El ser humano es, por naturaleza, un animal con características sociales. A lo largo de nuestra vida, las vamos desarrollando para poder crecer como personas y sobrevivir ante las adversidades.

En el siglo IV a.C., Aristóteles mencionó que cada humano posee una dimensión ndividual. Esto es, que el hombre, debido a sus cualidades, puede reconocerlas, explorarlas y usarlas para un bienestar común y ser capaz de vivir en comunidad beneficiándose así los unos a los otros. Todo este desarrollo es conocido como proceso de  socialización.

Para poder satisfacer nuestras exigencias físicas, mentales y espirituales, hemos de vivir en sociedad, puesto que no somos capaces de lidiar con nuestros problemas debido a una falta de utosuficiencia. Es por eso, que siempre buscamos la ayuda y protección de los de nuestra especie y formamos lo que llamamos comunidades.

Un ejemplo de esto son las redes sociales, las cuales nos han ayudado en esta gran labor de relacionarnos debido a su rápida expansión social. Estas nos ayudan a conectar más con aquellas personas que consideramos esenciales en nuestras vidas y tener un contacto más rápido y eficaz con estas. Es así como las nuevas tecnologías tratan de ayudarnos a comunicarnos y vivir en sociedad.

Personalmente, creo que la capacidad de relacionarnos con otras personas es esencial en nuestras vidas, ya que, como he mencionado anteriormente, sin esta habilidad, nuestro concepto de sociedad se desmoronaría por completo.

Bajo mi propia experiencia, hoy en día estoy pasando por una etapa en la que estoy valorando mucho aquellas personas con las que más contacto suelo tener, ya que me están ayudando a sobrellevar problemas y dudas mentales que me suelen venir a la cabeza muy a menudo.

Esta habilidad de relacionarse con las personas y el medio que nos rodea debería ser algo básico para todos nosotros y no podemos permitir que otras personas no sean capaces de conectar con nosotros debido a una  falta de confianza.

Roberto Rondán Marín