En la mañana de hoy, los buceadores de la Armada española, la US Navy y los del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil continúan con las labores de inmersión al fondo del mar para buscar el cuerpo de Rafael Rebollo Mateos, el buceador de 50 años que el pasado sábado a mediodía mientras buceaba en la zona del Picobarro, no salió a flote.

El espacio de búsqueda, que durante el fin de semana ha estado más cerca al Picobarro, se ha trasladado a lo largo del día de hoy unos metros hacia el espigón de la Base Naval de Rota, por donde se supone que salió la moto de agua que llevó hasta la orilla para dar la alerta el acompañante de Rafael.

De momento, la Guardia Civil mantiene el protocolo estricto de no dejar participar a nadie ajeno a los buceadores que desde el sábado forman parte del dispositivo (GEAS, Armada española y Marina americana) aunque desde el Club Urta mantienen su predisposición a echarse al mar en cuanto que den permiso. Entienden que hay una investigación abierta pero son conocedores a la perfección del fondo marino de esa zona, y conocen cada roca, cueva o recoveco donde pueda estar el cuerpo de Rafael, pero el protocolo es estricto y de momento, pese a lo que se dijo ayer, no hay autorización.

Si se diera, ahora mismo habría más de diez buceadores dispuestos a sumergirse, por eso, sigue estando junto a la familia en la zona de rastreo donde los nervios y la ansiedad por las horas que pasan están haciendo mella.

Los familiares solo quieren que Rafael aparezca para darle sepultura y que descanse en paz, y no entienden a estas alturas ni de protocolo ni de indicaciones de superiores, solo piensan en recuperar el cuerpo cuando a las 15.00 horas de este lunes se cumplen 48 horas exactas del inicio de la búsqueda. Los nervios están jugando malas pasadas, como es lógico en una situación así, y se han vivido momentos de tensión esta mañana solo movidos por el deseo de acabar con esta angustia.

De momento, no hay resultados, ni una sola pista de dónde puede estar el cuerpo de este buceador que se conocía a la perfección la zona.

La familia, que permanece a pie de paseo protegida por una pequeña carpa facilitada por un empresario de Rota a petición de un vecino, está siempre acompañada por vecinos y allegados. También autoridades locales están en contacto con ellos, pero no  tienen ninguna competencia para intervenir como le piden los familiares aunque se hacen eco de sus peticiones a las instancias superiores.