Gastronomía mediterránea: el jamón de bellota, su mejor aliado
El jamón ibérico de bellota es uno de los alimentos con mayor personalidad de la gastronomía española. No obstante, más allá de su característico sabor y sus innegables aplicaciones culinarias, también constituye una fuente de salud. Contemplarlo como un complemento para aderezar y enriquecer una dieta de tipo mediterráneo puede aportar un interesante valor nutricional a nuestras elaboraciones. La presencia de ácidos grasos monoinsaturados en su composición es uno de los elementos clave y una buena razón para insertarlo en una dieta equilibrada basada en proteínas, cereales, frutas y verduras.
De acuerdo con diferentes investigaciones llevadas a cabo a lo largo de la última década se ha podido concluir que llevar una dieta mediterránea como la española, la portuguesa o la italiana influye positivamente en la salud incrementando la esperanza de vida. Esto se debe a su potencial para ralentizar los procesos de envejecimiento celular o prevenir las enfermedades de tipo cardiovascular.
Una de las creencias más extendidas es que la grasa del jamón ibérico de bellota es perjudicial para la salud. En realidad, no es así. De hecho, uno de sus elementos más característicos es la calidad de su fracción grasa. Pero, ¿cuál es la razón?
Para ello, tendríamos que hacer referencia al elemento diferencial que existe entre el jamón de bellota y el jamón de cebo. Cuando hablamos de un jamón ibérico 100% bellota nos referimos a un producto que proviene de cerdos que han sido criados en unas condiciones especialmente saludables. A lo largo de su crianza se alimentan de bellotas vegetales naturales. En cambio, cuando hablamos de jamón de cebo, hablamos de aquel que proviene de un proceso de crianza basado en la alimentación con pienso, cereales y leguminosas. Además, por otro lado, el jamón ibérico de bellota se origina de cerdos que han tenido una calidad de vida especialmente buena. Desde la montanera hasta la matanza han vivido en la dehesa sin estar sometidos a situaciones o contextos estresantes, algo que no siempre ocurre con los jamones ibéricos de cebo.
El ácido oléico es un ácido graso monoinsaturado que se encuadra bajo los omega 9 y cuyo principal efecto sobre el organismo es precisamente minimizar la formación de colesterol. Una buena paleta ibérica de bellota posee una gran cantidad de ácido oleico por lo que introducirlo en la dieta con regularidad puede revertir en grandes beneficios que van desde la reducción de los niveles de colesterol LDL, es decir, el colesterol perjudicial. Su ingesta contribuye a mejorar el estado en que se encuentran nuestros sistemas endocrino y circulatorio y, en última instancia, a prevenir la aparición de enfermedades. Desde alteraciones y afecciones de tipo cardiovascular, hasta patologías de naturaleza inflamatoria como la colitis ulcerosa.
Dentro de planes de alimentación basados en la dieta mediterránea lo más recomendable es basar nuestras rutinas en fuentes de carbohidratos, es decir, cereales, frutas y verduras. Con respecto al aporte calórico de las proteínas debería situarse en torno a un 15% y en el caso de las grasas en un 30%. Cuando hablamos de jamón ibérico de bellota, en realidad nos referimos a un derivado de la carne. Esto significa que su composición destaca especialmente por el peso que tienen las grasas saludables y las proteínas.
Las principales fuentes de proteínas se encuentran en alimentos de origen animal. Desde lácteos hasta pescados y, especialmente, carnes. No obstante, a pesar de que todos ellos se encuadran bajo esta misma categoría nutricional, lo cierto es que no todos cuentan con las mismas propiedades. En realidad, no todas las proteínas son igual de saludables ni tampoco deben ser consumidas con la misma asiduidad.
En el caso del jamón ibérico de bellota, hablamos de un producto especialmente interesante para destinarse a elaboraciones de consumo frecuente. Su composición proteica es una de las razones, pero además tampoco debemos obviar su interesante contenido en vitaminas pertencientes al grupo B (entre ellas, la vitamina B12 o la B1). Además, la riqueza de su composición se extiende a materiales tan importantes como el hierro, el fósforo o el magnesio, todos ellos especialmente necesarios para prevenir problemas como la anemia u otro tipo de alteraciones en el sistema musculoesquelético.
Todas sus implicaciones beneficiosas le convierten en un ingrediente especialmente interesante para insertarlo a diario, por ejemplo, dentro del desayuno. La primera ingesta del día es especialmente importante e idealmente debería estar integrada por proteínas, frutas, cereales y grasas. Una tostada con tomate y jamón ibérico de bellota puede dar respuesta a las necesidades de proteínas que nuestro organismo tiene que, junto a un porcentaje de grasa recomendado, puede situar nuestro desayuno dentro de un rango apropiado entre lo saludable y lo nutritivo.
Uno de los principales factores de salud que se encuadran dentro del jamón ibérico de bellota se corresponde con la alimentación saludable que recibe el cerdo a lo largo de su crecimiento pero, también, a su mayor calidad de vida.
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