseño nuevo que quieren estrenar la próxima Semana Santa.

Destacado es también el patrimonio cofradiero de Los Dolores, uno de los más rico, si no el que más, de los que se lucen en estos días de recuerdo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Entre sus insignias, destaca una peculiar que fue estreno el año pasado y que en esta salida portaba una de las mujeres de mantilla, el Libro de Hermanos Difuntos. Un libro que lleva en su interior la ficha de hermanos de Los Dolores ya fallecidos, aquellos hombres y mujeres que con su devoción transmitieron su fe a otras generaciones para que la hermandad siguiera creciendo.  Y así ha ocurrido porque este año, el cortejo contaba con un mayor número de hermanos que el año pasado, según el hermano mayor, Manuel García.

Tras cuatro horas de salida procesional, el cortejo llegaba a la hora de su recogida, con una plaza de Andalucía repleta de público, rebosante, pese a la noche ventosa. Allí la virgen de los Dolores con su hijo yacente en el regazo, se ha lucido meciéndose al son de las marchas procesionales que han arrancado el aplauso de los cientos de roteños que han tenido la ocasión de disfrutar del momento.

Terminado el Jueves Santo con plenitud y esplendor,  llega la Madrugá con Jesús Nazareno en la calle y María Santísima de la Amargura que saldrá a las dos de la madrugada de la iglesia de la O y se recogerá a las 12.30 horas del Viernes Santo.

La Semana Santa de Rota enfila su recta final, aunque todavía tiene por delante a las cofradías de la Veracruz, Santo Entierro y el Resucitado.

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