¿Desliz o error intencionado, a modo de carnaza? (1)
A propósito de “junina”. La irónica e inquisitiva frase del titular de hoy, me la puso en bandeja la semana pasada un amable, desconocido, atento y avisado lector de esta mi Opinión, al comentarme la entrada ‘Cuatro fechas juninas’ y cuestionar su uso basándose, eso sí, en un más que correcto argumentario (sic): “Junino/a no lo recoge el DRAE. Ni siquiera “juniano/a” que sí reconoce el Diccionario de americanismos de ASALE”. Touché y abro paréntesis cultureta.
ASALE o Asale, son siglas válidas para citar a la internacional Asociación de Academias de la Lengua Española, una institución fundada en México (1951) encargada de reunir a las distintas academias existentes (en la actualidad veinticuatro) con el fin de impulsar la unidad, integridad y desarrollo del idioma español. Ah, su lema es ‘Una estirpe, una lengua y un destino’, algo pretencioso quizás. Cierro paréntesis. Ni que decirle tengo que en absoluto anda descaminado mi pronto comentarista y lo sé porque, como hago siempre en estos casos, he tirado de diccionario, en concreto del ejemplar en dos volúmenes que tengo en la estantería de la derecha de mi mesa.
Tirando de diccionario. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), vigésima primera edición, un ya viejo compañero de años al que cada vez con más frecuencia engaño con su hermano on line. Es verdad que lo hago, qué quiere que le diga, podría, pero no debo mentirle. Sea como fuere lo cierto es que, tras su consulta, he encontrado en él y entre otros, estos adjetivos relacionados con los nombres de los meses: marceño/a y marcero/a, cualquiera de los dos como ‘propio del mes de marzo’; abrileño/a, relativo a abril; agosteño/a, ‘propio del mes de agosto’; septembrino/a, ‘perteneciente al mes de septiembre’, y decembrino/a, correspondiente a diciembre. Pero nada de los adjetivos referentes al resto de ellos, o lo que es lo mismo, ninguno que sustituya a expresiones del tipo: ‘de enero’, ‘de febrero’, ‘de mayo’, ‘de junio’, de julio’, ‘de octubre’ o ‘de noviembre’ Entonces, ¿existen o no?
¿Existen o no esos adjetivos? Pues bien, en el DRAE ya le digo que no, sin embargo, y por citar otro, en el Diccionario del español actual (1999), de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, sí se encuentran referencias a otros adjetivos derivados de esta unidad artificial de medida del tiempo que es el mes. Me refiero a mayero/a (‘de mayo’), novembrino/a (‘de noviembre’) y agostino/a (‘de agosto’), y con dichas referencias, unas citas de autores españoles que incluyen expresiones como: “las fiestas mayeras de Madrid” o “una noche mayera”; “la tarde novembrina” y también “una trasnochada agostina”, en lugar de ‘agosteña’, la del DRAE. Bien, pues estamos de nuevo en la casilla de salida, ¿qué hacer entonces?
Para empezar, ya le he escrito en más de una ocasión sobre la que “fija, pule y da esplendor” y su papel en toda esta historia, por lo que no me reitero. Sólo le recuerdo que la RAE no puede ni debe dar cabida en su diccionario a la ingente cantidad de vocablos que surgen cada día y cuya conveniencia es, cuando menos, discutible. Discutible bien porque pierden su vigencia en poco tiempo o porque son términos: específicos y especializados del vocabulario científico/técnico; de uso particular en grupos sociales concretos; o una adopción o adaptación de términos extranjeros. En cualquier caso, prudencia. Ya, pero…
¿Se pueden emplear o no? El hecho de que una palabra no se encuentre en el DRAE, no implica que ésta no exista (no porque mi nombre no aparezca en un listado donde debería aparecer, no por ello no existo), o no la podamos usar en nuestros escritos. Esa es la gracia del asunto lingüístico, el pueblo inventa palabras a discreción y es la medida de su uso la variable que le dice a la RAE si incluirla en el diccionario o no. De modo que el que escribe o habla puede usar esos adjetivos correspondientes a los meses del año, otra cosa es que sea del gusto del que lee, como es su caso, o del que oye o, bien dicho, del que escucha. Lo digo porque sabido es que no son iguales la acción de escuchar y la de oír, como tampoco las de hablar y decir, o mirar y ver.
De ahí mi pasada junina y las futuribles -Dios mediante, ¿por qué no?- enerinas, febrerinas, julianas ¿julieras?, octubrinas o noviembrinas aunque estoy convencido que Él, me refiero al Dios del mediante, tiene poco decir en este asunto ¿Qué si por mi parte, junina, ha sido un desliz o un error intencionado, a modo de carnaza? como me espeta el “culpable” de esta entrada, pues de nuevo qué quiere que le diga, o mejor, ‘Qué sabe nadie’. Sí, como el título de la popular canción que, allá por los inicios de los años ochenta empezó a cantar un ya casi cuarentón Raphael: ‘Que sabe nadie / si ni yo mismo muchas veces sé que quiero / que sabe nadie / … Pues eso, que cuarenta años no son nada. (Continuará)
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FUENTE: Enroque de ciencia
Para comenzar,... | Martes, 05 de Julio de 2022 a las 15:56:31 horas
...debo darle las gracias por los adjetivos con los que me califica, tales como "amable,..., atento y avisado".
Amigo como soy, desde la infancia, de los diccionarios -aún recuerdo mi pequeño Vox y el clásico Aristos posterior- siempre tengo a mano la versión electrónica del DRAE para una rápida consulta en caso de duda.
He de reconocer que me ha sorprendido que un sencillo comentario haya generado (por lo que parece, más de) un artículo en esta sección de "Opinión".
No obstante, si le sirve de argumento para una nueva entrega semanal, me alegro.
Mejor para todos. Todos ganamos. Usted opina y escribe y nosotros leemos y, si se tercia, comentamos.
Un saludo.
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