Los rocieros roteños pudieron disfrutar en la tarde de ayer, 15 de agosto, de la salida procesional de Nuestra Señora del Rocío que ayer, como es ya tradicional, salió en procesión por las calles de Rota.

Esta vez, el comienzo de esta esperada cita, no tuvo lugar desde la misma parroquia de Nuestra Señora del Carmen, sino desde el Pasaje del Padre Juanito, ya que la iglesia se encuentra en obras y el paso tuvo que prepararse fuera de la misma.

Un poco antes de las ocho y media de la tarde, los feligreses se congregaron entorno a la Blanca Paloma para acompañarla en esta salida que la Hermandad del Rocío de Rota preparó con mimo  coincidiendo  con la festividad de la Asunción de María, para llevarla por las calles de Rota.

Un final de tarde plácido acompañaba a todos los roteños y foráneos que se acercaron para presenciar un hecho habitual, pero de una gran expectación. Este año la Santísima Virgen del Rocío contaba con dos nuevas camareras, Regla Caraballo y María Márquez, encargadas de prepararla para que luciera espléndida como lo hizo en esta salida procesional en la que el ambiente rociero se trasladó al centro de Rota al paso de la virgen.

El característico sonido del pito rociero y el tamboril se hicieron notar desde la salida, el recorrido marchaba con un paso decidido, sin excesivas pausas que retrasaran la marcha. En cada calle había gente que acompañaba a la Santísima Virgen del Rocío, pero sería en su llegada a la capilla de la Caridad, donde aguardaban miembros de la junta de gobierno de la Hermandad de la Salud, donde la cifra se convirtió en importante. A medida que fue cayendo la tarde, el número de ciudadanos que arroparon a la Blanca Paloma también aumentó.

En la misma puerta del bar “Periquito”, el coro de la Hermandad del Rocío interpretó las primeras sevillanas, que se irían repitiendo a lo largo del recorrido, como sucedió en la puerta de la parroquia de la O, tras la salve que entonó el párroco de la O, José Arjona Gil. Desde la plaza Bartolomé Pérez, Callejón del Castillo, Fermín Salvochea, Arco de Regla, Blas Infante, plaza de Andalucía, Rosario hasta Castelar, no pararía el cante y las muestras de devoción.

“Un rato de Rocío parece que para el tiempo” cantaban, y por un momento lo parecía. El frío viento cedió, se rindió a las sevillanas y fandangos de la calle Castelar. La noche era idílica, una noche de ‘peregrinaje’, una noche que aunque se repita cada año siempre es especial. Nunca hay dos iguales. La Blanca Paloma concentró a múltiples personas, aplaudían, cantaban y sonreían; nada podría salir mal en ese tramo de Castelar.

Desde la acera y balcones la gente vitoreaba a la Santísima Virgen del Rocío, súplicas y halagos se sucedían durante escasos metros. Nadie alzaba sus teléfonos al aire, todos clavaban su mirada en la virgen. Parece ser que aquello que cantaron era cierto, ese rato de Rocío paró el tiempo. Todos se preguntan, entre cantos o suspiros, qué tendrá esta imagen rociera, pero dudo que busquen la respuesta. Los que la siguen prefieren arroparse al abrigo de su manto siempre rezarle cuando se pierden, como dice la sevillana. “Por eso son rocieros”.

Al finalizar el tramo de la calle Castelar, el cortejo giró a la izquierda y tomó rumbo a Prim. Y ya siguió por Higuereta, Aviador Durán, plaza San Roque, Castelar, Isaac Peral, Veracruz, Calvario y vuelta a su templo parroquial (parroquia de Nuestra Señora del Carmen) para dar por finalizada esta salida especial en pleno verano que hace que Rota reviva el ambiente rociero en agosto.

El cierre de la salida procesional concentró un elevado número de personas en torno a la Blanca Paloma. Una recogida emotiva bajo el amparo de una noche agradable, donde nadie quiso quedarse sin mirar con un especial brillo a la Santísima Virgen del Rocío. La salida fue todo un éxito, sin percances, con momentos idílicos y una veneración excelsa a la titular de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Rota.