Pasadas las ocho de la tarde, la carreta que porta el Simpecado de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Rota llegaba a la avenida de la Libertad acompañada por una representación de cuatro caballistas y rocieros que han formado la comitiva para arroparla en los últimos metros antes de llegar a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

Algunos vecinos roteños han esperado en las inmediaciones de la rotonda de María Auxiliadora para saludar a los romeros que tras nueve días desde que partieron de Rota han vuelto a casa con un Rocío más a sus espaldas.

Aunque este año han ido un poco más rápido que otros años, se ha repetido la misma estampa en la que los rocieros desde sus coches han entregado romero a los ciudadanos que a pie de acera los han saludado y dado de nuevo la bienvenida.

Para la hermandad de Rota ha sido un Rocío tranquilo porque pese a alguna incidencia en vehículos, no ha habido percances personales, por lo que el balance es positivo. Tanto el camino de ida como el de vuelta se ha saldado sin incidentes destacables, viviéndose momentos de mucho sentimiento, hermandad y recogimiento, pero también, como no puede ser de otra manera, de cante, baile y disfrute.

El encuentro con la Blanca Paloma en su ermita que no se producía desde 2019 se ha vivido con emoción y fe, especialmente para aquellos que viven esta romería desde la fe y la devoción.

Con la entrada de la Hermandad del Rocío de Rota por las calles de la localidad, y tras llegar a la parroquia del Carmen, donde se ha dado las gracias por una nueva edición de esta cita tan especial, se ha dado por finalizado un evento tan esperado como este.

Los rocieros vienen cansado, como es lógico, pero contentos. Esta noche toca descansar en casa y mañana día de deshacer todo el cargamento que ha servido de apoyo para estos días de convivencia. Muchos disfrutan de un día libre, otros, retomarán el trabajo con la satisfacción de haberse encontrado con Ella un año más.