A propósito de marzo
Origen del nombre. Proviene del latín Martius, que era como se conocía al primer mes del antiguo calendario romano que, originariamente, constaba de sólo diez y 304 días. Fue el rey Numa Pompilio, segundo rey de Roma, quien en el 713 a. C. añadió dos más (enero y febrero), a fin de paliar los cada vez mayores desfases temporales que se producían entre el paso calendario del tiempo y las llegadas de las estaciones meteorológicas, que no astronómicas del año. Con ellos se completó el año lunar hasta los 355 días y algo mejoró el asunto calendario. Marzo, que toma su nombre del dios romano de la guerra, el fiero Mars, una asociación nada inocente ésta ya que era, precisamente en este mes, cuando se iniciaban las campañas bélicas aprovechando la bonanza climática de la por llegar primavera.
Ya de la que va, recordar que, desde el campo de la etimología, los nombres de todos los meses tienen raíz latina, aunque existe una diferencia categórica entre ellos. Mientras el de los ocho primeros -de enero a agosto- proviene del nombre de dioses o dirigentes romanos como Julio Cesar y Augusto, los cuatro restantes -septiembre, octubre, noviembre y diciembre- lo tienen por una mera cuestión de orden, al ocupar por aquellos entonces las posiciones séptima, octava, novena y décima del calendario. Algo que cambió unos siglos después.
Marzo y Marte. Un mes que en la actualidad y desde el año 153 a. C. ocupa el tercer lugar en el actual calendario gregoriano y contiene treintaiún días, aunque esto no siempre fue así. Ni siempre ocupó ese lugar, antes fue el primero, ni tuvo ese número de días, esto se lo cuento en otra Opinión. Además, se trata de un mes interestacional al contener entre sus días al invierno y la primavera; lo es, como el invierno es una estación interanual al estar comprendida entre dos años naturales. En otro orden de asuntos, ni que decir tiene que el nombre también guarda relación con el planeta homónimo, Marte.
Su rojo color, tan relacionado con la sangre, hizo que se le considerara desde tiempos antiguos como un símbolo del dios de la guerra. De hecho, incluso, en el campo de la astronomía, en no pocas ocasiones se hace referencia a él como el ‘Planeta Rojo’. En orden de proximidad al Sol es el cuarto del sistema solar y forma parte de los llamados telúricos o de naturaleza rocosa como la Tierra, si bien, de los planetas interiores -junto a Mercurio, Venus y Tierra-, es el más alejado y, en muchos aspectos, el más parecido al nuestro.
De los idus de marzo. La historia es también antañona. Con el término idus los romanos designaban en su antiguo calendario los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los 13 del resto de los meses del año. De modo que la expresión idus de marzo correspondía al decimoquinto día del mes, unos días que en principio y según la creencia popular, eran de buenos augurios, o sea, jornadas portadoras de buenas noticias, o al menos así lo fue hasta que un revés de la historia, hizo cambiar esta simbología de buen presagio. Porque un 15 de marzo, en concreto del año 44 a. C, Julio César murió asesinado y desde entonces, su significado buenista cambió. No insisto en este significado ya que fue tratado en las opiniones ‘Idus de marzo’ e ‘Idus de marzo musicales’.
Otros referentes temporales romanos además de los idus fueron las calendas (primer día de cada mes) y las nonas (quinto día excepto en marzo, mayo, julio y octubre, que era el séptimo), y aunque con el cambio de calendario, alrededor del siglo III, estas denominaciones para los días terminaron siendo sustituidas por las actuales de la semana, lo cierto es que los idus se han seguido utilizando popularmente, durante los siglos siguientes.
Del equinoccio de marzo y el cambio de hora. Unos días después de los idus, en este año del Señor de 2022 el domingo 20, tiene lugar uno de los dos equinoccios anuales, en este caso el equinoccio de marzo, que aquí en el hemisferio norte llamamos equinoccio de primavera, si bien ya hemos comentado en otras ocasiones lo confuso de esta denominación por lo que lo dejo aquí.
Porque este mes viene cargado con otra fecha de relevancia, la del cambio de hora que en España se produce siempre en la madrugada de su último domingo, de forma que este 27 marcero, a las dos de la madrugada hora peninsular y Baleares, deberemos adelantar nuestros relojes para ponerlos a las tres horas, recuperando así el horario estival. En Canarias, naturalmente, la una de la madrugada pasará a ser las dos, y en todo el país este día tendrá, oficialmente, una hora menos. Sobre si será éste el último cambio horario que hagamos y con cuál de ellos nos quedaremos, nadie le puede responder pues hasta la fecha nada está decidido. Los científicos no se ponen de acuerdo y el gobierno está a verlas venir, así que mejor le dejo con el refranero español: ‘Cuando marzo mayea, mayo marcea’.
CONTACTO: carlosroquesanchez@gmail.com
FUENTE: Enroque de ciencia
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