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Carlos Roque Sánchez 1
Sábado, 12 de Marzo de 2022

Lluvia, poesía y música

[Img #162265]Lluvia y poesía. Escribo estas líneas sentado en la margen derecha, la del arrabal de poniente, del río Guadalquivir a su paso por Sevilla, mientras observo y oigo caer la lluvia sobre la hoy lisa superficie del otrora romano ‘Baetis’ o ‘Betis’, conocido después por los árabes como ‘Wadi al-Kabir’ o “río grande”. Lo hago mientras al fondo, en la orilla capitalina de levante, veo medio correr por la acera del paseo a gente que han olvidado el paraguas o el impermeable, y buscan el refugio bajo la copa de unos árboles a los que llegan en improvisada carrera, esquivando charcos y evitando resbalones. Llueve por fin, pero ni mucho ni poco y, por descontado, de manera insuficiente, muy insuficiente, llevando lo que llevamos. Mientras lo hace, de manera voluntaria a la vez que consciente, se me ocurre pensar de dónde ha de venir el viento para traer la lluvia: ¿Del crepuscular occidente o ha de ser del sur? ¿Quizás del naciente oriental? ¿Acaso ha de ser del norte?, o mejor no, que este viento espanta las nubes. La verdad que ni me acuerdo ni importa, no es esta la cuestión que hace hoy al caso.

 

Es entonces cuando, ahora inconsciente e involuntariamente, me viene a la memoria mi poeta de cabecera y su poema Recuerdo infantil, del poemario Soledades (1903), el que arranca con: Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de lluvia tras los cristales. / Es la clase. En un cartel / se representa a Caín / fugitivo, y muerto Abel, / junto a una mancha carmín. / Con timbre sonoro y hueco / truena el maestro, un anciano /. Me acuerdo y además, claro que hace al caso. Porque la lluvia, si nos coge bien resguardados en casa, no solo nos propicia algún momento de nostalgia y nos recuerda los muchos beneficios que su presencia nos reporta, sino que también nos invita a escuchar buena música o aquella que nos gusta (lo mismo da que da lo mismo). Y hablando de lluvia y Sevilla, ya sabe lo que dicen.

 

“La lluvia en Sevilla es una pura maravilla”. Doy por hecho que la ha oído en multitud de ocasiones e incluso la habrá pronunciado usted mismo en días como estos, en los que las nubes descargan sobre la ciudad. Una frase que a veces se acorta eliminando el adjetivo, “La lluvia en Sevilla es una maravilla”, y una cualidad ésta, con la que no todo el mundo está de acuerdo al depender de la época del año en la que ocurra. Me refiero a las próximas festividades de Semana Santa y Feria de Abril o lo que es lo mismo, la forma de entender la lluvia al sevillano modo. Bien, mas, ¿desde cuándo existe este dicho? ¿cuál es su origen?

 

Todo apunta a que pertenece al siglo pasado y está ligada al mundo cinematográfico, en concreto a la película ‘My Fair Lady’, dirigida en 1964 por George Cukor y basada en una comedia homónima de 1956, a su vez inspirada en la obra teatral ‘Pigmalión’ de 1913, escrita por George Bernard Shaw. Es en dicha película donde su protagonista, Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), pronuncia la frase como una especie de pequeña rima en inglés, “The rain in Spain stays mainly in the plain”, y que traducida ha devenido en la que ya conoce. La misma que, quitando la rima que además no es la misma, y la palabra lluvia, poco o nada tiene en común con la expresión inglesa original. De hecho, hace referencia a la lluvia en la ciudad hispalense y no en España como dice la frase original, ¿por qué?

 

Poesía y música. Pues por una sencilla cuestión de doblaje, para aportar la rima que la frase exige a fin de generar la esencia de la mítica escena. Y lo dejo aquí, que no le quiero destripar lo mollar si es que lo desconoce, aunque sí le diré que no es esta la única versión que existe, en la que se reinterpreta la frase. En un par de obras de teatro se puede oír: “El juez jugó en Jerez al ajedrez” o “La lluvia en España, los bellos valles, baña”. Ya ve, todo sea por la rima y que Eliza Doolittle perfeccione su acento. Hablando de rima y tras “la nota cultureta”, retomo al poeta: mal vestido, enjuto y seco, / que lleva un libro en la mano. / Y todo un coro infantil / va cantando la lección: / «mil veces ciento, cien mil; / mil veces mil, un millón». / Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de la lluvia en los cristales. Por cierto, aparte de los sonidos de las gotas cayendo, ¿qué música oye en casa los días tristes y apagados como estos? ¿cuál es su lista de canciones para la lluvia?

 

CONTACTO: [email protected]

FUENTE: Enroque de ciencia

 

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  • Hermano Lobo

    Hermano Lobo | Miércoles, 16 de Marzo de 2022 a las 19:52:33 horas

    Pues mientras utilizo el ordenador, aprovecho la inmensa variedad de música, tanto de autores clásicos como compilaciones de toda clase de melodías relajantes de música del siglo pasado.
    Siempre, llueva o no.

    Saludos.

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