Diario del año del coronavirus
Desayuno sin diamantes
por Balsa Cirrito
Hay una serie de cosas que no se pueden hacer en público manteniendo la dignidad. Seguro que se les ocurre un buen número de ellas. Sin embargo, creo que no pensarán en la que, según mi criterio, es la peor: desayunar.
Es realmente difícil desayunar delante de los demás y guardar al mismo tiempo una compostura honorable (desayunando en privado ocurre lo mismo, pero, si se desayuna solo, ahí me las den todas). Y no lo digo como broma o para tocar las narices. La comprobación es sencilla. Paseen una mañana de verano por entre las muchas terrazas abarrotadas de la ciudad. Y fíjense, con discreción, que tampoco es cosa de buscarse un conflicto, fíjense, digo, en las caras de los desayunantes. Rostros desencajados por el pedazo de tostada que se acaban de embuchar, masticando a dos carrillos, algunos, los más terribles, hablando al mismo tiempo que comen... Raro es ver una expresión que no nos resulte grosera o malcriada. Un horror, vamos. Supongo que el motivo es que nadie desayuna con cuchillo y tenerdor, y que con una tostada en la mano es más cómodo morder el pan hasta donde buenamente se llegue, llenarse la boca, y masticar con furia.
En fin, puede que esta resulte una observación tirando a cominera, y si no fuera por lo que voy a decir a continuación, podría considerarse una manía personal más que otra cosa. Porque donde voy es a otro sitio. Igual que les he pedido que observen los caretos de los desayunantes, ahora les pido que observen el suelo de los bares y cafeterías donde los buenos ciudadanos se jincan su colación. Cada uno de esos establecimientos tiene como una especie de radio de contaminación que se amplía según el número de clientes. Me imagino que si fuera por la calle mirando exclusivamente al suelo (que sería una manera bastante tonta de andar) sería capaz de reconocer la cercanía de un bar o cafetería por la acumulación de basura. No sé que tiene la gente que desayuna en la calle que parece creer que hay que arrojar todo al piso. ¿Tan difícil es no tirar el sobrecito del azúcar? Pues parece que sí, que dejar el sobre en el plato es una operación complicadísima, atendiendo a la poca gente que la realiza.
Soy de los que sufre cuando ve suciedad en las calles (y eso que Rota, comparada con las poblaciones que nos rodean, es oro chorreando, muy diferente a esas cochiqueras que son El Puerto de Santa María y Jerez), y los bares, especialmente a la hora del desayuno, son las mayores potencias contaminantes que existen, y la sensación que tenemos es que a los establecimientos les importa poco si la calle queda sucia, queda limpia o queda en otra dimensión mientras sigan llegando los clientes.
Ante esto, se me ocurren dos soluciones. La primera es mi favorita, pero reconozco que puede parecer un poco extravagante. Y es la siguiente: los bares y cafeterías deberían utilizar obligatoriamente servilletas grises y sobres de azúcar del mismo color, de manera que, si el público guarrindongo las arrojara al suelo, se confundieran con la tonalidad del acerado o del asfalto y apenas se notaran. Sospecho que nadie me va a hacer caso.
Segunda opción: que el ayuntamiento obligue a bares y cafeterías a que cada mesa que se halle en el exterior lleve acoplada una papelera. Considerando que en Rota abundan los lugares donde hay más mesas que calle, no sería exigirles demasiado, digo yo. Hace años no era raro que los bares adoptaran esa costumbre, ahora parece que les da lo mismo. Teniendo en cuenta que el sector de la hostelería ha conquistado la calle, y que el COVID les ha supuesto una coartada para ocupar espacio público (el número de mesas y sillas en la vía pública debe ser como cuatro o cinco veces superior a las que había antes del Coronavirus), tampoco sería un disparate pedirles tan minúscula compensación. Más que nada porque los que ensucian son ellos. Las calles de Rota que no tienen bares suelen ser extremadamente limpias (por algo nos habrán dado la Escoba de oro); sería estupendo que no percibiéramos si en una zona hay bares o hay un cementerio (cuyos ocupantes, reconozcámoslo, suelen ensuciar muy poco).
Justino "Tomasito" | Miércoles, 27 de Julio de 2022 a las 11:17:43 horas
Muchos roteñ@s no votarán al PSOE del alcalde/arquitecto Ruiz Arana,casualmente por este tema de la ocupación de la vía pública por parte de los negocios de la hostelería y restauración.Particularmente yo no lo votaré por este motivo y otros muchos más como por ejemplo el gran descontrol y desgobierno en el tema de las obras que han empezado durante estos siete años y que son incapaces de terminar y chapucearlas hasta lo indecible.El Tráfico y mala señalización una locura para todos los vecinos y visitantes,la industria la gran olvidada,el Medioambiente atacado y no defendido en Punta Candor,etc,etc...mejor me pienso otro!!
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