A lo largo de nuestras vidas siempre encontramos alguna discrepancia que desearíamos que nunca hubiera surgido, véase la pandemia del COVID-19, algún altercado que hayamos tenido con alguien mientras estábamos en la calle, o una simple pero fatal llamarada causada por unos huevos fritos que estábamos cocinando en la cocina de nuestra casa; sin embargo, una mínima llamada puede cambiar el transcurso de los acontecimientos, para nuestra suerte ellos siempre llegan rápido.

Hablo de los servicios de emergencias, aquellos que nos salvan en situaciones inesperadas, nos ofrecen su protección y les aseguro que darían la vida por nosotros, aunque ni siquiera nos conozcan. Siempre de pequeños hemos preguntado a nuestros padres incluido yo, ”¿por qué cuando suena una sirena acercándose a nuestro coche nos echamos a un lado?”, y siempre me respondían de la misma manera, “Imagínate que a la gente que van a socorrer fuéramos nosotros”, con esa frase conocida por todos nosotros, ya entendíamos de que iba el tema. Por otra parte, algunas personas siguen sin reconocer la labor que hacen por nosotros, ¿alguien sabe quién fue la persona que creó la vacuna del COVID-19?, o un mejor ejemplo, cuando detienen a alguna persona peligrosa que atenta a nuestra seguridad como por ejemplo un terrorista o algún asesino, ¿alguien sabe quién fue las persona que lo detuvo? Yo solo escucho una y otra vez el nombre de aquel terrorista o asesino, pero nada acerca sobre quién llevo la operación para detenerle.

En conclusión, le damos más importancia al fin, que, al medio usado para lograrlo, nunca sabemos qué se siente estar en esa situación hasta que se vive, me imagino a un policía o a un médico que ha terminado su servicio después de haber ayudado a varias personas durante el día preguntándose, ¿sabrán cómo me llamo?
 

Daniel Jaén Monge