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Carlos Roque Sánchez
Sábado, 24 de Septiembre de 2022

Acerca del otoño 2022

[Img #176898]El meteorológico y el astronómico. Ya sabe que a la hora de hablar del otoño, como de cualquier otra estación, desde el punto de vista de la ciencia hay que tener en cuenta que existen dos, por así decirlo. En orden de aparición temporal el primero es el otoño meteorológico que siempre empieza y acaba el mismo día, a saber, las 00:00 del día 1 de septiembre y las 24:00 del 31 de noviembre, durando tres meses completos de calendario (septiembre, octubre, noviembre) o 92 días. El segundo es el otoño astronómico, que se inicia con el fenómeno espacial del equinoccio de septiembre sucedido este año el pasado viernes 23 de septiembre a las 03:04 hora oficial en la España peninsular, las 02 h 04 min en Canarias, siendo su duración de 89 días y 21 horas pues la estación concluirá el 21 de diciembre con el fenómeno del solsticio de diciembre.

 

Como es obvio, a diferencia del meteorológico, el astronómico no empieza y acaba en la misma fecha. En cualquiera de los casos es lo que tiene el otoño, hablemos del que hablemos, que dura lo que tarda en llegar el invierno. Así que cuando esta Opinión se edite, estaremos ya en el vigésimo cuarto (24.º) día de un otoño y en el segundo (2.º) día del otro, y con el paso de las fechas iremos notando cómo disminuyen: la duración de los días, empieza a oscurecer antes y amanecer más tarde; la intensidad de los rayos solares, ya no queman tanto; y la temperatura del ambiente, llega el frío.

 

Etimología otoñal. Aunque existe consenso con respecto al origen del término -proviene del latín autumnus, composición de auctus y annus, que podríamos traducir por “que llega la plenitud del año”-, sobre su significación existen variantes. Mientras unos apuntan a que tal vez sea una consecuencia de la observación de la naturaleza, cuando la vegetación ya está cercana al final de su ciclo; otros son de la opinión que es fruto de una comparativa humana, se suele decir y oír que es en la madurez cuando las personas estamos en el “otoño de nuestras vidas”, en el “auge de nuestra vida”. Lo que puede ser, aunque no sé qué decir. De lo que sí le puedo apuntar algo, en esta comparativa entre año planetario y vida humana, es de un detalle sabido de todos, pero casi obviados por muchos. El año, por diversas circunstancias astronómicas, sociales o económicas comienza en invierno, continúa con primavera, verano y otoño para, volver a empezar. Todo tiene principio y final, una característica inmutable de todo lo que es mutable.

 

Etapas humanas. Le cuento esto porque algo parecido ocurre con nuestras vidas, aunque con alguna diferencia. Nosotros empezamos por la infancia pasando después por adolescencia, madurez y senectud, y como puede apreciar, es evidente que el paralelismo propuesto y apenas iniciado con las estaciones, se rompe a las primeras de cambio en la comparativa humana. El invierno, comienzo del año natural, coincide con la infancia, el inicio de nuestra vida; y su final, el otoño, con nuestra madurez y principio de ancianidad. No, no concuerdan. Parecería más lógico que el año comenzara con la primavera, de hecho así fue en el primitivo calendario romano, aquél que constaba de sólo diez meses y empezaba en el actual marzo. Pero bueno esa es otra historia, ahora deseo hablarle de una de las etapas humanas, en particular de la última de nuestras vidas que, desde el punto de vista ordinal, coincide con nuestro otoño terráqueo.

 

Otoño y senectud. No son pocos los que piensan, me confieso uno de ellos, que esta estación es probablemente la más bella del año. Por fin corre el viento, se mueven las nubes, el sol brilla un poco más débil cada día y la brisa otoñal nos acaricia con su frescor. Con él parece que empezara todo, es como si el cambio de estación nos diera una tregua para volver a intentarlo, como si fuera un nuevo volver a empezar. No sé bien cuál la verdad, cada uno sabrá de lo suyo, lo que sí sé por propia experiencia es que siempre hay algo y que por la cabeza de todos pasa un “Este año, esta vez, sí”. Pues lo mismo pienso sobre la senectud. La etapa de nuestras vidas que cronológicamente coincide con la estación otoñal que es la última, pero puede ser la más bonita, aunque como para todo en esta vida hay opiniones. En ese largo y tortuoso camino hacia la muerte, que algunos entienden es la vida, no todos piensan igual.

 

Hay quien dice que la felicidad está en la infancia, aunque también hay quien apuesta por la adolescencia y no falta quien entiende la treintena como la edad dorada del hombre. Por supuesto está quien cuenta la vida a partir de los 40, quien la valora sólo a partir de los 50 y me sé de quien espera a tener cumplidos los 60 para empezar a hacer planes. Y ya de la que va, no son pocos los que dicen que, puestos a contar, no cuenten con ellos a partir de los 70.

 

Como ve no son más que formas de buscar la felicidad en la vida, ‘Maneras de vivir’, que nos cantaban en los años ochenta del siglo pasado, el “leñero” grupo. Pues sí, por qué no. Sin embargo el filósofo, sobre felicidad y vida, era más bien pesimista y lo dijo: ‘Desordenando la felicidad me encontré con la vida’. Sí, también es posible que así sea.

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

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