La sensación de antes de salir a actuar, a jugar un partido importante o a demostrar tus habilidades frente a un jurado es una sensación reconfortante. Además, uno se da cuenta del esfuerzo que ha hecho para llegar hasta ahí. Ningún deportista de élite ha llegado donde está hoy por no sacrificar ni arriesgarse; no salir con sus amigos por entrenar, suspender el plan del fin de semana por una competición... La clave para llegar al triunfo que todos ansían es la constancia, el esfuerzo y la disciplina.

A primera vista parece que es una tarea imposible dejar atrás lo que te gusta por hacer lo que te encanta, ya que debido a la sociedad en la que vives estás muy condicionado a hacer lo que hace el resto para “encajar”. Por eso, considero a los deportistas como personas arriesgadas, en el sentido de que están dispuestos a salir de “el rebaño” para seguir arriesgándose y compitiendo con otras personas iguales que ellos. Todo esto va condicionado con, como he dicho antes, la constancia, el esfuerzo y la disciplina que te dan la capacidad de seguir superándote y la satisfacción de saber que podías.

"Cuando luchamos en una situación totalmente adversa, casi siempre acabaremos perdiendo; pero habrá un día que conseguiremos darle la vuelta a la situación. Y ese día justificará todos los anteriores", menciona Toni Nadal en la imprescindible escuela de la dificultad. Muchas veces tu esfuerzo no se ve recompensado, a partir de ahí tienes dos opciones: la fácil, darte por vencido echando a perder los tres principios básicos mencionados anteriormente; y la difícil, continuar esforzándote y como la misma frase menciona, algún día conseguirás darle la vuelta a esa situación.

Los impulsos te hacen hacer lo mismo que hace el resto, lo importante es tener un poco de personalidad y  determinar lo que quieres. Esto, al fin y al cabo, es un tema de gustos pero, ¿cómo podemos ser realmente  felices?

Claudia Tinajero Campos