El silencio que acompaña a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado en su procesionar de cada Martes Santo es una seña de identidad que la Hermandad de la Veracruz, y todos los hermanos que forman parte de este cortejo, se toman muy en serio. Es la primera procesión de la Semana Santa que su salida a la calle calla bocas, ruido de pipas  y cuchicheos propios de los minutos de espera. Cuando Jesús maniatado con corona de espinas hace acto de presencia, solo se oye el rachear de una cuadrilla de costaleros que esta noche ha vivido un momento especial.

Cuatro años sin poder realizar una estación de penitencia con plenitud ha sido demasiada espera para los devotos y para una junta de gobierno, presidida por Jesús Alegre como hermano mayor,  que en junio se despedirá cuando se convoquen elecciones. De todo el mandato, solo este 2023 han podido disfrutar de la salida procesional completa, sin tener que mirar al cielo durante todo el día, acelerar el paso para un rápido traslado o simplemente, esperar que la pandemia del Covid-19 pasará cuanto antes. No han tenido suerte en esto de lucirse en la calle, pero el trabajo previo se hacía con la misma intensidad de quienes tuvieron la fortuna de procesionar acompañados por el tiempo,  así que esta Semana Santa tenía que ser la suya. Y así ha sido.

Cinco minutos pasaban de las diez y media de la noche, cuando un hermano hacía la llamada y las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de la O, donde  Nuestro Padre Jesús Cautivo fue trasladado el pasado Viernes de Dolores, se abrieron para dejar pasar a la cruz de guía que daba paso al cortejo.

Túnica beige y antifaz morado sin capirote marcaban la estampa de la noche más sobria de la Semana Santa, con casi 300 hermanos en total. Entre ellos, luciendo hábito unos 50 portando cirios, unos 85 con cruces de madera y otros, con las insignias de esta Hermandad de la Veracruz que tiene como titular a una imagen que siembra silencio en la noche y deja a su paso un halo de  recogimiento indiscutible.  Especialmente significativo cada año es el numeroso grupo de hermanas de vela que van tras el paso, unas 130, que son fiel reflejo de la devoción al Cautivo.

Muchos de los que han acompañado hoy a Jesús lo han hecho por primera vez porque como decía el hermano mayor a este medio, se ha registrado un buen número de devotos nuevos, gente joven que ha sentido las ganas de participar de forma activa en un cortejo que es de los más numerosos de la Semana Santa roteña.

Si la plaza Bartolomé Pérez estaba llena con la salida de Jesús, no lo han estado menos otros tantos puntos del itinerario marcado por una noche con algo de viento de levante y temperaturas  mínimamente más frescas que estos días atrás. Pero ver al Cautivo reencontrarse con rincones roteños por los que no pasaba hacía cuatro años, era una estampa esperada.

En la noche de este Martes Santo, Jesús ha lucido una nueva túnica morada lisa, de sarga, donada por los costaleros que en esta estación de penitencia se han despedido del que ha sido durante 15 años su capataz, José Joaquín Arévalo.  Un hermano que da el paso atrás para dejar a nuevas caras que guíen a Jesús maniatado por las calles y que se lleva la satisfacción de haber formado una gran familia con su cuadrilla. Como capataz, noche de emociones encontradas; feliz por estar en la calle aunque con un sabor a despedida inevitable. Solo quien ha sido los ojos de sus costaleros cada Martes Santo desde 2009 sabe lo que se siente en un momento así, y su cuadrilla, lo ha seguido, como siempre.

El racheo de los costaleros y el tintineo de alguna cadena atada a los tobillos de unos pocos hermanos han  sonado al paso de Jesús Cautivo y ha marcado el único sonido que se ha escuchado en esta procesión que no lleva acompañamiento musical y que con su particular manera de andar deja su sello personal entre los cofrades y público en general.  A ambos lados, como escoltas, dos policías nacionales de la Asociación Santo Ángel de Rota (ASACRO) que desde hace años acompaña a algunos titulares para dar un mayor realce a la salida procesional.

Los roteños, pese a que mañana es día laborable, han salido a la calle y lo han acompañado por cada rincón por el que ha pasado. Hasta las dos de la madrugada dura una estación de penitencia que en este 2023 ha sido plena, con un  Cautivo luciéndose solemne y austero, como cada Martes Santo.

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