Viendo la televisión esta semana  me entero de la Ley del Aborto promovida por la ministra de Igualdad por la que se permite no solo abortar a chicas de 16 años, sino hacerlo sin  consentimiento de sus padres.

A jóvenes de esa edad, entre las que me encuentro, no se nos permite votar, comprar tabaco y bebidas  alcohólicas, entrar en discotecas o incluso adquirir medicinas para la tos o para para una simple gripe sin recetas de un médico pero, sí se nos permite abortar, acabar con una vida sin que eso tenga ninguna consecuencia y por supuesto, hacerlo sin que lo sepan nuestros padres.

No sé cómo es de madura la ministra de Igualdad y sus asesores pero, sinceramente, creo que tanto yo como muchas de jóvenes de mi edad tenemos muchísima más capacidad que ella para entender que abortar con 16 años no es un juego ni una decisión que se pueda tomar a la ligera sin tener un mínimo de conocimiento. Debería dar a  conocer esos estupendos reportajes donde se ve perfectamente cómo crece la vida dentro del vientre materno, así podrían reflexionar sobre lo que destruyen con su decisión y lo que ello conlleva.

Estamos en un sociedad en la que cada vez, las malas conductas tienen menos consecuencias pero me niego a no tener esperanza, sé que somos todavía muchos los jóvenes a los que no nos hace falta una panda de adultos tomando decisiones por nosotros totalmente equivocadas y a los que seguro daríamos ejemplo si nos preguntaran acerca de cosas tan importantes como acabar con una vida y hacerlo además sin el conocimiento y  apoyo de nuestros padres.

Lucía Hidalgo Florido